Carta de Mariano Egaña a Juan Egaña (5 de Mayo de 1824)


VALPARAÍSO, 5 DE MAYO DE 1824.

Amadísimo padre,

Ayer he ocupado el resto del día desde que recibí la de Ud., y hoy la mañana, en averiguar qué riesgo podrá haber en mi partida con respecto a los buques españoles. El comandante Forster, el Gobernador, el comandante Postigo y cuantos han sido consultados, me aseguran unánimemente que absolutamente no hay peligro porque los tales buques traen un rumbo enteramente distinto aun cuando toquen en Chiloé, siendo mucha la distancia en que deben pasar los barcos que van a Europa y los que vienen: porque ya el navío y su comitiva de que no se ha de desprender, deben estar en Arica o cerca; y porque en todo evento la calidad de neutral ha de salvar al bergantín en que voy. A esto se agrega que ni ellos saben quién soy yo porque mi nombre pelado en el registro nada les indica, ni es cosa que merezca darles cuidado, ni un buque pequeño es fácil sea visto, y menos todavía que un buque grande con su gente fatigada y enferma como deben traer los españoles después de una navegación larga, se pare a examinar los buques que encuentra cuando éstos huyen el encuentro como lo hará nuestro capitán; y en el último caso sirven el diploma y credencial españoles, pues van ocultos, o se botan al agua. Todo esto me decide a embarcarme, tal vez mañana.

He recibido los impresos rotulados al Gobernador. Supongo que Ud. habrá escrito el número 5 del Correo de Arauco. Sobre esto he dado instrucciones a don Francisco María Astorga, que hablará con U.

Siento la falta de noticias biográficas, que le pedí, y las espero en primera oportunidad.

Va el oficio sobre la Procuraduría Nacional. Ud. acordará la providencia que se le haya de poner.

Ha llegado ayer a la oración el navío de guerra inglés Cambridge de 80 cañones procedente de Río Janeiro con 40 días de navegación. Su comandante se rió cuando se le preguntó si dejaba una escuadra francesa en aquel punto: dijo que sólo una fragata. En todo su viaje no ha encontrado buque alguno, sino una fragata que divisó a lo lejos sobre la altura de Chiloé, y que no pudo conocer si era de guerra por la distancia. Ha traído a su bordo a Mister Nugent, Cónsul general inglés para Chile [1], quién ya ofició hoy al Gobernador. Vienen dos Vicecónsules, uno para Coquimbo, y otro para Talcahuano.

Veo lo que hay sobre revolución. Paciencia, ¿si el señor Tagle querrá ponerse a cubierto?

A Dios mi amadísimo padre. Soy su

Mariano.