Comentarios reales : 2da VII 20
Batalla cruel entre los Incas y otras diversas naciones, y el primer español que descubrió a Chili
El día siguiente salieron ambos ejércitos de sus alojamientos, y arremetiendo unos con otros, pelearon con grande ánimo y valor y mayor obstinación, porque duró la batalla todo el día sin reconocerse ventaja, en que hubo muchos muertos y heridos; a la noche se retiraron a sus puestos. El segundo y tercero día pelearon con la misma crueldad y pertinacia, los unos por la libertad y los otros por la honra. Al fin de la tercera batalla vieron que de una parte y otra faltaban más que los medios que eran muertos, y los vivos estaban heridos casi todos. El cuarto día, aunque los unos y los otros se pusieron en sus escuadrones, no salieron de sus alojamientos, donde se estuvieron fortalecidos, esperando defenderse del contrario si les acometiese. Así estuvieron todo aquel día y otros dos siguientes. Al fin de ellos se retiraron a sus distritos, temiendo cada una de las partes no hubiese enviado el enemigo por socorro a los suyos, avisándoles de lo que pasaba, para que se lo diesen con brevedad. A los Purumaucas y a sus aliados les pareció que habían hecho demasiado en haber resistido las armas de los Incas, que tan poderosas e invencibles se habían mostrado hasta entonces; y con esta presunción se volvieron a sus tierras, cantando victoria y publicando haberla alcanzado enteramente. A los Incas les pareció que era más conforme a la orden de sus Reyes, los pasados y del presente, dar lugar al bestial furor de los enemigos que destruirlos para sujetarlos, pidiendo socorro, que pudieran los suyos dárselo en breve tiempo. Y así, habiéndolo consultado entre los capitanes, aunque hubo pareceres contrarios que dijeron se siguiese la guerra hasta sujetar los enemigos, al fin se resolvieron en volverse a lo que tenían ganado y señalar el río Maulli por término de su Imperio y no pasar adelante en su conquista hasta tener nueva orden de su Rey Inca Yupanqui, al cual dieron aviso de todo lo sucedido. El Inca les envió a mandar que no conquistasen más nuevas tierras, sino que atendiesen con mucho cuidado en cultivar y beneficiar las que habían ganado, procurando siempre el regalo y provecho de los vasallos, para que, viendo los comarcanos cuán mejorados estaban en todo con el señorío de los Incas, se redujesen también ellos a su Imperio, como lo habían hecho otras naciones, y que cuando no lo hiciesen, perdían ellos más que los Incas. Con este mandato, cesaron los Incas de Chili de sus conquistas, fortalecieron sus fronteras, pusieron sus términos y mojones, que a la parte del sur fue el último término de su Imperio el río Maulli. Atendieron a la administración de su justicia y a la hacienda real y del Sol con particular beneficio de los valles, los cuales, con mucho amor, abrazaron el dominio de los Incas, sus fueros, leyes y costumbres, y en ellas vivieron hasta que los españoles fueron a aquella tierra.