Cancionero (Petrarca)/Se parte el viejecillo blanco y cano

Se parte el viejecillo blanco y cano
del dulce hogar donde es su edad cumplida,
y de la prole del dolor transida
por ver al caro padre andar lejano;

luego de allí arrastrando el cuerpo anciano
por los días extremos de su vida,
se ayuda del afán que en él anida,
roto de edad y corvo del solano;

y a Roma va, siguiendo su deseo,
por mirar el semblante del que ansioso
allá arriba en el cielo ver espera.

Así, ¡ay de mí!, cuando otra mujer veo,
cuanto es posible, en ella buscar oso
vuestra adorada forma verdadera.