Cancionero (Petrarca)/La mujer bella que tú amaste tanto

La mujer bella que tú amaste tanto
de nosotros de repente se ha partido,
y espero que hasta el cielo haya subido,
pues tal fue su vivir de dulce y santo.

Las llaves de tu pecho tras el llanto
recobra que ella en vida ha poseído,
y sigue el paso aquel que ella ha escogido,
sin que el mundo te dé ya más quebranto.

Que ya si la mayor carga no porta,
serále cualquier otra al alma leve
e irás como ligero peregrino.

Ve cómo hacia la muerte el paso mueve
toda cosa creada, y cuánto importa
ligero ir de equipaje en el camino.