Compendio de la historia civil del reyno de Chile/Libro I

COMPENDIO
DE LA HISTORIA CIVIL
DEL REYNO DE CHILE.

LIBRO PRIMERO.

CAPÍTULO I.

ORIGEN, FISONOMIA, Y LENGUA

de los Chilenos.

El orígen de los primeros habitantes de Chile se halla envuelto en densas tinieblas lo mismo que el de los demas Americanos. No hay allí monumento que pueda en modo alguno esclarecer una investigacion tan interesante. El uso de escribir, aquel arte maravilloso que nos hace presentes los siglos mas remotos, era enteramente desconocido, quando penetraron los Européos. La tradicion, que podria suplir á este defecto, se encuentra de tal modo obscura y vacilante entre aquellos nacionales, que no se puede deducir ninguna luz para satisfacer una razonable curiosidad. Muchos de ellos se tienen por originarios del mismo pais, miéntras los otros se creen de estirpe forastera, señalando por habitacion primitiva de sus progenitores ya el Septentrion, ya el Occidente.

La comun opinion quiere que la poblacion de la America se hiciese por el Nordeste de la Asia, supuesta la facil comunicacion nuevamente descubierta de aquella parte entre el uno y el otro continente. Pero no es tan extravagante como podria parecer á primera vista la opinion adoptada por aquellos Chilenos, que se dicen oriundos de los lugares occidentales. Después de los descubrimientos hechos por los Ingleses en la mar del Sur, se sabe que entre la América y la Asia Austral hay una cadena de infinitas islas, que son quizá los residuos de alguna gran tierra que por aquella parte aproximaba los dos continentes, y que podrian haber facilitado el pasage de este emisferio á las opuestas regiones Americanas. Por lo qual seria muy posible que mientras la América Septentrional se poblaba por el Norueste, la Meridional hubiese recibido sus habitantes de las provincias Australes del Asia. Las naciones establecidas en esta porcion del Nuevo-mundo son generalmente de un carácter dulce, que se acerca mas á el de los Asiaticos meridionales, que á la ferocidad de los Tártaros septentrionales. Las lenguas allí, aun son suaves y abundantes de vocales, como las de la India Oriental. La influencia del clima verdaderamente puede modificar los lenguages, pero jamas llegará á desfigurar del todo su primogénita estructura.

Los Chilenos llaman á los primeros hombres, de los quales descienden, Peñi Epatun, que quiere decir, los hermanos Epatun; pero á excepcion del nombre, no saben otra cosa de la Historia de estos hermanos sus Patriarcas. Los llaman tambien Glyche, esto es, hombres primitivos, ó del principio, y en sus congregaciones los invocan juntos con sus divinidades, entonando en alta voz: Pom, pum, pum, mari, mari, epunamun. Amimalguen, Peñi Epatum, &c. Los tres primeros vocablos son al presente de incierta significacion, y podrian tomarse por una suerte de interjeccion, si la voz puon con que los Chinos nombran al primer hombre creado, ó salvado de las aguas, no nos induxese á sospechar que podrian tener una nocion análoga. Los Lamas, ó Sacerdotes del Thibet, pronuncian tambien freqüentemente en sus rosarios las tres sílabas hom, ha, hum, ó om, am, um, como dicen los habitantes del Indostan, las quales en cierta manera corresponden á los Chilenos arriba dichos.

Parece que en los primeros tiempos no se hubiese establecido en Chile mas que una sola nacion; todas las Tribus indigenas que habitan allí, aunque independientes las unas de las otras, hablan el mismo lenguage, y tienen la misma fisonomía. Los que habitan en las llanuras son de buena estatura, pero los que se crian en los valles de la cordillera, sobrepasan en la mayor parte la estatura comun. Quizá el ayre mas sutíl y puro que se respira allí, ó el continuo exercicio de subir y baxar por aquellos fragosos peñascos, comunica mayor vigor á sus corporaturas. Los aspectos de los unos y de los otros son regulares, y nunca han tenido la loca fantasia, seguida de otros salvages, así del nuevo como del viejo continente, de querer corregir la naturaleza poniendose disformes los semblantes, para hacerse mas bellos, ó mas formidables. Esto supuesto, Mr. de Buffon fue mal informado quando escribió en su Tratado del Hombre, que los Chilenos usan alargarse las orejas.

Aunque su encarnadura sea de un color obscuro inclinado al roxo, como el de los otros Americanos, este obscuro todavia es de una tinta mas clara, y facilmente se cambia en blanco. Entre ellos hay una tribu establecida en la provincia de Boroa, cuyos individuos son blancos y rubios sin ser mixtos. Esta variedad, que puede derivar de qualquiera influencia del clima que ellos habitan, ó de la mayor cultura que allí se observa, pues en ninguna otra cosa difieren de los demas Chilenos, es atribuida por los escritores españoles á los prisioneros de su nacion confinantes en aquella provincia; durante la infeliz guerra del siglo XVI. Pero así como los prisioneros Españoles fueron igualmente dispersos entre todas las demas provincias de los vencedores Araucanos, donde no se ven blancos, así parece que esta opinion sea poco fundada. A mas de esto, los primeros Españoles que pasaron alli, siendo todos de las Provincias meridionales de España, en las quales son raros los rubios, no podian dexar una posteridad tan diferente.

Siempre que se reflexîone la armoniosa estructura y riqueza de la lengua propia de este pais, parece que la nacion Chilena haya sido en otro tiempo mas culta de lo que es al presente, ó á lo menos que ella sea un residuo de algun gran pueblo ilustrado, el qual debió caer por alguna de aquellas revoluciones físicas, ó morales, á las quales está tambien sujeto nuestro globo. La perfeccion de las lenguas sigue constantemente la de la civilizacion; ni se puede comprehender como una nacion siempre salvage, que jamas ha sido limada ni por las sabias leyes, ni por el comercio, ni por las artes, pueda hablar un idioma culto, expresivo, y abundante. La copia de las palabras de un lenguage, presupone un número correspondiente de ideas claras en el complexô de los individuos que las hablan, las quales en un pueblo rústico son, y deben ser necesariamente muy limitadas.

La lengua de Chile es de tal modo copiosa, que á juicio de todos aquellos que la han poseido con alguna perfeccion, se necesitaria mas de un grueso volumen para hacer de ella un completo diccionario, pues que á mas de las voces radicales, que son muchisimas, el uso de las composiciones es allí tan freqüente, que en cierta manera puede decirse que en esto consista la esencia de aquella lengua. Cada verbo, ó por derivacion el por union, se hace raiz de otros mumerables verbos y nombres, así adjetivos como substantivos, los quales reproducen otros secundarios, modificandose en cien maneras diferentes.

No hay en ella parte alguna de la oracion de la qual no pueda formarse un verbo peculiar con solo añadirle en el fin una n. Tambien de las particulas mas simples derivan varios verbos propios, que comunican una gran precision y fuerza al discurso. Pero lo que verdaderamente sorprehende en esta lengua es, que no se encuentra en ella nombre alguno ni verbo anomalo. Todo en ella es reglado, por decirlo así, con un mecanismo geométrico, donde se distingue un gran artificio con una suma simplicidad, y una relacion tan ordenada y constante entre los preceptos gramaticales, que dependiendo siempre los subsiguientes de los antecedentes, su teórica se hace facil, y se puede aprender cómodamente en pocos dias.

Esta suma analogía ó regularidad, podria dar á primera vista una idea poco favorable de la extension del genio de aquellos que formaron ó cultivaron este idioma, porque las lenguas primitivas fueron, como es notorio, muy regulares en sus principios, esto es quando eran rústicas. Pero se forma un concepto muy diverso á la hora que se hace atencion al complexô de ideas que deberian concurrir para establecer en ella la construccion, y para modificar los vocablos en tantas maneras diferentes, sin el embarazo de los preceptos particulares.

A mas de esta ventaja, qualquiera que sea, la misma lengua abunda tambien de sílabas dulces y sonoras: por esta causa su melodia es muy graciosa y variada; y seria de mayor agrado a los oídos, si la letra u se usase con menos freqüencia, defecto de que no se hace gran caso, excepto en la lengua latina, la qual ha sido en esto felizmente enmendada de sus hijas, y en particular de su primogénita la italiana, que ha procurado apartar, singularmente en las finales, el tétrico sonido que deriva de ella.

La lengua Chilena es diferente de todas las otras lenguas que se hablan en América, no menos por las voces que por la estructura. No obstante se encuentran de diez y ocho á veinte palabras del idioma Peruano, las quales, respecto la inmediacion de ambos Reynos, no es de admirar que se hayan introducido en ella. Pero lo que puede parecer singular es, que se encuentren en esta lengua vocablos, que parecen de origen griego, ó latino del mismo significado, los quales para satisfacer la curiosidad de los etimologistas apuntaré en el compendio de la misma habla, que se encontrará al fin de este volumen, aunque yo no vea mas que una mera accidentalidad.

CAPITULO II.

CONQUISTA DE LOS PERUANOS

en Chile.

Los Chilenos empiezan á hacer figura en la historia despues de la mitad del siglo XV de nuestra era. Los hechos anteriores á ésta época permanecen sepultados en la obscuridad de los tiempos por falta de monumentos. Las primeras noticias que tenemos de ellos, las han suministrado los anales del Perú, cuyos habitantes, como mas civiles, fueron mas solícitos en conservar la memoria de los sucesos notables.

Los Peruanos cerca de este tiempo habian ya dilatado su Imperio desde el Equador hasta el trópico de Capricornio. El reyno de Chile, que principia desde aquella parte, era una adquisicion demasiado importante para escaparse de las ambiciosas miras de aquellos conquistadores. Este pais, que se extiende á lo largo del pacifico Océano por el espacio de 1260 millas, goza de un clima delicioso y saludable. La vasta montaña de la cordillera que lo circuye hácia Levante, derrama en él un gran número de copiosos rios, los quales promueven su fecundidad natural. El terreno montuoso hácia el mar, y llano hácia los Andes, es adaptable á toda suerte de producciones, y abunda de minerales de oro, de plata, y de otros útiles metales.

La poblacion, favorecida de la amenidad del pais, era en esta época, segun lo que se puede conjeturar, bastante numerosa. Los habitantes se dividian en quince Tribus ó Pueblos independientes entre ellos, pero sujetos á algunos Xefes, que se llamaban Ulmenes. Estos pueblos, principiando á numerarlos desde el Septentrion al Mediodia, se nombraban Copiapinos, Coquinbanos, Quillotanos, Mapochinos, Promaucaes, Cures, Cauques, Pencones, Araucanos, Cuncos, Chilotes, Chiquillanos, Pehuenches, Puelches, y Guilliches.

El Inca Yupanqui, que segun mi cómputo, reynaba en el Perú hácia el año de 1450, informado de estas ventajosas qualidades de Chile resolvió tentar su conquista. Con esta mira, se dirigió con un poderoso exército á las fronteras de este reyno. Pero ó fuese por temor de exponer su persona, ó por estar mas en disposicion de suministrar los socorros necesarios á la execucion de su designio, se encerró con su Corte en la provincia limítrofe de Atacama, y confio la empresa á Sinquiruca, Príncipe de la sangre real.

Este General, precedido, segun la plausible costumbre de los Peruanos, de varios Embaxadores, y seguido de un grueso cuerpo de tropas, subyugó mas con la persuasion que con la fuerza á los Copiapinos, Coquimbanos, Quillotanos, y Mapochinos. Después pasado el rio Rapel, fue á atacar los Promaucaes, que no habian querido rendirse á las insinuaciones de sus Embaxadores. Este Pueblo, cuyo nombre significa en lenguage Chileno baylarines libres, ó gente dedicada al bayle, habitaba el delicioso pais, que yace entre el susodicho rio Rapel, y el de Maule, donde se distinguía entre todos los nacionales por su genio inclinado á todo genero de divertimientos. Sin embargo los placeres no le habian afeminado el ánimo. El hizo frente con heroyco valor al exército Peruano, y lo deshizo enteramente en una batalla que duro, segun el Historiador Garcilaso, tres días consecutivos, por los freqüentes socorros de gente que llegaban á ambos partidos.

El Inca, informado del infausto suceso de sus armas, y del insuperable valor de aquellos habitantes, ordenó que el rio Rapel sirviese en adelante de límite á sus estados por aquella parte. Garcilaso dice que el rio Maule, pero no es verosimil que el pueblo vencedor quedase comprehendido dentro de los términos del vencido. Efectivamente, no lejos del rio Cachapoal, el qual junto con el Tinguiririca forman el Rapel, se ven hasta ahora sobre una colina cortada perpendicular los residuos de una fortaleza de estructura Peruana, que sin duda cubria por aquella parte las fronteras del Imperio contra los ataques de los indómitos Promaucaes.

Así Chile permaneció desde entonces hasta despues dividido en dos partes, la una libre, y la otra sujeta á una dominacion extrangera. Los pueblos que con tanta facilidad se habian rendido á las persuasiones de los Peruanos, quedaron sujetos á pagar en oro un tributo anual que jamas habian conocido. Pero los conquistadores, ó no se atrevieron, ó no pudieron introducir en las provincias subyugadas su forma de gobierno. Los Chilenos sometidos, no menos que los libres, conservaron hasta el arribo de los Européos sus costumbres, las quales no eran tan rústicas como algunos se imaginan.

CAPITULO III.

ESTADO DE LOS CHILENOS

antes del arribo de los Españoles, agricultura y alimentos.

Los hombres en los progresos que hacen para adelantarse hácia la perfeccion de la vida civil, pasan succesivamente por quatro grandes estados ó periodos. De cazadores se hacen pastores, despues agricultores, y finalmente comerciantes, época que forma el hombre verdaderamente civil. Los Chilenos quando fueron conocidos la primera vez de los Españoles, se encontraban en el tercer periodo: ellos no eran ya cazadores, sino agricultores. El Doctor Robertson, pues, generalizó demasiado sus ideas quando los colocó en el Rol de Cazadores, profesion que ellos quizá no abrazaron, sino en los primeros tiempos de su establecimiento en Chile. Cansados bien presto del fatigoso exercicio de la caza, que en aquel pais no es muy abundante, y teniendo pocos animales domesticados, se dedicaron temprano á cultivar aquellas plantas nutritivas, que la necesidad ó las circunstancias les había hecho conocer. Así la necesidad, y no la eleccion fue la que les obligó á pasar rápidamente al tercer periodo de la vida sociaL

Estas plantas, las quales hemos ya descripto en el Compendio de la Historia Natural, fueron el maiz, el magu, especie de centeno, el guegen, y la tuca, suerte de cebada, la quinoa, los frixoles de diferentes clases, las papas, el oxalis tuberosa, la calabaza comun, y la amarilla, el pimiento de Guinea, el madi, planta oleosa, y la gran fresa Chilena. A estas provisiones no despreciables añadieron el pequeño conejo, el chilihueque, ó sea el camello Araucano, que les suministraba buena carne para comer, y lana para vestir; y si la tradicion merece ser atendida, tenian tambien el puerco y la gallina. El dominio de ellos sobre la creacion animal no se habia extendido á mas, aunque hubieran podido domesticar del mismo modo el guanaco, animal utilísimo, el pudu, especie de cabra silvestre, y varias suertes de páxaros, de los quales abunda su pais.

No obstante con estos productos, encontrados por su mediocre industria, se sustentaban cómodamente, y aun con alguna abundancia, atendidas las pocas necesidades que entonces podian tener. Por este motivo los primeros Españoles, que penetraron allí, baxo la conducta de Almagro, encontraron en los primeros valles de aquel reyno víveres en gran copia para restablecerse de la hambre padecida durante su imprudente marcha hasta Chile, por los desiertos confínes de la parte del Perú.

Asegurada de este modo la subsistencia, de la qual deriva la poblacion, ellos se propagaban felizmente, como apuntamos arriba, baxo aquel benigno clima. Por lo qual no parece que hayan exâgerado mucho los primeros Escritores, quando dixeron haber encontrado aquellas campañas llenas de gente. Lo cierto es que en todo aquel reyno no se hablaba mas que una lengua, lo que prueba que aquellas Tribus comunicaban muy bien entre sí, y no eran aisladas, ni divididas por vastos desiertos, ni por grandes lagunas ni bosques, los quales, al contrario de lo que se refiere de muchas otras partes de la América, se encontraron allí de cortísima extension, como son al presente.

Parece que la agricultura hubiese hecho ya algun progreso notable en esta nacion, porque encontramos las susodichas especies de plantas alimentarias esparcidas en muchas variedades, todas señaladas con nombres peculiares, lo que no puede provenir sino de una larga y variada cultura. Se ven tambien en varias partes del reyno canales conducidos con inteligencia, de los quales aquellos naturales se servian para regar sus campos. Entre estos merece particular atencion, por su subsistencia y direccion, el canal que costea por el espacio de muchas millas, las ásperas faldas de los montes vecinos á la capital, y que baña la tierra situada al Septentrion de la misma. Conocian tambien el uso de estercolar las tierras, que ellos llamaban vunaltu, aunque se prevaliesen poco del en atencion á la gran fecundidad natural del terreno. Faltos de animales robustos para labrar la tierra, la movian con una azada de leño duro, empujandola con el pecho dentro del terreno; pero siendo esta una operacion demasiado larga y fatigosa, es de admirar como no buscasen otra manera mas expedita, y menos trabajosa. Se encuentra al presente entre ellos una especie simplísima de arado, dicho chetague, el qual consiste en un madero curvo hacia una de sus extremidades, donde tiene introducida la reja de la misma materia, con su esteva para gobernarlo. No se sabe si este rústico arado, que parece el modelo de los primeros arados del mundo, sea una invencion antigua de su industria, ó lo hayan aprendido de los Españoles. Su misma simplicidad nos hace dudarlo. El Almirante Spilberg observo que los habitantes de la Mocha "Isla situada en el mar Araucano, donde los Españoles no se habian establecido, se servian de este arado, tirado de dos chilihueques, para cultivar sus campos, y los hermanos Bry, que refieren este hecho, añaden, que los Chilenos con la ayuda de aquellos animales labraban sus terrenos, antes que recibiesen los bueyes de la Europa. De qualquiera modo que esto sea, lo cierto es que aquella especie de camello era empleada, antes de esta época, para bestia de carga; y el tránsito de cargar á arrastrar no es muy dificil. Basta que el hombre conozca una vez la utilidad que pueda sacarse de qualquiera cosa, para que de grado en grado trate de aplicarla á otros objetos que le sean ventajosos.

Es opinion generalmente adoptada, que los primeros hombres comiesen los granos crudos luego que empezaron á servirse de ellos para su alimento. Pero esta comida, saliendoles insípida y dificil de masticarse, tomaron el partido de tostarla, ó de cocerla, machacando facilmente entre las manos el grano tostado, tuvieron la idea de la harina, y luego por grados vinieron á hacer la poleada, las tortitas, y despues el pan. A la época de que tratamos ya no comian los Chilenos los granos crudos; los cocian en ollas aparentes, ó los tostaban en la arena caldeada, operacion que los pone menos viscosos, y mas ligeros. Pero no concentos de aderezarlos de este modo, que fué siempre el uso mas comun entre las naciones acabadas de salir de la vida selvática, llegaron á hacer dos suertes de harina, esto es, la tostada, á la qual dieron el nombre de murque, y la cruda, que llamaron rugo. Con la primera hacian poleadas, y cierta bebida que usan tambien por almuerzo, en lugar de chocolate. Con la segunda se preparaban las tortitas, y aun el pan, dicho entre ellos couque, el qual cocian en hoyos excavados en forma de hornos, en las faldas de los montes, ó en los barrancos de los rios, un gran numero de los quales se conserva hasta ahora en todo aquel pais.

Se admira tambien como ellos llegasen a inventar una especie de cedazo nombrado chiñigue, para separar del salvado, que llaman amchi, la flor de la harina, dicha achiul. Pero lo que puede paracer mas singular es, que hiciesen uso tambien de la levadura; porque á tal descubrimiento no se puede llegar sino insensiblemente, mediante el raciocinio, ó la observacion: si es que un feliz accidente no haya concurrido á ello, como es muy probable que sucediese quando se empezó á emplearla en el uso del pan.

No solo los granos señalados, pero aun las simientes de varios árboles susceptibles de fermentacion, les suministraban nueve á diez suertes de licores embriagantes, que hacian fermentar, y conservaban en vasos de tierra, como acostumbrában los Griegos y los Romanos. Este refinamiento de economía doméstica, si acaso no es una verdadera necesidad, parece connatural al hombre en qualquiera estado que se encuentre, pero especialmente quando se reduce á vivir en compañía con sus semejantes. El hallazgo de licores fermentados sigue inmediatamente al de los alimentos. Así es de creer, que el uso de tales bebidas sea muy antiguo entre las tribus Chilenas; tanto mas, quanto el pais suministra en abundancia materiales para hacerlas.

CAPITULO IV.

ESTABLECIMIENTOS, GOBIERNO

y artes.

La agricultura es el manantial principal de la sociedad, y de las artes. Apenas una familia vagante, ó por genio ó por necesidad, comienza á cultivar un terreno, quando se fixa en él por natural inclinacion; y no haciendo mas caso de la vida errante y solitaria, busca la compañia de sus semejantes, cuyos reciprocos socorros al momento empieza á creerlos necesarios para su bien estar. Los Chilenos, abrazado el estado de vida sedentaria, indispensable á una nacion agrícola, se congregaron en familias, mas ó menos numerosas, en los territorios adaptables á sus profesiones, formando en ellos, ya lugares grandes que llamaban cara, nombre que al presente dan á las ciudades Españolas, y ya pequeños, que nombraban lov. Pero estas accidentales congregaciones no tenian la forma de las presentes poblaciones Européas; pues que por la mayor parte no consistian sino en chozas, aquí y allí dispersas, á la vista las unas de las otras, precisamente del modo que eran los establecimientos Alemanes hasta el siglo de Carlo Magno. Permanecen aun algunos de estos lugares en varias partes del Chile Español [1], entre los quales los mas considerables son Lampa en la provincia de Santiago, y Lora en la de Maule.

Así como ninguna union civil puede subsistir sin alguna forma de gobierno, así en cada lugar ó aldea mandaba un Xefe dicho Ulmen, el qual en ciertas cosas estaba sujetó al supremo Comandante de la tribu, que tenia el mismo nombre. Todos estos Príncipes se sucedian el uno al otro por linea hereditaria, lo que prueba la antigüedad de estas juntas políticas. Entre las demas naciones bárbaras, la fuerza, la destreza en la caza, ó el valor en las armas, proporcionaron primitivamente la autoridad, y luego el dominio de aquellos que allí comandaban. Pero aquí al contrario, parece que las riquezas hayan sido las que hayan ensalzado las familias dominantes á la clase que ocupaban; porque la voz ulmen, si es que esta nocion no es translaticia, significa tambien hombre rico.

Se debe, pues, suponer, que la autoridad de estos Xefes fuese muy limitada, esto es, solamente directiva, y no coactiva, como ha sido la de todos los Comandantes de las naciones bárbaras; quando por otra parte el despotismo, favorecido de las propicias circunstancias, no hubiese trastornado las ideas de absoluta libertad, que son innatas, por decirlo así, en los salvages, como ha sucedido en quasi toda la Asia, y en una gran parte de la Africa. Por lo qual no es menester buscar quales fuesen las leyes de aquellas pequeñas sociedades; estas probablemente no se gobernaban sino por medio de los usos introducidos, ó por la necesidad, ó por la conveniencia.

El derecho de privativa propiedad, era plenamente establecido entre los Chilenos. Cada uno era dueño absoluto del campo que cultivaba, y de los productos de su industria, los quales podian transmitir á sus hijos por succesion hereditaria. De este principio fundamental comenzaron á brotar las primeras artes, que pedian las necesidades de la natural conformidad, no menos que aquellas de la constitucion política. Fabricaban sus casas de forma quadrilonga, con el techo cubierto de juncos, y con las paredes de madera, enlucidas de arcilla, y tal qual vez de ladrillos, llamados entre ellos tica, uso que sin duda aprendieron de los Peruanos, entre quienes tienen el mismo nombre.

Con la lana de sus chilihueques formaban telas para vestirse. Para esto inventaron el huso, la rueca, y dos suertes de telares; el primero de los quales, dicho guregue, no es desemejante al comun Europeo, sino que en lugar de peyne, se sirven de una costilla de ballena, ó de qualquier leño duro aplanado para oprimir la trama. El otro es casi vertical de donde le viene el nombre úthalgue, del verbo uthalen y que significa estar en pie. Tienen en su lengua vocablos propios para indicar todas las partes que componen los susodichos telares, y las demas cosas conducentes á la labor de las lanas. Tenian entre sí una especie de aguja para coser sus vestidos, como se colige del verbo nuduven (coser); pero no sabemos de que materia fuese ella. El bordado, al qual dan el nombre de dúmican, no era tampoco desconocido entre ellos.

De estas artes de primera necesidad pasaron á algunas de aquellas que exîgen las necesidades secundarias de una sociedad. Con la excelente arcilla que se encuentra en su pais, hacian ollas y platos, tazas, y aun vasos grandes para tener los licores fermentados. Todos estos vasos los cocian en ciertos hornos, ó mas bien en ciertos hoyos que hacian en las pendientes de las colinas. Habian tambien descubierto una suerte de barniz para sus vasijas, con una tierra mineral que llaman colo. Parece ciertamente que el arte de barnizar sea antiquísimo en Chile, porque excavando una mina de piedra en los montes de la provincia de Arauco, se encontró en el fondo de ella una urna de notable grandeza. No solamente se servian de la tierra para hacer semejantes labores, pero empleaban tambien los leños duros, y el marmol, de cuyas materias se encuentran allí algunos vasos pulidos con perfeccion. Con los mismos leños duros fabricaban peynes, que en su idioma se nombran runca. Extraian el oro, la plata, el cobre, el estaño, y el plomo de las entrañas de la tierra, y despues de haberlos purificado, se servian de estos metales para varias labores útiles y curiosas; pero en particular del cobre campanil, ó sea mineralizado, con el qual, por ser muy duro, hacian hachuelas, hachas, y otros instrumentos cortantes, aunque en poca cantidad, porque se encuentran raramente en los sepulcros, al contrario las hachuelas hechas con una especie de basalto colimario, son allí muy comunes. Causa maravilla que el fierro, universalmente creido incógnito en aquellos pueblos, tenga un nombre peculiar en el idioma Chileno. Este se llama panilgue, y las armas que de él se fabrican chiuquel, á diferencia de las otras fabricadas con diversos materiales, que estan comprehendidas baxo del nombre general nulin. El herrero se llama rúthave, del verbo ruthan, que significa labrar el fierro. De todo esto se podria conjeturar, que ellos no solo tuviesen noticia de este útil metal, pero que supiesen tambien hacer algun uso de él. Pero estos indicios, atendido el silencio sobre este punto de los primitivos Escritores de la América, serán siempre inconcluyentes, hasta que no se encuentren allí algunas piezas de fierro de incontrastable antigüedad.

Encontraron aun la manera de hacer salinas sobre la ribera de la mar, y extraer la sal fósil de varias montañas abundantes de tales mineras. De ahí es que distinguian estas dos especies de sales, llamando la primera chiadi, y á la otra lilcochiadi, esto es, sal de la agua de piedras. Teñian sus ropas de todos colores con el zumo de varias plantas, y tambien con las tierras minerales, y habian sabido hallar la polcura, piedra luminosa, y restringente, propia para fixar los colores. A falta del xabon, cuyo compuesto no habia sido todavia imaginado por ellos, aunque conocieron la lexía, tuvieron la industria de hacer uso de la corteza de quillay, que suple allí perfectamente. De la semilla del madi, planta que se siembra, sacaban un aceyte bueno para comer, y para quemar; pero nosotros no sabemos bien si hubiesen llegado á usarle para este segundo objeto.

En su lengua se encuentran vocablos para distinguir muchas especies de cestos, y de esteras, que ellos hacian con diversos vegetales. La planta nombrada ñocchia, les suministraba hilos para hacer cuerdas, y redes de pescar, de las quales tenian tres ó quatro suertes. Usaban asimismo en la pesca las nasas, y los anzuelos: pero no hemos sabido con que materia los hiciesen. Los habitantes de las riberas se servian de piraguas de diversos tamaños, y de balsas de madera, ó de pieles de lobos marinos, reducidos en forma de odre, y llenos de ayre.

Aunque la caza no fuese su principal exercicio, ya por pasatiempo, ó por acrecentar sus provisiones, se aplicaban á tomar aquellos animales selvaticos que se encuentran en su pais, y especialmente los páxaros, que abundan por todas partes. Se valian para este efecto de la flecha, de la honda, del laque, que hemos otra vez descripto, y de varias industriosas especies de lazos, que en general nombran guaches. Es de observar que tomasen en los lagos y en los rios, los patos silvestres, con la misma estratagema con que los cogian los Chinos, esto es, cubriendose la cabeza con calabazas agujereadas, que á prevencion dexaban fluctuar sobre el agua, para acostumbrarlos poco á poco. Estas menudencias no deberian quiza mencionarse en la exposicion de las costumbres, é invenciones de un pueblo, que fuese conocido por algun mayor refinamiento en su cultura; pero en la historia de una nacion incógnita, islada, y considerada selvatica, estas noticias se hacen apreciables, y aun necesarias para formar concepto del estado de sus progresos en la vida social.

Con estos medios de subsistencia, bastantes para procurar su mayor comodidad en el vivir, los Chilenos habrian debido dar pasos acelerados hácia la perfeccion del estado civil. Pero las naciones por una cierta especie de inércia, propia de la condicion humana, permanecen por mucho tiempo estacionarias, aun quando las circunstancias pareciesen favorables á sus adelantamientos. El pasage de la barbarie á la vida civil, no es tan facil como á primera vista podria creerse. La historia de las naciones cultas nos demuestra la verdad de esta proposicion. Estaban ellos todavia aislados, no tenian aquellas mercantiles correspondiencias con los extrangeros, que son las solas guias del repulimiento de los pueblos. Las naciones vecinas eran mas rústicas que ellos, excepto los Peruanos; pero estos por su ambicion de dominar, eran mas bien evitados que buscados. Sin embargo aprendieron de ellos alguna cosa, durante el tiempo que fueron dueños de las provincias boreales del reyno. Así en esta época habian llegado á aquel estado medio entre lo salvage y lo civil, que llamamos barbarie. No obstante de esto, la variedad de tantas ocupaciones que multiplicaban los objetos en la atencion de ellos, crecia de grado en grado la esfera de sus ideas. Habian ya avanzado a inventar los números necesarios para exprimir qualquiera cantidad: mari entre ellos significa diez; pataca ciento; guaranca mil. Los Romanos tambien no tenian números simples de mayor valor. De facto, el cálculo se puede subir hasta donde se quiera con la combinacion de estas decenas capitales.

Para conservar la memoria de sus cuentas, se servian, como han hecho otras naciones, del pron, llamado por los Peruanos quippo; este es un mazo de hilo de diversos colores, con varios nudos. Los colores indican la cosa, de la qual se trata, y los nudos la cantidad. Esto es quanto hemos podido comprehender acerca del artificio del tal registro, en el qual algunos quisieran encontrar un equivalente del arte de escribir. Este arte admirable era absolutamente desconocido de los Chilenos; porque aunque se encuentre en su lengua el verbo chilcan (escribir) este originalmente era un sinónimo de guirin, que significa pintar. Ignoramos, pues, qual fuese la habilidad de ellos en la pintura; si debemos conjeturarlo de algunas efigies de hombres que se ven esculpidos en ciertas piedras, deberiamos decir que eran del todo ignorantes de este arte, porque no se puede ver cosa ni mas boba, ni mas desproporcionadamente imaginada.

Eran mucho mayores, por no decir admirables, los progresos que habian hecho en la medicina, y en la astronomía; pero de estas, como tambien de su religion, de la mísica y del arte militar, nos reservamos hablar para quando tratáremos de los Araucanos, que son los custodios fieles de todos los conocimientos y usos antiguos de los Chilenos. Por lo demas en su lengua se encuentran indicios de otras varias artes, que no nos atrevemos á exponer, porque no tenemos bastantes guias idóneas, para dirigirnos en una materia importante y equívoca al mismo tiempo. Los primeros Européos que llegaron á aquellos paises, pusieron sus miras en otros objetos menos interesantes, cuidando poco ó nada de aquellas cosas que suelen llamar la atencion de un genio observador al presentarse á una nacion desconocida. De ahí es que sus relaciones no nos suministran, por la mayor parte, sino ideas vagas y confusas, de las quales no podemos sacar otra cosa que conjeturas. Sea lo que fuere, los Chilenos se mantuvieron poco tiempo en este estado de vida, hasta que una revolucion inesperada, los obligó en gran parte á recibir otras costumbres, y otros usos.

CAPITULO V.

PRIMERA EXPEDICION

de los Españoles á Chile.

Francisco Pizarro, y Diego Almagro, quitada la vida al Inca Atahualpa, habian sometido el Perú al dominio de España en el año 1533. Pizarro, que queria gozar sin rival de las vastas conquistas hechas á expensas de ambos, induxo á el compañero que emprendiera la expedicion de Chile, de cuya opulencia habia gran fama en todas aquellas partes. Almagro, esperando encontrar otro botin considerable, se puso en marcha hácia este reyno al fin del año 1535, con un exército compuesto de 570 Españoles, y 15000 Peruanos, baxo la conducta de Paullu, hermano del Inca Manco, Emperador precario del Perú, que habia succedido al infeliz Atahualpa.

Para ir por tierra desde este pais á Chile, no hay mas que dos caminos. El primero que costea el mar, es falto de agua, y de viveres. Siguiendo el otro, es menester pasar la inmensa montaña de la cordillera por el espacio de 120 millas. Almagro se encaminó por este último, no por otro motivo sino porque era mas corto. Su exército, despues de haber estado expuesto á infinitos trabajos y contrastes, con los salvages circunvecinos, llego á la cordillera sin vituallas, y mal vestido, en el tiempo precisamente que comenzaba el invierno. La nieve en esta estacion cae allí quasi de continuo y cubre las pocas veredas que se freqüentan en el verano1536. Sin embargo los soldados, animados del General, que no tenia alguna idea de un tránsito tan peligroso, se avanzaron con gran fatiga hasta la cima de aquellas rígidas cumbres. Pero sufocados aquí de un viento penetrante, perecieron 150 Españoles, y 10Ϡ Peruanos; los quales por estar habituados á los climas calidos de la Zona tórrida, padecieron mas los rigores del frio.

Los historiadores de esta infeliz expedicion, concuerdan en decir que de todo aquel exército no hubiera quedado ni siquiera uno con vida, si Almagro, adelantandose valerosamente con algunos caballos, no les hubiese enviado viveres, y otros socorros oportunos, que encontró en abundancia en Copiapó. Aquellos que por su mayor robustez pudieron resistir á la inclemencia de la estacion, se libertaron con este inesperado socorro de las nieves, y llegaron finalmente á las llanuras de aquella provincia, que es la primera de Chile, á donde por respeto de los Peruanos, fueron bien acogidos y regalados de los habitantes.

El Inca Paullu, que conocia completamente el objeto del viage, creyó no poder mejor consolar sus afligidos huespedes, que con darles una idea de la importancia de su conquista. Con este intento obligó á los paisanos á entregarles todo el oro que poseian, y habiendo recogido quinientos mil ducados, los presentó á Almagro. Este quedó tan contento, que los distribuyó todos á sus soldados, á los quales perdonó tambien las inmensas sumas de dinero que les habia adelantado para los preparativos de la empresa. Persuadido, como lo era, de hacerse en breve dueño de todo el oro del pais, quiso con tal liberalidad conservarse entre sus tropas la reputacion de hombre generoso, que se había adquirido en el Perú con la profusion de los tesoros de aquellos soberanos.

Durante el tiempo que se detuvo en Copiapó, vino á descubrir que el Ulmen entonces reynante, habia usurpado el dominio á su sobrino y pupilo, el qual por temor del tio andaba errante por los bosques. Mostrandose irritado contra esta injusticia, hizo arrestar al culpable, y llamado á su presencia el heredero legítimo, le restituyó el gobierno con universal aplauso de los subditos, los quales en este hecho no eran capaces de discernir otra cosa que la reparacion de un agravio.

Los Españoles restablecidos de las pasadas incomodidades, mediante la generosa asistencia de los Copiapinos, y aumentados con muchos reclutas que Rodrigo Orgoñez habia conducido del Perú, se pusieron en viage hácia las provincias meridionales, llenos de bellísimas esperanzas, fomentadas por el alegre aspecto del pais, y por la numerosa poblacion que se veia en todas partes. Los nacionales se atropellaban al rededor de los caminos, asi para observarlos de cerca como para presentarles algunas cosas que creian deberian ser gratas á una gente que parecia de un carácter superior al de los demas hombres.

Dos soldados entretanto, separados del resto del exército, se introduxeron hasta el Guasco, donde habiendo sido primero bien recibidos, fueron despues despedazados por aquellos habitantes, a causa quizá de algunas estorsiones de aquellas que suelen hacer las gentes de guerra quando no estan á la vista de los Oficiales. Esta fué la primera sangre europea que se esparcid en Chile, á donde luego se derramó tanta copia.

Almagro, prevenido de este contratiempo, que era muy capaz de destruir las grandiosas ideas que queria dar del poder de su gente, hizo conducir á Coquimbo, á donde se encaminaba, el Ulmen de aquella comarca, llamado Marcandeo, un hermano suyo, y veinte y siete de los principales habitantes, á todos los quales entregó á las llamas, junto con el usurpador de Copiapó, que conducia consigo en cadenas, sin querer escucharle, como dice Herrera, sus razones. Esta crueldad pareció á todos muy injusta y extraordinaria, pues entre aquellos aventureros no faltaban personas bastante sensibles para conocer los derechos de la humanidad. Así la mayor parte del exército desaprobó altamente el rigor de su General, cuyos negocios, desde entonces en adelante, caminaron de mal en peor.

Almagro cerca de este tiempo, recibió por medio de Juan de Rada, un buen numero de reclutas, junto con las Patentes Reales, que lo creaban Gobernador de doscientas leguas de pais al mediodia del Gobierno concedido á Francisco Pizarro. Los amigos, pues, que habia dexado en el Perú, prevaliendose de esta ocasion, lo exhortaban con cartas privadas de volver atrás, á fin de que fuese á tiempo de ponerse en posesion de la imperial Corte del Cuzco, que debia caer, segun se explicaban, dentro de los términos de su jurisdicion. No obstante de esto, engolosinado de la nueva conquista, prosiguió su viage, y pasado el fatal Cachapoal, se introduxo, á pesar de las representaciones de los Peruanos, en el pais de los Promaucaes.

Este valeroso pueblo, aunque á la primera vista de los Españoles, de los caballos, y de las armas fulminantes de Europa, quedase como atónito, con todo eso volvió muy presto de la sorpresa, y sobre la orilla del Rio claro, hizo frente con intrepidez al nuevo enemigo. Almagro, burlandose del esfuerzo de ellos, puso en la primera linea á los Peruanos auxîliares, reforzados de muchos otros que Paullu habia hecho venir de los presidios, los quales, siendo presto desbaratados, se replegaron hácia la retaguardia. Los Españoles, que pensaban ser solamente expectadores de la batalla, se vieron obligados á sostener el furioso ímpetu de los enemigos, y adelantandose con sus caballos, atacaron vigorosamente la pelea, la qual duro hasta la noche, con gran pérdida de una y otra parte.

Aunque los Promaucaes hubiesen quedado muy maltratados, no perdieron todavia el ánimo, y resueltos de volver al ataque al amanecer, se acamparon á la vista del exército enemigo. Pero los Españoles, no obstante que se creyesen vencedores, segun las leyes militares de Europa, por haber quedado dueños del campo de batalla, pensaban diversamente. Acostumbrados á subyugar inmensas provincias, con poca ó ninguna resistencia, se habian disgustado de una empresa que no podian acertar sin gran fatiga y derramamiento de sangre, pues debian contrastar, para llevarla adelante, con un pueblo intrépido, é independiente, del qual no eran ya creidos inmortales. Así todos, de comun acuerdo, determinaron abandonar aquella expedicion; pero los pareceres fueron diversos en quanto á la manera de seguir la retirada, queriendo algunos volver en derechura al Perú, y otros formar una colonia en las provincias septentrionales, adonde habian sido bien recibidos.

Almagro, sobre cuyo ánimo hacian entonces impresion las cartas de sus amigos, se atuvo al primer parecer, y expuestos los peligros. á los quales quedaria sujeta una colonia en un pais tan belicoso, les persuadió á seguirle hasta el Cuzco, donde pensaba establecerse de grado, ó por fuerza. La funesta experiencia del primer viage le hizo tomar el camino del mar, por el qual retornó con poca pérdida de sus tropas. 1538Después, ocupada por sorpresa la antigua capital del Perú, precedidas varias negociaciones infructuosas, vino á las manos con el hermano de Pizarro, del qual fué vencido, procesado, y decapitado, como perturbador del público reposo. Su exército disperso, se reunió despues baxo la denominacion de soldados de Chile, y envolvió en nuevas turbulencias el ya demasiado agitado Perú. Este fue el exîto de la primera expedicion, emprendida contra los Chilenos, del mayor cuerpo de tropas Européas que se hubiesen juntado hasta entonces en aquellas partes. El deseo de adquirir riquezas, fué el que principalmente la promovió, y la poca esperanza de obtenerlas, la hizo quedar del todo inutilizada.

CAPITULO VI.

LOS ESPAÑOLES VUELVEN

á Chile baxo Pedro Valdivia: fundacion de Santiago, Capital del Reyno: varios encuentros con los naturales del pais: conjuracion descubierta de los soldados contra el General.

Francisco Pizarro, habiendo quedado Xefe absoluto de las conquistas Españolas en la América Meridional, por la muerte de su competidor, no perdió de vista la invasion de Chile, que en todos tiempos podia serle de gran ventaja. Entre los aventureros llegados al Perú, habia dos Oficiales autorizados de la Corte, para tentar esta expedicion con título de Gobernadores. El primero, llamado Pedro Sanchez de Hoz, debia conquistar hasta el rio Maule; y el otro, dicho Camargo, estaba encargado del resto, hasta el archipielago de Chiloe. 1539Pizarro, rehusados baxo frivolos pretextos, los Reales nombramientos, prefirió para esta zelosa empresa á su Maestre de Campo Pedro Valdivia, Oficial prudente, activo, exercitado en las guerras de Italia, y lo que era mas importante, adicto á su partido, encargandole de conducir consigo, y de aventajar en el repartimiento de las tierras á Hoz, que quizá era mas de temer que Camargo.

Este Comandante, resuelto de establecer allí una colonia permanente, se puso en camino hácia aquella parte, con 200 Españoles, y muchos Peruanos auxîliares, baxo cuya escolta 1540 habia algunos Religiosos, varias mugeres, y un buen número de bestias européas, con las demas cosas necesarias á una reciente poblacion. El se dirigió por el mismo camino que habia elegido Almagro, pero advertido de la desgracia de su predecesor, no se atrevió á pasar la cordillera hasta mediado del verano. Entrado felizmente en Chile, encontró los habitantes septentrionales muy diversos de lo que los habia encontrado Almagro. Aquellos nacionales, informados del catastrofe del Perú, y libres de las atenciones que profesaban al inca, no se creian ya obligados á respetar sus invasores. Así se dedicaron á atacarlos por todas partes, con mas valor que conducta. Incapaces, como bárbaros, de hacer causa comun, y acostumbrados ya desde largo tiempo al yugo de la servidumbre, los acometian por aduares ó tribus, á proporcion que se introducian, sin aquella imperturbable constancia que caracteriza el valor de la gente libre. Pero los Españoles corrieron, á pesar de aquellos mal combinados esfuerzos, las provincias de Copiapó, de Coquimbo, de Quillota, y de Milipilla; y llegaron, con mas incomodidad que descalabro, á la de Mapocho, ahora dicha de Santiago. Esta provincia, distante de los confines del Perú mas de 600 millas, es una de las mas fértiles y amenas del reyno. Su nombre significa tierra de mucha gente. Su poblacion, en fin, por lo que dicen los primeros historiadores de Chile, era en esta época numerosísima. Se halla situada á la falda de la gran cordillera de los Andes, y gira 140 millas. La bañan los rios Maypo, Colina, Lampa, y Mapocho, el qual la divide en dos partes quasi iguales, y despues de estar oculto baxo de tierra, por el espacio de cinco millas, vuelve á aparecer con mayor fuerza, y se descarga en Maypo. Los montes de Carén, que la terminan por el septentrion, abundan de venas de oro, y en la parte de la cordillera que la circuye á levante, se encuentran ricas minas de plata.

Valdivia, que había procurado internarse quanto le fué posible en el pais, para hacer difícil á sus soldados el regreso al Perú, determinó establecerse en esta provincia; la qual, atendidas sus buenas qualidades, y su larga distancia, le pareció mas propia que todas las otras para hacerla centro de sus conquistas. Escogido con esta mira un lugar oportuno sobre la ribera siniestra del Mapocho, echó en él á 24 de Febrero 1541. los fundamentos de la capital del reyno, á la qual dio el nombre de Santiago, en honor de este Apostol; dividió el terreno en islas ó manzanas quadradas, cada área con 4096 toesas, asignando la quarta parte de ella á cada ciudadano, método que se ha seguido en la fundacion de todas las demas ciudades. Destinó en la plaza publica una de estas manzanas, para la Catedral, y el Obispado que pensaba fundar allí, y otra para el Gobierno. Formó el Cabildo al uso de España, de las personas mas calificadas del exército; y para cubrir la poblacion en caso de ataque, hizo construir una fortaleza sobre la colina llamada despues de Santa Lucía, que se eleva bastante dentro del recinto de la ciudad.

Muchos aplauden el discernimiento de Valdivia en haber elegido este sitio para establecer en él la capital de la colonia. Pero atendiendo á la necesidad de una ciudad primaria, hubiera sido mejor colocada quince millas mas al mediodia, sobre Maypo, rio copioso, que se comunica en derechura con el mar, y que puede hacerse fácilmente navegable, aun de embarcaciones de mayor porte. Sin embargo esta ciudad cuenta al presente mas de cuarenta mil habitantes, los quales se van mas y mas aumentando, por razon del gran comercio que atrae el luxo de sus ricos vecinos, y la silla del Gobierno.

Los naturales entre tanto, mirando con ceño el nuevo establecimiento, trataban juntamente, aunque tarde, de la manera de desalojar los intrusos habitadores. Valdivia, habiendo penetrado en tiempo el designio de ellos, hizo encerrar en la fortaleza las principales cabezas de la conjuracion, y temiendo que estos tuviesen alguna inteligencia secreta con los Promaucaes confinantes, se fué con sesenta caballos á espiarles los movimientos sobre el rio Cachapoal. Pero aquel intrépido pueblo no era tan político que pensase en coligarse con los vecinos, para substraerse él mismo, del peligro inminente.

Los Mapochinos, observada la partida del General, embistieron con furia increible la colonia aborrecida, quemaron las casas medio fabricadas, y asaltaron por todas partes la ciudadela, donde se habian refugiado los habitantes. Mientras que estos se defendian valerosamente, una muger llamada Ines Suarez, tomando con ánimo mas inhumano que varonil, un gran cuchillo, cortó la cabeza á los Régulos prisioneros, los quales, aunque estuvie sen estrechamente atados, tentaban, como es natural, ponerse en libertad.

El asalto, empezado al amanecer, duró hasta la noche. Los acometedores, con una constancia digna de mejor éxîto, se succedian los unos á los otros. No obstante, Alonso Monroy, que comandaba en la fortaleza, encontró medio de enviar, entre el tumulto, un aviso á Valdivia, el qual retornando prontamente, encontró el foso cubierto de cadáveres, y los enemigos, á pesar del estrago recibido, preparados para volver á comenzar el combate. Por tanto, habiendose unido con los sitiadores, fué en batalla formada á desbaratar sus tropas, que se habian acampado sobre la ribera del rio Mapocho. Aquí se combatió largo tiempo con igual valor, pero con mucha menos ventaja de la parte de los naturales: las armas y la disciplina eran demasiado desproporcionadas. La mosqueteria y los caballos destruian con horrible carniceria sus filas, solamente armadas de arcos y de hondas. No obstante, obstinados contra la misma impotencia, se presentaban furiosos al exterminio, hasta que debilitados enteramente, y perdida la flor de su juventud, se dispersaron por aquellas campañas.

A pesar de esta derrota, y de otras no menos considerables que tuvieron consecutivamente, nunca cesaron, por el espacio de seis años; esto es, hasta su entera ruina, de tener sitiados á los Españoles, atacandolos en todas las ocasiones que podian, y privandolos de viveres de tal modo, que estos se vieron obligados á sustentarse de comidas inmundas, y del poco grano que cultivaban baxo el cañon de la plaza. Los fecundos campos vecinos habian quedado desiertos, é incultos, porque los habitantes, quemadas sus mieses, se habian retirado á las montañas.

Los Españoles, enfadados de un estado de vida tan diferente de aquel que buscaban, determinaron finalmente matar á su General, que 1542 creian demasiado obstinado en sus proyectos, y volverse al Perú, adonde esperaban gozar dias mas tranquilos. Valdivia, descubierta por fortuna la conjuracion, procuró primero conciliarse los indiferentes, ó los menos sediciosos, lo que le fué facil, porque era dotado de singular prudencia: luego, convocado el Cuerpo de Ciudad, se hizo nombrar Gobernador, porque hasta entonces solo tenia el título de General. Revestido de este carácter mas imponiente, aunque menos legítimo, castigó con el último suplicio á los promotores de la conspiracion. Pero previendo que este golpe de autoridad precaria no podia tener un efecto durable, tomó el sabio partido de apartar de tan funestos pensamientos aquellos ánimos enfadados, seduciendolos con el prospecto de la felicidad que deseaban.

Habia oido decir muchas veces á los Peruanos, que en el Valle de Quillota abundaban las minas de oro. El provecho que se habria podido sacar de ellas, le pareció el mas á proposito para contentar su gente. Así, sin embargo de las angustias en que se hallaba, dirigió allí un destacamento de tropas, con la incumbencia de atender á la excavacion de este precioso metal. La mina era de tal modo copiosa, que su producto sobrepasó todas sus esperanzas. Las desgracias presentes y pasadas fueron puestas en olvido. No hubo alguno que pensase ya en abandonar el pais. El Gobernador, naturalmente emprendedor, y animado de este feliz suceso, hizo construir en la embocadura del rio Chile, que atraviesa aquel valle, una fragata, para procurar mas fácilmente los socorros del Perú, sin los quales comprehendia que no podría salir bien en sus vastos proyectos.

CAPITULO VII.

LOS COPIAPINOS DESHACEN

un cuerpo de Españoles: estratagema afortunada de los Quillotanos: Valdivia recibe varios socorros del Perú, y funda la Ciudad de Coquimbo, la qual es destruida por los nacionales: los Promaucaes abrazan el partido de los Españoles: fundacion de la Ciudad de la Concepcion.

Entre tanto, como la necesidad era urgente, determinó enviar al Perú, por tierra, los Capitanes Alonso Monroy, y Pedro Miranda1543, con otros seis compañeros, á los quales hizo llevar los estribos, las espuelas, y el freno, de oro macizo, con el fin de dar una prueba de la opulencia del pais, y de alentar á sus compatriotas para venir en su socorro. Estos mensageros, aunque escoltados de treinta hombres de á caballo, que debian acompañarlos hasta los confines de Chile, fueron sin embargo batidos y deshechos por cien flecheros del Copiapó, y comandados por Coteo, Oficial del Ulmen de aquella provincia, que no se sabe si fuese aquel mismo que habia repuesto Almagro. De todo aquel número solo quedaron con vida los dos Oficiales Monroy, y Miranda, los quales, malamente heridos, fueron llevados á la presencia del Régulo.

Mientras se deliberaba sobre el genero de muerte que debian sufrir estos, como enemigos declarados del pais; la Ulmena, ó sea la muger del Príncipe, movida á compasion, intercedió con el marido por ellos, y obtenida la gracia, los desato con sus propias manos, los curó amablemente, y siguió tratandolos cómo si fuesen sus hermanos. Restablecidos que fueron de sus heridas, les suplicó, pues, que enseñasen á su hijo el arte de servirse de los caballos, algunos de los quales habian quedado vivos en su derrota. Los dos Españoles se ofrecieron gustosos á complacerla, esperando prevalerse de esta ocasion para ponerse en libertad. Pero habiendolo podido hacer sin ser ingratos á su bien hechora, supuesto que no estaban custodiados, se convinieron en tomar un expediente que no les escusa de esta nota.

Un dia que el joven Príncipe cavalgaba entre los dos, escoltado de sus flecheros, y precedido de un Ministro armado con una lanza, Monroy arrojandosele encima, lo echó por tierra con dos ó tres heridas mortales, que le dió con un puñal que llevaba oculto en la faltriquera. Al mismo tiempo Miranda, quitada la lanza al escudero, se hizo lejos entre las guardias aturdidas de un accidente tan improviso. Y como ambos estaban bien montados, dexaron fácilmente atrás á aquellos que los seguian, y internandose por los desiertos del Perú, llegaron al Cuzco, donde á la sazon se hallaba Vaca de Castro, que había succedido en el Gobierno á Francisco Pizarro, muerto trágicamente por los Almagrinos.

Castro, informado de la crítica situacion en que se hallaba la conquista de Chile, despacho luego á Monroy, por tierra, con un buen número de reclutas, que tuvieron la fortuna de ocultar su marcha á los Copiapinos, y ordeno á Juan Bautista Pastene, noble Genoves, que conduxese por mar otro cuerpo mas considerable. Valdivia, recibidos casi al mismo tiempo estos dos refuerzos, comenzó á poner en execucion sus grandiosos designios. Deseoso, desde el principio de la conquista, de conocer las costas del reyno, encargó á Pastene que observase la positura de los puertos y lugares mas notables hasta el Estrecho Magallánico. Regresado que fué de esta importante expedicion, lo volvió á mandar al Perú en busca de nuevos subsidios, porque los nacionales, despues del hecho de Copiapó, se hacian cada dia mas atrevidos.

Los Quillotanos, entre otros, habian muerto poco antes á todos los soldados que cuidaban las minas, con un estratagema difícilísimo de evitarse. Uno de aquellos indios vecinos llevó al Comandante Gonzalo Rios una olla llena de oro, diciendo haber encontrado gran copia de ellas en un canton del pais. Ninguno habia allí que no quisiese ir en persona á participar del pretendido tesoro. Llegados tumultuariamente al lugar indicado, dieron en una emboscada, de la qual no pudieron escapar otros, que el imprudente comandante, y un negro, que se hallaban bien montados. La fragata, finalmente acabada, siguió la suerte de sus constructores, quedando incendiada junto con el arsenal.

Valdivia, luego que tuvo el aviso, ocurrió allí con sus tropas, y vengada, como pudo, la muerte de su gente, fabricó un fuerte para cubrir los mineros de todo insulto. Encontrandose despues reforzado con 300 hombres que le habia conducido del Perú Francisco Villagran, y Christoval Escobar, tuvo la advertencia de hacer lo que debia haber practicado en el principio; esto es, de establecer una colonia 1544 en los lugares septentrionales del reyno, con el fin de que sirviese de escala, ó de amparo á los convoyes que le venian por aquella parte. Con este objeto eligió una bella llanura en la desembocadura del rio Coquimbo, que forma un buen puerto, fundando una ciudad con el nombre de Serena, en memoria de su patria, nombre que no se conserva sino en los Tratados de Geografía, habiendo prevalecido el del pais; como ha sucedido á casi todos los otros establecimientos Européos de Chile.

1545.Luego, pareciendole ya tiempo de promover la conquista, se introduxo en el pais de los Promaucaes. Los autores contemporáneos no hacen mencion de alguna batalla que haya habido en esta ocasion. Pero no es verisímil que los valerosos Promaucaes, que habian rechazado con tanta gloria los exércitos del Inca, y de Almagro, ahora dexasen violar su territorio sin hacer resistencia. Por tanto es bien de creer, que Valdivia, en las freqüentes correrias que hacia en sus confines, tuvo el arte de ganarlos á su partido con seducientes promesas, para prevalerse de ellos contra los demas Chilenos, como han hecho todos los conquistadores políticos, los quales se han servido de los bárbaros contra los barbaros, para subyugarlos despues á todos. En efecto, las tropas Españolas se ven despues siempre reforzadas de los auxîliares Promaucaes; y de aquí nace quizá, el origen de la antipatía que los Araucanos tienen hasta ahora contra los residuos de este pueblo.

Sea lo que fuere, Valdivia, pasado el rápido Maule, corrió victorioso hasta el rio Itata. 1546 Aquí, habiendose acampado en un lugar dicho Quilacura, fué asaltado de noche por aquellos habitantes, los quales, habiendo muerto muchos de sus caballos, lo pusieron en gran peligro de ser enteramente derrotado. La perdida debió ser considerable, porque depuesto el pensamiento de pasar adelante, se restituyó á Santiago. Viendo, pues, que no llegaban, con los suspirados socorros del Perú; ni Pastene que habia ido por mar, ni Antonio Ulloa, que habia sido despachado por tierra, determinó pasar allá en persona, esperando, mediante su cordura y actividad, poder reclutar un cuerpo de tropas suficiente, para subyugar, de las provincias australes, las que se manifestaban mas belicosas.

1547.Estando ya en punto de partir, arribó Pastene, pero sin gente, y con la nueva de las guerras civiles, que ardian entre los conquistadores del imperio de los Incas. No obstante, persuadido de poder sacar mayor partido de aquellas revoluciones, se hizo á la vela en la misma nave de Pastene, hácia aquella parte, llevando consigo una gran cantidad de oro. Llegado que fué al Perú, sirvió en calidad de Maestre de Campo, en la famosa batalla que decidió la suerte de Gonzalo Pizarro. El Presidente Gasca, que baxo los auspicios de Cárlos V habia obtenido la victoria, satisfecho del importante servicio que le habia hecho Valdivia, lo confirmó en el empleo de Gobernador, y proveyendole de abundantes municiones de guerra, lo volvió á enviar á Chile con dos naves cargadas de todos aquellos sediciosos aventureros, de los quales quería limpiar su Gobierno.

En este intermedio, Pedro Hoz, que habia sido 1548. despojado, como hemos dicho, de la parte de la conquista que se le habia concedido por la Corte, y que imprudentemente se habia puesto en las manos de su rival, fué acusado de querer usurpar aquel Gobierno; y sea que la acusacion fuese fundada, ó que se buscase un pretexto para deshacerse de él, fué decapitado publicamente por órden de Francisco Villagran, que hacia las veces de Valdivia, con el qual quizá creyó congraciarse, libertandolo de un émulo peligroso, sino es que tambien tuviese instrucciones secretas sobre este negocio.

Los Copiapinos, ansiosos de vengar la muerte de su Príncipe, mataron en el mismo tiempo quarenta Españoles destacados de varias esquadras que del Perú pasaban á Chile; y los Coquimbanos, instigados de sus persuasiones, despedazaron á todos los habitadores de la colonia nuevamente fundada en sus tierras, destruyendola hasta los fundamentos. 1549. Francisco Aguirre, enviado allí en tiempo, los derrotó en varios encuentros, ya prosperos, ya adversos, y reedificó la ciudad destruida en mejor sitio; la qual se lisonjea de tenerlo por fundador, y de numerar entre sus mas distinguidos habitantes á sus descendientes.

Después de nueve años de contrastes, y de fatigas indecibles, Valdivia, creyendose ya bien establecido en aquella parte de Chile, que obedecía á los Peruanos, distribuyó todo el terreno entre sus soldados, asignando á cada uno, baxo el título de encomienda, una porcion considerable, con los habitadores anexos, segun el pernicioso sistema feudal de Europa. Lisonjeada en esta forma la inquieta ambicion de los compañeros, se puso de nuevo en marcha hácia las provincias australes, con un respetable cuerpo de tropas Españolas y Promaucaes.

Llegado, pues, sin particular obstáculo, despues de un viage de 240 millas, á la Bahia de Penco, ya observada por Pastene, fundó allí á 5 de Octubre,1550. la tercera Ciudad, que quiso nominar la Concepcion [a], en un lugar ventajoso para el comercio, por razon de su buen puerto; pero baxo, y expuesto en tiempo de terremotos á las inundaciones del mar, lo que no podia preveer. La Bahia, que se extiende E. O. seis millas y nueve N. S. está defendida por la Banda del Océano, por una deliciosa Isla llamada Quiriquina, la qual dexa al norte un solo ingreso de media legua para las naves de linea, siendo el otro del sur demasiado estrecho, y solo practicable de pequeños baxeles. El terreno, favorecido por un clima agradable, es abundante de madera de construccion, de. minerales, de vinos generosos, y de todas las demas cosas necesarias á la vida, y las aguas producen gran copia de peces delicados.

Los pueblos adyacentes, observado el intento de los Españoles, de establecerse en aquel puesto importante, informaron de ello á los Araucanos, sus vecinos y aliados, los quales, previendo que aquella tempestad no tardaria mucho en descargar sobre sus tierras, resolvieron socorrer á sus amigos oprimidos, para poner en seguridad su propio pais. Mis lectores me permitirán entrar aqui en una digresion un poco larga, pero necesaria para darles á conocer el carácter, y costumbres de este belicoso pueblo, el qual habiendo hasta ahora hecho frente con increible valor al torrente de las conquistas españolas, suministra de aqui adelante todo el fondo de nuestra historia.

Notas del autor

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  1. Quiero decir la parte habitada de los Españoles.

Notas del traductor

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  1. Esta Ciudad se arruinó con los terremotos y salidas de la mar que padeció en 8 de Julio de 1730, y 24 de Mayo de 1751. Con este motivo se trasladaron sus habitantes, en 24 de Noviembre de 1764, al valle llamado Mocha, distante tres leguas de Penco, al sur, entre los rios Andalien y Biobio, donde fundaron la nueva Concepcion. El puerto se estableció en el centro que forma la ensenada, nombrado Talcaguano, dos leguas poco mas al poniente de la Mocha, cuya situacion, por lo baxo del terreno, no parece que está muy á cubierto de las inundaciones en caso de temblores. En Penco solo ha quedado una fortaleza.