Cierto no puede ser sino buen hora
Cierto no puede ser sino buen hora en la que yo tomé tal presupuesto, como ver la hermosura de aquel gesto que con tanta razón esta alma adora; mas no penséis que no la veo ahora, que el espíritu siempre está dispuesto a ver la ausente, y mi memoria en esto se engrandece, se ensalza, y se mejora, ved cuánto, que no puedo ya conmigo, pensando que estos ojos lo han de ver como con los del alma ya la veo; y pensando este bien, de ufano digo: ¡quién pudo jamás tanto merecer, o que más alto fin, tiene el deseo!