Comunicado Nº 2 del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, 1967


Comunicado del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, en 1967, comandado por Ernesto Che Guevara.




Al Pueblo Boliviano
Comunicado N° 2
Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria

El día 10/4/67 en horas de la mañana cayó en una emboscada la patrulla enemiga conducida por el Teniente Luis Saavedra Arombal e integrada en su mayoría por soldados del CITE. En el encuentro murió el citado oficial y los soldados Angel Flores y Zenón Prada Mendieta y resultó herido el guía Ignacio Husarima del regimiento Boquerón, hecho prisionero junto con otros 5 soldados y un suboficial. 4 soldados lograron escapar, llevando la noticia a la base de la compañía del Mayor Sánchez Castro, el que, reforzado con 60 hombres de una unidad vecina, avanzó en auxilio de sus compañeros, siendo sorprendido por otra emboscada que costó la vida al Tte. Hugo Ayala, al suboficial Raúl Camejo y a los soldados José Vijabriel, Marcelo Maldonado, Jaime Sanabria y dos más no identificados por nosotros.

En esta acción fueron heridos los soldados Armando Quiroga, Alberto Carvajal, Fredy Alove, Justo Cervantes y Bernabé Mandejara, aprisionados junto con el Comandante de la Compañía, Mayor Rubén Sánchez Castro y 16 soldados más.

Siguiendo una norma del E.L.N., curamos los heridos, con nuestros escasos medios y pusimos en libertad a todos los prisioneros, previa explicación de los objetivos de nuestra lucha revolucionaria.

Las pérdidas del ejército enemigo se resumen así: 10 muertos, entre ellos dos tenientes, y 30 prisioneros, incluyendo al Mayor Sánchez Castro, de los cuales 6 resultaron heridos. El botín de guerra es proporcional a las bajas enemigas e incluye un mortero de 60 mm., fusiles ametralladoras, fusiles y carabinas M-1, y subametralladoras. Todas las armas con su munición.

En nuestro campo debemos lamentar una baja, disparidad de pérdidas comprensible si se tiene en cuenta que en todos los combates hemos elegido el momento y lugar de desencadenarlo y que los jerarcas del Ejército boliviano están enviando soldados bisoños, casi niños, al matadero, mientras ellos inventan partes en La Paz y luego se dan golpes de pecho en funerales demagógicos, ocultando el que son los verdaderos culpables de que la sangre corra en Bolivia. Ahora se quitan la máscara y comienzan a llamar «asesores» norteamericanos; así se inició la guerra de Viet Nam que desangra a ese pueblo heroico y pone en peligro la paz del mundo. No sabemos cuántos «asesores» enviarán contra nosotros (sabremos hacerles frente), pero alertamos al pueblo sobre los peligros de esa acción iniciada por los militares entreguistas.

Hacemos un llamado a los jóvenes reclutas para que sigan las siguientes instrucciones: al iniciarse el combate tiren el arma a un lado y llévense las manos a la cabeza permaneciendo quietos en el punto donde el fuego los sorprendiera; nunca avancen al frente de la columna en marchas de aproximación a zonas de combate; obliguen a los oficiales que los incitan a combatir a que ocupen esta posición de extremo peligro. Contra la vanguardia tiraremos siempre a matar. Por mucho que nos duela ver correr la sangre de inocentes reclutas, es una imperiosa necesidad de la guerra.

Ejército de Liberación Nacional de Bolivia