Cancionero (Petrarca)/Alma bendita, que tan dulcemente

Alma bendita, que tan dulcemente
volvías gesto, más que el sol radiante
y gemido y palabra suspirante
que aún siento que resuenan en la mente,

ya te vi, de honesto fuego ardiente
mover entre la hierba el pie un instante,
no de mujer, de ángel el portante,
de aquella que hoy es más que ayer presente;

cuya persona, hasta tu Autor volviendo,
dejaste en tierra en forma de aquel velo
que te prestó la Providencia en suerte.

Partió del mundo Amor, en tú partiendo,
y Nobleza, y el sol cayó del cielo,
y dulce comenzó a nacer la Muerte.