Carta abierta del Jefe de Falange Socialista Boliviana, 21 de septiembre de 1946. Parte II


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NUESTRA RESPONSABILIDAD EN EL GOBIERNO DE VILLARROEL

Podría sostenerse que la responsabilidad que correspondería a FSB en el depuesto régimen de Villarroel, justificaría esta medida conculcadora de los ideales del 21 de julio. Pero aún en este caso, debe saberse que el proceso histórico está abierto y allí ha de dirimirse la participación que las personas y las organizaciones han podido tener, en el período que se enjuicia; pero, no es fuera de esta investigación y por sobre la verdad histórica, que puede juzgarse y condenar.

Por lo demás, debemos dejar establecido, que nuestra responsabilidad política no la vamos a ventilar ante las policías. No es el gobierno, sino el pueblo quien ha de juzgarnos en este aspecto, otorgándonos o negándonos su confianza y adhesión.

Nos interesa sólo en este sentido, resumir en el presente documento nuestra actuación frente al gobierno del Tcnl. Villarroel, para establecer la verdad; y no con el propósito de eludir las persecuciones que se pudiese ordenar.

Al relatar sistemáticamente nuestras relaciones con el régimen depuesto, queremos aclarar que si bien fuimos inspirados desde nuestra auténtica posición nacionalista, que veía traicionado el ideario de la revolución de 1943; nuestra conducta fue tanto más sincera, cuando los errores y vicios del gobierno comprometían la causa nacionalista de las que somos servidores e intérpretes. No fueron otros los móviles de nuestra oposición.

FSB intervino en la revolución del 20 de diciembre de 1943. Lo hizo consciente de cumplir un imperativo patriótico que el país secundó esperanzado. Se resolvió desenvolver un plan de gobierno de inspiración nacionalista y fue FSB consecuente con sus propios postulados al apoyar este pronunciamiento. Sin embargo, FSB, desde el primer instante, y aún en los momentos de la euforia post revolucionaria – en la que en casos análogos, siempre ha contemplado el país estupefacto, cómo los hombres y los partidos cobran el precio de su intervención mediante el asalto a la administración pública– conservó su intransigencia doctrinal y moral; sin aceptar las funciones privilegiadas que se ofrecían a sus cuadros directivos y sin renunciar a su deber de controlar la fidelidad ideológica de la revolución.

Así fue en efecto. Desde los primeros días revolucionarios, la intransigencia falangista disonó frente al coro de los entusiastas de esa hora.

El 23 de diciembre de 1943, FSB se dirigió al Comité Revolucionario Militar expresando: “Por consiguiente, cree de su deber constituirse en guardia permanente del ideario de la revolución, evitando toda adulteración de su contenido y salvando su responsabilidad histórica al colocarse en frente de la Junta de Gobierno, si traiciona sus principios ideológicos”.

Confirmando estos conceptos, creyó de su deber advertir al Presidente Villarroel que su apoyo no sería incondicional ni subordinado a otro interés, que la lealtad a los ideales proclamados. Así, en carta fechada en 30 de diciembre de 1943, se dirigió al Presidente, estableciendo categóricamente lo siguiente: “Si el programa no se cumple, si el sentido de la revolución se defrauda, señor Presidente; nos sentiremos desligados de todo compromiso y nos colocaremos en frente de esta revolución”. FSB colaboró desde el pleno de distancia que le señalaba sus exigencias doctrinales, haciendo llegar sus observaciones y críticas hasta los personeros de gobierno, produciendo un sensible alejamiento; pues dicha crítica había de parecer inoportuna a un régimen al que llegaban entusiastas proposiciones de colaboración de sus enemigos como el PIR; que, según declaraciones de su Sub Jefe en “Pregón”, del 13 de febrero de 1944, había propuesto al gobierno del Mayor Villarroel, la formación de un frente formado por fuerzas jóvenes del Ejército, de la Confederación Sindical de Trabajadores, del Partido de la Izquierda Revolucionara (PIR), del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y de sus sectores independientes anti nazis, para realizar una labor coordinada alrededor de reformas en Bolivia”.

Cuando FSB advirtió que ya nada podía hacer para rectificar el curso fraudulento de una revolución que se llamó nacionalista, se desligó de toda responsabilidad; mediante el trascendental documento político llamado Carta abierta al Presidente Villarroel, fechado en 4 de noviembre de 1944. En dicho documento, se denuncia que: “La revolución ha sido traicionada, y por lo tanto, FSB se releva de toda responsabilidad política, haciendo constar que no ha tenido ninguna intervención en los actos del gobierno”. Bastaría dicho documento para hacer fe de nuestra desvinculación del régimen anterior. Pero FSB, aún dentro de esa línea, cumplió su cometido de impugnar los errores del régimen y desautorizar la bandera de un nacionalismo prostituido.

Así fue como en febrero de 1945, dio a publicación su declaración condenatoria de los métodos de represión política. Luego, todos sus documentos posteriores impugnaron la línea política del gobierno, en el propósito cívico de salvar la causa del nacionalismo; que no podía quedar comprometida con la obra de un gobierno que no fue nacionalista.

En mensaje del Jefe del partido, de 1 de enero de 1946, se enjuiciaba la obra del gobierno en los siguientes términos: “Todos los actos posteriores de este gobierno lo han confirmado: la ausencia de una política de restauración bolivianista, capaz de encausar la educación y el trabajo hacia los fines de la Nación; la desordenada legislación social que se ha dictado; el ejercicio de una violencia injustificada, mientras se mantiene en la impunidad a los que delinquieron contra los bienes del Estado; una acción de gobierno, en resumen, que empuja al pueblo boliviano al desconcierto y al desorden, con olvido del supremo interés de la Patria. Tales gobiernos, de ambigua conducta e inspiración, suelen convertirse por su ideología híbrida, en el abono de la anarquía y la disolución nacional”.

FSB fue el primer partido en declarar su abstención en las pasadas elecciones, mediante resolución expresada así, entre otros conceptos: “En atención a que los comicios electorales del 5 de mayo próximo, representa una farsa electoral organizada por el gobierno actual; que ya ha designado los representantes nacionales, quedando en consecuencia, eliminada la competencia política, que había de demostrar cuales partidos cuentan con respaldo popular…” (Abstención electoral firmada por el Comité Electoral de FSB, publicada el 25 de abril de 1946 en “Los Tiempos” de Cochabamba).

Condenando sucesos sucedidos en Santa Cruz, FSB emitió un voto que decía: “…Falange Socialista Boliviana, en consecuencia, acusa al Movimiento Nacionalista Revolucionario de fomentar la traición a Bolivia, con su conducta rayana en el vandalismo, como el ametrallamiento sorpresivo y cobarde a seis miembros del FDA (Frente Democrático Antifascista)” (Consejo Consultivo de la Célula “O”, Santa Cruz, 30 de abril de 1946).

“El Heraldo”, órgano de FSB editado en Cochabamba, al definir su posición con relación al gobierno anterior, expresaba en su artículo editorial intitulado “Frente a una revolución en marcha”: “Pero la verdad es que todos los verdaderos revolucionarios nacionalistas –no los revolucionarios presupuestívoros que sirven al régimen actual- están frente al gobierno en una oposición tácita o expresa de disconformidad”.

Largo sería enumerar cómo FSB cumplió su advertencia de ponerse en frente de la revolución si sus postulados no se cumplían. Pero interesa decir que este esclarecimiento histórico es la palabra definitiva y última que pronunciamos sobre este tema, en servicio de la información pública; pues supimos cumplir nuestro deber cuando el gobierno anterior defraudaba las ansias nacionalistas; y no nos detendremos desde ahora en contemplar el pasado, sino que nos enfrentaremos al porvenir con la misma intransigencia doctrinal y entereza cívica con que lo hicimos ayer.

Nuestra conducta está aclarada para el pueblo, cuyo sentido de justicia no puede engañarse. Los que se empeñan en comprometer nuestra organización en actos ajenos a su responsabilidad, cumplen finalidades políticas contra el nacionalismo, a cuyas consecuencias no tememos enfrentarnos.

SOBRE ACTIVIDADES SEDICIOSAS

Se dice finalmente, que FSB estaría en un plan de subversión del orden público, para cuya prevención sería preciso declararla fuera de la ley. La medida es desproporcionada y anticonstitucional, para quienes derrocaron un gobierno que no supo conjurar los peligros internos de acuerdo a las previsiones constitucionales.

Pero la especie cae también por absurda, pues FSB no aspira sino a la consolidación de un orden legal; donde vencido el comunismo por la unión de todos los bolivianos, pueda entregarse el país a la tarea de equilibrar las fuerzas nacionales en servicio de la Nación. Lo evidente es que FSB, cumpliendo con este propósito, impulsada por su misión histórica y como depositaria de la fe de todo el pueblo anticomunista de Bolivia, se halla dedicada a la tarea de derrotar al comunismo en todos los campos en que se presentare.

Tenemos la seguridad de que si la Junta de Gobierno no traiciona la esperanza actual del país, entregándose insensible al juego interesado de los partidos comunistas, serán derrotadas las fuerzas antinacionales, por la expresión mayoritaria del país todo. Pero, si el gobierno acepta la especie maliciosa de confundir toda acción anticomunista con acción contraria al Ejecutivo y secunda dócilmente el plan de esas fuerzas, tratando de eliminar la intervención política al auténtico bolivianismo, expresado en FSB; suya será la responsabilidad monstruosa de haber entregado al sacrificio y las ansias de un pueblo patriota a los que representan la antítesis de los ideales cívicos de la bolivianidad.

NUESTROS DERECHOS SON IRRENUNCIABLES

Al dirigirnos a Ud., señor Presidente, repetimos: No queremos eludir la persecución, en la que se hacen grandes y amados los ideales políticos. Hemos querido únicamente, dejar pública constancia de nuestra protesta y una explicación sucinta al pueblo boliviano, que pueda desmentir las calumnias o prejuicios en contra nuestra. Orgullosos estamos de nuestros postulados y serenos en nuestras responsabilidades. Nada podemos temer del futuro que, cuanto más fuerte se nos hiera, más hondo se afirmará nuestro ideal.

Y, para concluir, queremos expresar ante su responsabilidad de gobernante, que si llegase el caso de que prevaleciesen las maquinaciones que denunciamos sobre la probidad justiciera no desmentida hasta hoy; la medida de declararnos al margen de la ley será ineficaz para silenciar nuestro derecho irrenunciable de predicar nuestro ideal de buenos bolivianos al pueblo de Bolivia.

El atentatorio decreto que la historia recogerá como un baldón de ignominia para su gobierno, tendría que proseguir en su obra destructora de nuestra causa falangista; segando la vida de quienes, porque tienen un ideal patriótico y honrado, no habrán de renunciar a el, aunque las leyes no los amparen.

Con este motivo, saludo a UD., señor Presidente

¡POR BOLIVIA!

Oscar Unzaga de la Vega

Jefe de Falange Socialista Boliviana