Celos con celos se curanCelos con celos se curanTirso de MolinaActo II
Acto II
Salen CÉSAR y CARLOS de luto mediano,
y acompañamiento.
CÉSAR
Yo estoy reconocido
a la lealtad y amor con que ha venido
la ciudad a ofrecerme
la corona Ducal, y a entretenerme
en las ostentaciones 5
festivas, que en aquestas ocasiones
a mis antepasados
dejaron aplaudidos y obligados.
Obsequias funerales
sentimientos de amor piden iguales, 10
que con honras funestas
no dicen, Caballeros, bien las fiestas:
cumpla el culto divino
en primero lugar con mi sobrino,
y después darán muestras 15
con regocijos las lealtades vuestras,
que juzgo por azares
eslabonar placeres con pesares.
CORTESANO
Alabe en vuestra Alteza
Milán, la discreción con la grandeza, 20
y llámese dichoso
señor, que es heredero generoso,
no solo deste Estado.
de las almas también, que en tanto grado
rinden agradecidas 25
a dominio de amor feudo de vidas.
(Vanse los cortesanos.)
CÉSAR
Cúbrete Carlos agora.
CARLOS
Ya señor.
CÉSAR
En la igualdad
dijiste, que la amistad
consistía: no lo ignora 30
quien, si en público pudiera
hacer, que te respetaran
todos, y a mí te igualaran,
mi mismo poder te diera.
Cuando estás solo conmigo 35
indistinto de mí te hallo,
sé en público mi vasallo,
pero en secreto mi amigo,
cúbrete.
CARLOS
Servirte gusto.
CÉSAR
No digas servir aquí. 40
CARLOS
Cumplo tu gusto.
CÉSAR
Eso sí,
no sirve, sino hace el gusto
de su amigo, quien merece
tal nombre, Duque soy ya.
Gozoso Milán me da 45
su corona, y me obedece,
no me has de juzgar ingrato:
también tú has de ser Marqués
de Monferrato.
CARLOS
Los pies
te beso, mas Monferrato 50
ya es pequeño para mí,
pues si con nombre de amigo
soy una cosa contigo.
Distinguiéndome de ti
de ese modo, no podrán 55
darme título de cuerdo,
los que ven que Marqués, pierdo
el Ducado de Milán.
CÉSAR
Bien arguyes, serás pues
por ese mismo respeto, 60
Duque conmigo en secreto,
pero en público Marqués:
¿cómo te va con tu dama?
CARLOS
Más a mi gusto se inclina
a mis ruegos.
CÉSAR
Si adivina 65
amor, Profética llama,
Carlos, que eres ya Marqués
de Monferrato: no dudo
que lo que tu amor no pudo,
pueda en ella el interés. 70
Ojalá, hiciera la mía
otro tanto; esta mudanza
crece en mi desconfianza
amor, ciega tiranía.
No me puedo persuadir, 75
que mujer que me desdeña
por ocasión tan pequeña,
como es el verme asistir
a tu amistad, tenga amor.
CARLOS
Si hasta agora no heredado, 80
dueño suyo te ha llamado.
Siendo de Milán señor,
¿quién duda que este respeto
grados a su amor añada?
CÉSAR
Quien cual yo se persuada, 85
que es la mujer un sujeto
tan leve, y sin fundamentos,
que en su varia confusión
reinan, ciega la razón,
efímeros pensamientos. 90
Jardín de diversas flores,
que con inconstancia vana
nacen hoy, mueren mañana
desta suerte sus favores.
Logra cualquier voluntad, 95
que en mujer los vinculó,
y por esto se llamó
hermosa la variedad.
(Sale GASCÓN.)
GASCÓN
Aunque los que ejercitamos
ministerios inferiores, 100
ni hablamos con los señores,
ni retretes profanamos.
El uso, excepción de leyes,
que en las Comedias admite,
porque el vulgo lo permite, 105
hablar lacayos con Reyes.
Esta vez, que por ser una,
se me puede tolerar,
subo, gran señor, a dar
plácemes a tu fortuna. 110
CÉSAR
Admítolos: yo os haré
mercedes, andad con Dios.
GASCÓN
¿Os haré? ¿y andad? ¿Ya es vos
lo que tú hasta agora fue?
Pues vive Dios que hubo día 115
aunque des en vosearme
que de puro tutearme
me convertí en atutía.
CÉSAR
Gascón, tu estancia es abajo,
vete, y despeja.
GASCÓN
Eso sí, 120
tú por tú, vete de aquí,
y no andad con tono bajo.
Que esto de vos me da pena:
voyme; pero si te agrada
darete yo una embajada 125
de la Marquesa Sirena.
CÉSAR
¿De quién?
GASCÓN
No sé yo si amor,
si desdén, si celibato,
me dio el cargo en breve rato
de lacayo embajador. 130
Dejete con ella hablando
a los ribetes del río,
y cumpliendo un desafío
del cochero, estaba dando
un rentoy, cuando escuché 135
entre música festiva,
decir: César Duque viva.
Alegre el naipe solté,
y viendo que en busca tuya
se despoblaba Milán; 140
salto como un gavilán,
y luego todo Aleluya
creyendo hallarte con ella,
conocila por las faldas,
vi a un hombre por las espaldas, 145
el placer, ¿que no atropella?
los ojos me encantusó,
que era mi duque entendí,
las albricias le pedí;
pero al punto que volvió 150
la cabeza, en testimonio
de lo que es una mujer.
Llegué a ver, y qué mal ver,
tan Privado a Marco Antonio,
que con el favor ufano 155
que la señora le dio,
con los labios la ensució
las espaldas de una mano.
CÉSAR
¿En la mano de Sirena
labios Marco Antonio?
GASCÓN
Sí, 160
perdón cortés le pedí,
y él en lo hinchado ballena,
si en los méritos mosquito,
me dijo: sois un grosero;
respondile: caballero, 165
yo aquí ni pongo, ni quito,
nací a escuras, y he quedado
grosero de coyunturas,
que madre que pare a escuras,
¿cómo puede hilar delgado? 170
Quise dejarlos, mas luego
que la Marquesa advirtió,
ser ministro tuyo yo,
me manda que aguarde, llego
a ver favores amantes, 175
y miro, que la Sirena
le echó al cuello una cadena,
si no banda, de diamantes.
CÉSAR
¿Qué dices loco?
GASCÓN
Una banda
vive Dios, que vi a tu pecho 180
mil veces, y él satisfecho
de necio; oye, que le manda,
que viniendo a visitarte,
cuando en tu presencia esté,
muy corto y tibio te dé 185
un recaudo de su parte,
sin más encarecimientos,
ni muestras de regocijo;
porque a aquesto obligan, dijo,
enfadosos cumplimientos. 190
Despidiose, y luego escucho
que dijo, con tierno afecto,
correspondedme discreto,
y advertid, que os quiero mucho.
Porque vean lo que son 195
las mujeres, aunque sean
Marquesas; y porque vean
la medra de su elección,
partiose él favorecido,
y llamándome la dama, 200
me dijo: a quien tibio ama,
pone mi agravio en olvido.
Marco Antonio, es voluntad
todo, y a mi amor sujeto,
ni ocasiona su secreto, 205
ni me ofende su amistad.
Pues a mí, señora mía,
¿tócame eso? La respondo,
nunca me meto en tan hondo:
gócele Vueseñoría, 210
sin que se deshaga dél,
un siglo, pues le escogió
cuerdo o necio, porque yo
no he de casarme con él.
Replicome: aquesto os digo 215
para que a vuestro señor
digáis, que en casos de amor
a quien tiene tal amigo.
Poco le desvelarán
venganzas de una mujer, 220
y a mí menos el perder
la Corona de Milán.
Picó con esto el cochero,
dejome, y viniendo a aquí
lo pasado referí 225
relator y mensajero.
Y agora que del trabajo
presente me descargué,
los altos despejaré
por los países de abajo. 230
(Vase.)
CÉSAR
¿Ves, Carlos, cómo ha salido
verdadero mi temor?
¿Cómo no me tiene amor
Sirena? ¿Cómo ha fingido
achaques? ¿y cómo es cierto, 235
que es Marco Antonio el dichoso?
Pues dámele tú achacoso,
que yo te le daré muerto.
CARLOS
Admiro en tal discreción
tan desatinado empleo, 240
puesto que en la mujer veo
la heredada imperfección
de nuestra madre primera
que escogió, como mujer,
lo que nos echó a perder. 245
La Marquesa es su heredera,
y ha la querido imitar;
pero anime tu venganza
el ser la mujer mudanza,
y que al fin se ha de mudar: 250
Sirena.
CÉSAR
¿Y eso es bastante?
pudieras, Carlos, saber,
si es mudable la mujer,
que en solo el más es constante.
Y que con tales desvelos, 255
es ya mi pena mayor:
que mal nacido es amor,
¡pues que se aumenta con celos!
Enflaquece con regalos,
y con disfavores crece, 260
esclavo, aunque es Dios, parece
pues hace virtud a palos.
Qué he de hacer.
CARLOS
De mi consejo,
fingir rigores conmigo,
pues viéndote mi enemigo, 265
y que tu privanza dejo.
Si es ardid de su desdén
el probarte contra mí,
podrá ser se ablande ansí,
y pague en quererte bien. 270
CÉSAR
Carlos, no me des disgusto,
no es amor lo que es porfía,
ni se funda en tiranía
la ley suave del gusto.
Yo adoraré su hermosura, 275
sin desdorar mi valor,
y aborreceré en su amor
el tema de su locura.
(Sale MARCO ANTONIO muy de gala,
con la cadena de SIRENA.)
MARCO ANTONIO
Aunque mis gratulaciones
no sean de las primeras, 280
gran Señor, y prevenciones
adelanten lisonjeras,
festivas ponderaciones.
Por mías se estimarán,
no obstante que lleguen tarde: 285
mil años goce Milán
esta dicha.
CÉSAR
Dios os guarde.
¿Cómo venís tan galán
a verme? ¿Cuándo este Estado
por el dueño malogrado, 290
que en tierna edad se le ha muerto
de cuerdo luto cubierto
sentimientos ha mostrado
dignos del postrer tributo,
que deben los Caballeros 295
a su señor absoluto?
Parabienes de herederos,
son parabienes de luto.
MARCO ANTONIO
Gran señor, inadvertencia
de amante favorecido 300
culpó mi poca experiencia:
quiero bien, precepto ha sido
entrar ansí en su presencia
de una dama.
CÉSAR
En los amantes
no son disculpas bastantes, 305
las que en tales ocasiones
deslucen obligaciones.
MARCO ANTONIO
Esta banda de diamantes
me echó al cuello, y me mandó,
que con ella a vuestra Alteza 310
visitase.
CÉSAR
Bien sé yo
que aborreciendo firmeza
de diamantes os la dio.
(A CARLOS aparte.)
¡Ay Carlos que estoy perdido
a no vengarme obligado, 315
por ser Duque, y en su olvido
a morir disimulado
y a no quejarme ofendido!
(A MARCO ANTONIO.)
Amante sois puntual;
no me ha parecido mal 320
que ansí cumpláis vuestro amor.
MARCO ANTONIO
Háceme mucho favor
la Marquesa del Final.
CÉSAR
¿Que en vos logra su cuidado
la Marquesa? Y llevará 325
bien, el que la hayáis nombrado.
MARCO ANTONIO
¿Pues no señor? Claro está,
que trayéndoos un recado
de su parte, me consiente
alardes de su hermosura, 330
dice, que por el presente
estado, os dé la ventura
laureles, que en vuestra frente
multipliquen en Milán,
cuantas Coronas están 335
por el mundo repartidas:
porque las gocéis unidas
con el Imperio Alemán.
CÉSAR
Decilde vos a Sirena,
que de su cuerda elección 340
la doy yo la enhorabuena
que escogió a satisfación
de todos, que quien ordena
de sus afectos también,
no nos deja que cuidar, 345
que admito su parabién;
y que os pudiera envidiar
quereros tal beldad bien.
Si el cargo destos Estados
dejara desocupados 350
pensamientos inferiores,
que ya en materia de amores
se retiran jubilados.
Y que he de ser yo el padrino
desposándose con vos. 355
(A CARLOS aparte.)
¡Ay Carlos, qué desatino!
MARCO ANTONIO
Guarde a vuestra Alteza Dios,
que puesto que soy indigno
de tal merced, le prometo
reconocella leal, 360
y desde agora la aceto.
CÉSAR
Si sois Marqués del Final,
tendrá un señor muy discreto.
(Vase MARCO ANTONIO.)
CARLOS
Ya de tu desasosiego
la cura eficaz hallé, 365
que más alcanza quien ve,
que el que se ocupa en el juego.
Ni Sirena te aborrece,
ni mi amistad la da enojos,
ni en Marco Antonio los ojos 370
pone, ni le favorece.
Por tenerle inclinación
con ardides te conquista
su amor, sé buen estadista,
y lograrás tu afición. 375
Mujer que estima el secreto
de su amor de suerte en ti,
que le recela de mí:
si no te quiere, ¿a qué efeto
mandarle publicar pudo 380
a este necio opositor?
¿En él pregonero amor,
y en ti solamente mudo?
Sin más causa, no lo creas.
Obligarle a visitarte 385
con recaudos de su parte,
para que en su cuello veas
prendas, de quien dueño fuiste.
Permitir su desenfado
delante de tu crïado 390
las cosas que agora oíste,
no está fundado en desdén,
si reparan tus desvelos
en que ninguno dé celos
a lo que no quiere bien.
CÉSAR
Pues en que puede estribar
que se deleite Sirena,
Carlos, en darme a mi pena.
CARLOS
Descuida el asegurar,
y aviva mucho el temer; 400
vete Sirena, ensalzado
por Duque reverenciado,
y casi Real tu poder.
Dificulta su esperanza
al paso que vas creciendo, 405
y amor por celos subiendo
lo más remontado alcanza.
A más subir, más escalas
para alcanzarte procura;
porque a tan sublime altura 410
mal volará amor sin alas.
En esta razón de Estado
funda todo su rigor.
CÉSAR
De su filósofo amor
pienso que en la causa has dado; 415
y sírveme de consuelo
el imaginar, que ansí
no se desdeña de mí,
quien viviendo con recelo
de que me puede perder, 420
celos pone de por medio.
Confiésote que es remedio
de tan eficaz poder,
que igualmente crece en mí,
Carlos, mi amor con mi agravio. 425
CARLOS
Pues aprovéchate sabio
de sus armas.
CÉSAR
¿Cómo ansí?
CARLOS
Finge amar en otra parte,
que celos en competencia,
donde hay menos resistencia, 430
vencedor han de sacarte.
Sirena es mujer, no puede
siéndolo, disimular
su menosprecio, y pesar;
fuerza es que vencida quede. 435
Amante que fue querido,
y ruega menospreciado,
muestras da de afeminado,
cuando se humilla ofendido.
Y no has de ser tú tan necio, 440
que ruegos en tal sazón;
animen su presunción,
y engendren su menosprecio.
CÉSAR
¡Qué experimentado estás
en amorosos desvelos!
CARLOS
Batallen celos con celos,
veremos quién puede más.
CÉSAR
Alto, yo he de obedecerte:
¿mas a quién eligiré
para eso?
CARLOS
Yo te daré, 450
dama para merecerte,
digna de humillar el seso
más libre, cuya presencia
a Sirena en competencia
desvele.
CÉSAR
No digas eso, 455
que en Sirena aventuró
la hermosura su caudal.
CARLOS
¿No merece ser igual
la que en Valencia del Po
es Condesa? ¿No es Narcisa 460
hermosa competidora
del Sol, de quien es Aurora?
CÉSAR
Carlos, es cosa de risa
compararla con Sirena:
alabo su perfección, 465
celebro su discreción,
y sé que Narcisa es buena.
Para que en ausencia suya
encarezcas su favor:
mas no para que en mi amor 470
por Sirena sustituya.
CARLOS
No disputemos en eso,
solo intento que con ella
pruebes en tu dama bella,
si celos quitan el seso. 475
Prima es de Victoria.
CÉSAR
Ordena
a tu voluntad la mía,
que si de la tiranía
triunfo por ti de Sirena,
y tus trazas me aseguran 480
de su severo rigor,
sabré, que en males de amor
celos con celos se curan.
(Vanse.)
(Salen NARCISA, y ALEJANDRO.)
{{Pt|NARCISA|
No has de salir al torneo,
si deseas darme gusto. 485
ALEJANDRO
En él, Narcisa, me empleo,
mas mi palabra, no es justo,
que por cumplir tu deseo
se quiebre.
NARCISA
¿Por qué has de dar
palabra tú, sin tener 490
mi licencia?
ALEJANDRO
No has de usar
de tu amoroso poder,
tanto, que no des lugar
a que cumpla mi valor
con la obligación mayor 495
que como vasallo debo
en Milán al Duque nuevo:
sus límites tiene amor
en materia de quererte,
de agradarte, de servirte: 500
mi gloria es obedecerte,
mi regalo divertirte,
y mi tormento ofenderte.
Pero en lo demás, ya ves
que soy libre.
NARCISA
No se ofende 505
desto, quien firme amante es,
que amor a todo se estiende,
y aunque en ese tema des,
dudo por lo que te quiero
desgracias, que en tales fiestas 510
un accidente ligero
les vuelve tal vez funestas.
Y vistiéndose de acero,
no sé yo quién las ha dado
ese nombre mal fundado, 515
que fiestas si dellas gustas,
en vez de telas de justas,
visten telas de brocado.
¿Ves como tiene el amor
derecho para mandarte 520
que no salgas?
ALEJANDRO
Tu temor
puede, mi bien, disculparte:
yo he de ser mantenedor;
colores me puedes dar
con que animes mi esperanza. 525
NARCISA
Mas que por este pesar
has de obligar mi venganza.
ALEJANDRO
Ea deja de amenazar,
que cuanto más propusieres
olvidarme, más me quieres. 530
NARCISA
Dame penas confiado,
sabrá tal vez tu cuidado
lo que es agraviar mujeres.
(Sale CARLOS.)
CARLOS
En fe de lo que os estima
mi reconocido amor, 535
que ya por vuestro favor
alcanza el de vuestra prima.
Narcisa hermosa, no tengo
por contento el que hoy recibo,
si del parabién me privo, 540
que a recibir de vos vengo
César, Duque deste Estado,
y tan amigos los dos:
¿quién duda, que me deis vos
plácemes de su Privado? 545
NARCISA
Deseaba, Carlos, yo
de manera vuestro aumento,
que al instante mi contento
las albricias me pidió.
Que ya dobladas serán, 550
pues si no hay cosa partida
en amistad tan unida,
siendo Duque de Milán,
y gratulándoos a vos;
parabienes desobligo, 555
pues dándolos a su amigo,
en uno cumplo con dos:
el cielo en César aumente
Estados que vos gocéis.
CARLOS
Como licencia me deis 560
para cierto caso urgente,
aparte os quisiera hablar,
si Alejandro lo permite.
NARCISA
Alejandro siempre admite
lo que yo suelo estimar. 565
ALEJANDRO
Y mas, siendo vos a quien
tanto yo servir deseo.
CARLOS
Siempre, señora, me empleo
en lo que ha de estaros bien.
ALEJANDRO
(Aparte.)
¿Qué le está bien a Narcisa 570
y que no la sepa yo?
Sospechas, mal sosegó
amor que al recelo avisa.
¡Vive Dios, que voy dudoso!
¡Oh mar de amor, leve Esfera 575
que poca ocasión altera
las olas de tu reposo¡
(Vase.)
CARLOS
Condesa, esta universal
Deidad, que todo lo abrasa,
ha traído a vuestra casa 580
al nuevo Duque, su mal
solo en vuestra discreción
espera remedio.
NARCISA
¿En mí?
Carlos, jamás preferí
el oro a la inclinación: 585
yo se la tengo a quien puede
quejarse de vos.
CARLOS
Señora
no os alteréis hasta agora,
que sin que Alejandro quede
de su amor desposeído, 590
ni vos el nombre temáis
que constante eternizáis
lo que por el Duque os pido,
es tan sin riesgo del daño,
que prevenida, teméis 595
como del mismo sabréis,
que entra a veros,
NARCISA
Si es engaño,
Carlos, perderéis conmigo
mucho crédito los dos.
CARLOS
Ni es contra él, ni contra vos, 600
y es todo en bien de mi amigo.
(Sale CÉSAR galán como de noche.)
CÉSAR
Privilegios de la noche
divierten Narcisa bella,
enfados y gravedades,
que cuanto autorizan, pesan. 605
Partieron jurisdiciones
el día, y la noche quieta,
aquel negocios librando,
y entretenimientos esta.
Tanto destos necesito, 610
que habéis de darme licencia
para que en vuestra hermosura
hallen puerto mis molestias.
NARCISA
Como yo sea tan dichosa,
que en esta casa entretenga 615
sin agravio de mi fama,
sus pesares vuestra Alteza.
Podré con ese favor
dar envidia a la soberbia,
calidad a quien la habita, 620
y alabanza a su llaneza.
A lo menos yo, entretanto
que tal merced gozo en ella,
quisiera, como de Duque,
darle de Rey norabuenas. 625
CÉSAR
Todo lo que yo valiere,
como vos gustéis, Condesa,
a vuestra disposición
tendrá ventura más cierta.
¡Ay Narcisa, y que engolfado 630
en agravios, en sospechas,
en desprecios y en venganzas,
vengo a que me saquéis dellas!
NARCISA
¿Yo, gran señor?
CÉSAR
Sola vos
habéis de ser contrayerba 635
del veneno que me abrasa,
del fuego que me atormenta.
Esa discreción hermosa,
esa hermosura discreta,
castigo tiene de ser 640
de presunciones protervas.
Si vos no, ¿quién puede darme
vitoria en tan ardua guerra,
vida en tan mortal peligro,
gloria en tan ingratas penas? 645
NARCISA
Haced, suplícoos, señor,
generosa resistencia
a ímpetus desiguales,
si es bien que el valor los venza.
Vos sois mi señor, mi Duque, 650
yo, humilde vasalla vuestra,
ciego amor, vidrio la fama;
triste de mí si se quiebra.
CÉSAR
No acertáis, Narcisa hermosa,
mi mal. De causa diversa 655
proceden los desatinos
que mi paz desasosiegan.
Estad segura de quien,
si como me llamo César
y soy Duque de Milán, 660
de los dos polos lo fuera,
ni descortés a hermosuras,
ni pretendiente por fuerza,
ni cansado aborrecido,
ni ingrato a correspondencias, 665
diera a agravios ocasiones,
motivo a plumas y lenguas,
deslucimiento a mi sangre,
ni a mis oprobrios materia.
Otra hermosura me abrasa, 670
y solo estriba en la vuestra
el remedio de mi vida.
NARCISA
Declárese vuestra Alteza.
CÉSAR
La Marquesa del Final,
por recíproca influencia 675
del cielo, por su hermosura,
por mis desdichas dijera,
si no agraviara elecciones,
que aunque desdenes padezcan,
empleos dichosos logran 680
por lo altivo que contemplan...
Sirena en fin, que en las sirtes
de amor a los que navegan,
para anegar voluntades,
fue en nombre y obras sirena, 685
correspondiente al principio
a pretensiones honestas,
agradecida a secretos
y amorosa a diligencias,
de tal suerte entró agradable 690
en el alma que gobierna,
lisonjeando esperanzas
y cautivando potencias,
que adorando esclavitudes,
la aclamaron por su Reina 695
deseos, vulgo de amor,
que ignorantes se sujetan.
Tirano fue cauteloso,
que haciendo mercedes entra,
destruyendo vidas sale; 700
mas, ¡ay cielos!, si saliera
del pecho, ¿qué me faltaba?
Leyes propuso severa,
ofendiose de amistades
y menospreció firmezas. 705
Heredé en esto a Milán.
¿Quién, mi Narcisa, creyera,
que aumentos de Estados y honras
favores disminuyeran?
Crecí en dignidad, creció 710
en desdenes y en ofensas,
no siendo Duque me amaba,
ya Duque me menosprecia.
A un mozo bárbaro admite
tan pobre y falto de prendas, 715
cuanto rico de venturas:
este me hace competencia.
Marco Antonio es el querido,
el menospreciado César,
mis dádivas le autorizan, 720
sus mudanzas me atormentan.
Fácil pudiera vengarme,
a no envainar la prudencia
celos, armas prohibidas
en quien sin pasión gobierna. 725
Como me llama Milán
su señor, como respetan
ya lealtades, ya lisonjas,
por pisarla yo, la tierra.
Júntanse mis menosprecios 730
a mis celosas sospechas,
y de lesa Majestad
delitos mi amor procesa.
Carlos, que entrando a la parte
de mis prósperas y adversas 735
fortunas, juzga por propias
las que publican mis quejas.
Remedios busca eficaces,
y discreto me aconseja,
que castigando a mi ingrata 740
use de sus armas mesmas.
Que la de celos con vos
dispone, Narcisa bella,
milagrosa medicina
si sale bien su receta. 745
Ya vos sabéis, perdonadme,
de cuán flaca resistencia
sois todas, cuando ofendidas,
si cuando amadas, soberbias.
Mi salud estriba en vos, 750
sed mi dama en la apariencia,
ayudadme cautelosa,
dadme venganza discreta.
Como enfermo, os pido vida,
como ofendido, defensa, 755
como vuestro Duque ayuda,
como mujer competencias.
Castigad ingratitudes
de quien vuestro sexo afrenta,
y coronen vuestras plantas 760
el laurel de mi cabeza.
NARCISA
Puesto, gran señor, que es justo,
que vuestros agravios sienta,
y la elección que en mí hacéis
reconocida agradezca. 765
Será razón ponderar,
que tales las famas quedan
de mujeres pretendidas,
si los Príncipes las dejan.
Pareceos, señor, a vos, 770
que quien amante de veras
rehusaba desigualdades,
las admitirá, si es cuerda.
¿Agora dama de burlas?
A los peligros expuesta 775
de los juicios ociosos,
y sin el premio que esperan.
¿Desaciertos a esta traza?
¿Mi amante vos en las muestras,
yo vuestro empleo en el nombre, 780
y en la posesión Sirena?
No gran Señor, tenga yo
más dicha con vuestra Alteza,
que debo de haber estado
con descréditos de necia. 785
CÉSAR
No os pido yo en perjuicio
de vuestra opinión, Condesa,
livianas publicidades
que os desdoren pregoneras.
Ni esto puede durar mucho, 790
que celos son impaciencias
que en breve, o mueren, o matan,
larga paz, tras corta guerra.
Sospeche no más mi dama,
que ya vos lo sois, entienda 795
que amada favorecéis,
y correspondéis honesta.
Que si celosa prosigue
en mi agravio, y en su tema,
podrán sanar desengaños 800
lo que vislumbres enferman:
si decís de no, matadme.
NARCISA
Digo, que estoy ya resuelta
a ser dama titular,
si en la propiedad tercera, 805
que tanto me dais de plazo
para que estas cosas tengan
fin, ¿que temo dilaciones
por lo que peligro en ellas?
CÉSAR
El plazo será tan corto, 810
que con dos veces que os vea
favorecerme apacible,
quien me enloquece severa,
no os seré más importuno.
NARCISA
Y si a la noticia llegan, 815
de quien con lícito amor
me ha obligado a estas quimeras,
¿permitís, juramentado
que callará, darle cuenta
del papel que sostituyo? 820
CÉSAR
¿Qué amante tenéis?
NARCISA
Con deudas
de un siglo de voluntad,
y dos años de asistencia.
Ya no os puedo negar nada,
que para que os encarezca 825
lo mucho que por vos hago,
es bien daros esta cuenta:
Mirad el riesgo que corro.
CÉSAR
Con obligaciones nuevas
me empeñáis; no sé si os diga 830
que lo siento, y que me pesa:
¿y quién es el venturoso?
NARCISA
Pregunta escusada es esa;
porque en amores de burlas
suelen celos causar veras: 835
no habéis de saber su nombre.
CÉSAR
Ni yo gustaré que él sepa
secretos que desbaraten
el fin desta estratagema.
Porque si tiene noticia 840
por él, mi ingrata Sirena,
de que es fingido este amor,
cobrará su desdén fuerzas.
Y burlarase de mí,
sin que hacer sus celos puedan 845
la restauración debida
a mi posesión primera.
NARCISA
Digo, señor, que he de daros
gusto en todo.
(Sale ALEJANDRO.)
ALEJANDRO
No sosiega
de temores combatido 850
quien ama, ni quien pleitea:
a Narcisa dijo Carlos,
quedando a solas con ella,
que en cosas que bien la están
su solicitud se emplea: 855
¿cosas que están a Narcisa
bien? ¿y importa no saberlas
yo, que la he rendido el alma?
cielos, ¿qué cosas son estas?
¿sola Narcisa con Carlos? 860
(Velos por las espaldas.)
¿y ya con dos? ¿y recelan
que sepa yo lo que tratan?
¿y me despiden? Sospechas
adivinaldo vosotras.
CÉSAR
Esta sortija fue prenda 865
de quien me la dio mudable,
porque aborrece firmezas.
Pónesela en la mano.
Mejórese en el cristal
desta mano, pruebe en ella, 870
si para toque de celos
hay quilates de paciencia.
ALEJANDRO
(Aparte.)
¡Vive el cielo, que la ha dado
la mano, en quien tuve puesta
la cifra de mi esperanza, 875
teatro ya de mi ofensa!
¿Sortijas liviana admites?
Si el interés tira piedras,
que el poder en oro engasta,
no me espanto que te venza. 880
¿Quién será el usurpador
de mis glorias, que ya penas
juntaron flores a espinas,
y Iviernos a Primaveras?
¡Ah, Narcisa! En fin...
(Llégase a NARCISA, y vuelve la cabeza CÉSAR.)
CÉSAR
¿Qué es esto? 885
ALEJANDRO
¿Señor? ¿Aquí vuestra Alteza?
CÉSAR
¿Sois dueño vos desta casa?
ALEJANDRO
No señor.
CÉSAR
¿Pues qué licencia
a tan escusadas horas
os osan abrir las puertas? 890
ALEJANDRO
Buscaba yo, gran señor...
(Turbado.)
Digo que buscaba en ella,
y hallé ya lo que buscaba,
porque hallando a vuestra Alteza...
CÉSAR
Sin querer decís verdades, 895
andad, esperad afuera,
si es que en mi busca venís.
ALEJANDRO
(Aparte.)
Desdichas, salistes ciertas.
¡César, Duque de Milán!
¡Carlos, que en el bien se emplea 900
de Narcisa interesable!
¿Ausente yo, y mujer ella?
Ya pasáis de desengaños
imaginadas certezas;
ya, envidia, en el mar, Amiclas 905
teme fortunas de César.
(Vase.)
CÉSAR
¿Que Alejandro es vuestro amante?
NARCISA
El confesároslo es fuerza:
a dos años de esperanzas
correspondo.
CÉSAR
Sois discreta, 910
mucho merece Alejandro.
NARCISA
Y mucho es razón que sienta,
quien le quiere como yo,
los celos que de vos lleva,
y que no se me permita 915
asegurarle.
CÉSAR
Si aumentan
el amor, antes doy causa
a que más celoso os quiera.
ALEJANDRO
(Aparte.)
Perdido estoy, estoy loco.
(Sale ALEJANDRO.)
y para que más me pierda 920
a que renueve mis ansias,
me manda mi amor que vuelva.
CÉSAR
¿Entradas asegundáis
Alejandro?
ALEJANDRO
La primera
se me olvidó, gran señor 925
el daros la norabuena
del nuevo Estado que agora,
porque el descuido no ofenda
deudas de la cortesía,
vuelvo a daros.
CÉSAR
Diligencias 930
disculpables; no sé yo,
que para que se agradezcan
parabienes cortesanos,
se den en casas ajenas.
Andad, dádmelos después 935
en Palacio.
ALEJANDRO
(Aparte.)
Añadid penas
a penas, pesares míos,
para que me anegue entre ellas.
(Vase.)
NARCISA
¿Es posible, gran señor,
que no juzguéis por las vuestras 940
las ansias con que Alejandro
culpa mi amor y firmeza?
¿con él solo vos cruel?
CÉSAR
Asegúroos que me pesa
puesto que no os tengo amor, 945
que tanto Alejandro os quiera.
(Sale ALEJANDRO.)
ALEJANDRO
La Marquesa del Final
sospecho que a veros entra.
CÉSAR
¿Pues quién os ha dado a vos
el cargo de paje, o dueña? 950
ALEJANDRO
Apeábase del coche,
y para que la Condesa
estuviese apercebida,
pareciome.
CÉSAR
No os parezca
también Narcisa, Alejandro. 955
NARCISA
(A él aparte.)
Señor, ¿vuestra Alteza intenta
deshacer obligaciones
o dar celos a Sirena?
CÉSAR
Uno, y otro.
CARLOS
Agora es tiempo
que saquen a luz tus pruebas, 960
que tanta jurisdición
tienen los celos.
CÉSAR
(A ella aparte.)
Condesa,
en vuestro engaño consiste
la vitoria desta empresa,
satisfaced mis venganzas. 965
NARCISA
Dios me saque con bien dellas.
(Salen SIRENA, y DIANA.)
SIRENA
A amiga que se descuida
tanto de mí, justo fuera
en venganza de su olvido,
ni visitarla, ni verla. 970
Pero puedan más en mí.
NARCISA
Advertid, que está su Alteza
presente, llegad, y hablalde.
SIRENA
¿Quién?
NARCISA
Nuestro Duque, Marquesa.
SIRENA
(Aparte.)
¡Ay cielos, a tales horas 975
y en tiempo que la grandeza
suele soñar Majestades,
tan comunicable César!
¿Qué es esto, temores míos?
(A él.)
Augustos laureles sean 980
los Estados, gran señor,
que aumenten el que hoy hereda.
CÉSAR
(Muy seco el Duque.)
Guárdeos Dios.
SIRENA
Ay prima mía,
¡qué guárdeos Dios tan a secas!
DIANA
Eslo toda Majestad, 985
porque es el Sol su Planeta.
CÉSAR
Dareisle, Narcisa, a Carlos,
crédito siempre que venga
a renovar de mi parte
lícitas correspondencias. 990
Y entretanto, olvidad vos
las antiguas, si interesan
méritos de la hermosura,
coronas, con que amor premia.
Y a Dios.
NARCISA
Ya es obligación 995
gran señor, lo que antes era
voluntad, y en una y otra
procuraré yo que sean
reconocimientos justos
fiadores de tanta deuda, 1000
abonados por humildes.
(Vanse CÉSAR, y CARLOS.)
SIRENA
¿Qué cifras, prima, son estas?
ALEJANDRO
Agora que mis agravios
ojos hasta aquí, ya lenguas,
pueden libremente darte 1005
parabienes entre quejas;
Si puedes busca.
(Sale CÉSAR.)
CÉSAR
Alejandro
seguidme.
(Vase.)
ALEJANDRO
[Aparte.]
¿Aun hablar me vedan?
Pues revienten dentro el alma
víboras de mis ofensas. 1010
(A ella.)
Busca, si puedes, disculpas.
(Sale CARLOS.)
CARLOS
Alejandro, el Duque espera.
ALEJANDRO
Porque desespere yo,
pues aun quejar no me dejan.
(Vanse los dos.)
NARCISA
Ven Sirena de mis ojos, 1015
que cuando mis dichas sepas
palabras han de faltarte
en llegando a encarecerlas.
SIRENA
Si son las que yo he sacado,
Narcisa, por consecuencias, 1020
parabienes te apercibo.
(Aparte.)
¡Ay Dios, si ponzoña fueran!
NARCISA
¿Ves este diamante amiga?
pues señal es su firmeza
de una voluntad, que en él 1025
sus esperanzas empeña.
SIRENA
(A DIANA aparte.)
Prima, ¿no adviertes, no escuchas,
no tocas perdidas prendas,
favorables a un ingrato
y ya en posesión ajena? 1030
¿Qué he de hacer?
DIANA
Llorar locuras,
y escarmentar hoy en pruebas
de amor, que salen tan caras.