Compendio de Literatura Argentina: 26

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


No puede pasarse por alto al tratar la oratoria de la época emancipadora sin consignar los nombres de los distinguidos jurisconsultos Juan José Castelli y Juan José Passo, que con su talento abogaron tan brillantemente por la causa de la libertad, en los cabildos abiertos de Mayo (1810), contrarrestando en nombre de América los argumentos de la Metrópoli.

Los dos fueron secretarios de la Junta Provisional.




Manuel Antonio Castro, nació en la ciudad de Salta el año 1781. Sus grandes talentos así como su mucha prudencia, fueron apreciados por las provincias, que á competencia lo elegían para que las representase en los congresos. Como presidente de la Asamblea Nacional ilustró su elevado puesto en las cuestiones que allí se dilucidaron, mostrando siempre sus profundos conocimientos en política y en jurisprudencia. La provincia de Córdoba de que fué gobernador y su Universidad, le son deudoras de reformas provechosas, y muchos son también los periódicos de su época que insertaron notables artículos suyos, llenos siempre de enseñanzas provechosas.

Además de su inteligencia y buen criterio, su acendrado patriotismo resalta en varios opúsculos que por los años de 1820 dio á luz, sobresaliendo entre ellos el que lleva por título Desgracias de la Patria. Su escrito más notable como jurisconsulto es el Prontuario de práctica forense. Murió el año 1832, siendo Presidente de la Cámara de Justicia.




Antonio Sáenz nació en Buenos Aires el año 1780, y después de doctorarse en filosofía y teología, dedicóse también á la jurisprudencia, siendo inscripto en 1804 entre los abogados de la Real Audiencia de la Plata.

Abrazó con entusiasmo la causa de la Revolución. En el Cabildo abierto de 1810, es de admirarse la manera como el P. Sáenz expresó sus ideas en la votación: Es ya el caso, dijo, de que el pueblo reasuma su originaria autoridad y derechos. En 1810, sólo se permitían expresarse de esta manera los caracteres de templada y enérgica fibra.

La Junta de Observaciones de 1815, lo contó entre sus miembros, y fué uno de los redactores del «Estatuto» que dió aquel cuerpo para el gobierno del Estado.

Su palabra fácil y abundante, dominó muchas veces, en las asambleas á que perteneció, y con gran energía, las opiniones contrarias y las pasiones exaltadas, mostrando bien la brillantez de su inteligencia y la fogosidad de su espíritu, al que no consiguieron dominar, ni la severidad de sus estudios, ni la gravedad de su investidura. Con motivo de la apertura de la «Sociedad Patriótica» de Buenos Aires el año 1812, á la formación de la cual había contribuido con su entusiasmo y su propaganda, pronunció un notable discurso. Murió el año 1825.