Cancionero (Petrarca)/¡Ay, si pudiera yo vengarme un día

¡Ay, si pudiera yo vengarme un día
de quien con lengua y ojos me destruye,
y por mayor dolor después me huye,
negándome sus ojos, dulce e impía!

Así triste y cansada al alma mía
su fuerza poco a poco disminuye,
y, león rugiente casi, el pecho influye
las noches que en reposo estar podría.

El alma, que del cuerpo se deslaza,
de mí parte, y ya libre por tal lucha
hacia ella va por más que la amenaza.

Y aún provoca en mí sorpresa mucha
que, mientras le habla y llora y luego abraza,
no rompa el sueño ella, si la escucha.