Cancionero (Petrarca)/Aquel palidecer que la sonrisa

Aquel palidecer que la sonrisa
de una amorosa niebla recubría,
con tal nobleza al alma aparecía
que asomó al rostro de evidente guisa.

Vi entonces, como allí donde Dios pisa
un alma otra alma ve, que tal se abría
su piedad que nadie más la sentiría;
mas yo sí, que alma al resto tengo omisa.

Todo divino gesto favorable
que haga mujer que sienta un amor puro,
fuera desdén al lado del que digo.

Llevaba a tierra el bello rostro afable,
y decía en silencio, me figuro:
«Ay, ¿quién me aleja de mi fiel amigo?»