Canciones Surianas/En la hamaca

Canciones Surianas
de Juan Bautista Delgado
En la hamaca
EN LA HAMACA.


A Rubén M. Campos.


Descansa, es la hora. De lo alto desciende
en sueltos girones la roja calina;
el Sol—ígneo loto—su cáliz enciende
y el fuego que riega los montes calcina.

Descansa, mi reina, descansa, ya es hora:
la tierra vomita su aliento de fragua;
ya todas las flores marchitas están;
el pez—áurea flecha—nervioso desflora
las ondas del agua,
y sale á los bancos de arena el caimán.


Su oliente resina sudó el liquidámbar
—aroma enervante, selvático y rico—
y el aire con tenues perfumes de ámbar
se antoja el que esparce sedeño abanico.
 
Te aguardo impaciente, no tardes, te espero;
la hamaca á la sombra del plátano oscila;
su toldo es el toldo de un gran parasol....
ya plañe la flauta del indio hamaquero. . . .
¡Oh ven, mi tranquila,
mi tierna, mi dulce torcaz-tomasol.

¡Cuan bello que ríes!... Tu boca es un broche
de rojos claveles; y en tu hombro albeante
tu obscuro cabello, semeja hosca Noche
que enreda sus sombras á un Alba triunfante.

¡Tus ojos.... en ellos con fúlgido fuego
Amor—mariposa voluble—hace gala
batiendo dos pétalos de oro y azur;
en ellos un vivo placer, loco y ciego,
audaz quema el ala;
en ellos esplende la lumbre del Sur!


Pareces querube tendido en la cuna,
la música oyendo de eclógicos sones,
ó bien tremulante rayito de luna,
prendido en un copo de lácteos vellones.

Descansa, mi reina, descansa, ya es hora;
la tierra vomita su aliento de horno....
ya todo se aduerme, no se irgue una flor;
allá, entre las ramas, el ave canora,
sacude el bochorno....
y en tanto, yo arrullo tu ensueño de amor.