Cancionero (Petrarca)/Aquel señor contra el que no aprovecha

Aquel señor contra el que no aprovecha
ni esconderse, ni huir, ni hacer defensa,
el alma en fuego me dejó suspensa
con una ardiente y amorosa flecha.

y, aunque fue la primera a mí derecha,
por abonar su acción, mortal e inmensa,
con otra de piedad el arco tensa,
y de una y otra al fin punza y asecha.

Arde una herida y vierte fuego y llama;
y agua la otra, que se forma en ella
y los ojos destilan cuando os veo.

Que no por las dos fuentes la centella
mengua el incendio que mi pecho inflama;
antes por la piedad, crece el deseo.