Carta de Allende a Hidalgo 18101119



Carta de Ignacio Allende a Miguel Hidalgo con respecto al plan de Hidalgo de abandonar Guanajuato para pasar a Guadalajara.

Sr. generalísimo D. Miguel Hidalgo y Costilla.

Cuartel general de Guanajuato. Noviembre 19 de 1810.

    Queridísimo amigo y compañero mio. Recibí la apreciable de V. de 15 del corriente y en su vista digo, que nada seria mas perjudicial á la nación y al logro de nuestras empresas, que el que V. se retirase con sus tropas á Guadalajara, porque eso seria tratar de la seguridad propia y no de la comun felicidad, y así lo habia de creer y censurar todo el mundo. El ejército de operaciones al mando de Calleja y Flon, entra por nuestros pueblos conquistados como por su casa, y lo peor es que los seduce con promesas lisonjeras, de suerte que hasta con repique lo recibieron en Celaya, y tienen razon porque se les ha dejado indefensos. Todo esto va induciendo en los pueblos un desaliento universal, que dentro de breve puede convertirse en odio de nosotros y de nuestro gobierno, y tal vez estimularlos á una vileza, de maquinar por conseguir su seguridad propia. No debemos pues desentendernos de la defensa de estas plazas tan importanes, ni de la destruccion de dicho ejercito, que por todas partes esparce, con harto dolor mio, la idea de que somos cobarde, y jasta los mismo indios lo han censurado. De otro modo, abandonada esta preciosa ciudad la mas interesante del reino, ó si somos derrotados en ella por el enemigo, ¿que será de Valladolid, de Zacatecas, Potosí y de los pueblos cortos? ¿y qué será de la misma Guadalajara, para donde se dirijirá el enemigo cada vez mas triunfante y glorioso con sus reconquistas? Me parece infalible la total pérdida de lo conquistado y la de toda la empresa, con el agregado de la de nuestras propias vidas y seguridad, pues ni en la mas infeliz ranchería la hallariamos, viéndonos cobardes y fugitivos, sino que ellos mismos seria nuestros verdugos.

    El mismo Huidrobo y en su ejército pedian, en vista de que Guadalajara nos esperaba de paz, que pasase yo en persona, para mayor solemnidad y mejor arreglo de las cosas: pero como no trataba yo de asegurarme, sino de la defensa de esta ciudad (Guanajuato) de tanto mérito por su entusiasmo, por los muchos intereses que tenemos en ella, por la casa de moneda que tanto importa, y por tantos mil títulos, no quise hacerlo, sino permancer aquí y prevenir á V., como lo he hecho, y á las divisiones de Iriarte y Huidrobo, se acerquen con tanta fuerza puedan, para atacar al enemigo por todas partes, destruirlo y abrirnos el paso á Querétaro y Mejico, ó cuando ménos conseguir la seguridad de lo conquistado, y hacer fuertes en sus fronteras, para cortar á Mejico vívieres y comunicaciones. El Lic. Avendaño acompaño a Huidrobo á Guadalajara para el arreglo del gobierno y lo demás, y tambien hice lo acompañase Balleza, á las ordenes de Huidrobo, previniendo á este en presencia del mismo Balleza, que no se le obedeciese por ser tan manifiesta su debilidad, y que solo pensaba en la seguridad personal. No fué necesario que llegasen á Guadalajara, ni para su toma, ni para el arreglo del gobierno en todas sus partes, porque el famoso capitan Torres y los mismos patriotas buenos y vecinos de Guadalajara, lo han puesto todo en el mejor órden que se puede desear, segun los partes que recibí ayer, y así cualquiera otra cosa, léjos de fomentar el órden lo destruirá é introduciria el dosórden qe tantos estragos nos ha ocasionado. En esta virtud, en justicia y por amor propio, no puede ni debe V. ni nosotros pensar en otra cosa, que en esta preciosa ciudad que deber ser capital del mundo, y así sin pérdida de momentos ponerse en marcha, con cuantas tropas y cañones haya juntado, para volver á ocupar el valle de Santiago, y los pueblos ocupados por el enemigo hasta esta frontera, y atacarlo con valor por la retaguardia, dándonos aviso oportuno de su situación ara hacer nuestra salida, y que cercado por todas partes, quede aniquilado, y nosotros con un completo triunfo.

Ignacio Allende, capitan general de América.


    Es llegado el tiempo de hablar con la libertad que pide nuestro comprometimiento. Yo no soy capaz de apartarme del fin de nuestra conquista: mas si empezamos á tratar de las seguridades personales, tomaré el separado partido que me convenga, lo que será imposible practique, siempre que V. se preste con vigor á nuestra empresa, y V. y no otro debe ser el que comande esas tropas. Guadalajara, aun cuando le faltase algun arreglo, despues se remediará, y Guanajuato acaso seria imposible volverlo á hacer nuestro adicto. Vale.