Canto a Rafael Barrett
¿Titilaban acaso las estrellas
y oír pudiste
sus melopeas de solitarias?
Campanero del posible ensueño.
Hermano nuestro.
Tú tocaste un Angelus
fraternal y rebelde.
Asucultando la noche
del Cosmos y del hombre,
con el badajo rojo de tu corazón
llamabas.
Era viril tu canto
y la tónica de tu canto era el Amor.
Hermano, es ya la hora de la gesta
que amamantó tu anhelo.
Tras el alba nueva
renacerá en el hombre su primer sonrisa.
Y no estarán tan solas las estrellas!