Buenos Aires desde setenta años atrás/Capítulo XXXV

Solicitud del interesado para continuar enseñando en un colegio. -Informe de los testigos requeridos. -Información del Director del Colegio. -Tramitación interminable. -Curiosa circular del Obispo Medrano.

I

Aunque de una época reciente, relativamente a lo que venimos recordando en este escrito, vamos a poner en conocimiento del lector un documento curioso que tenemos a la vista, y que transcribimos íntegro, para patentizar una de las innumerables excentricidades de don Juan Manuel Rosas. Es el testimonio de una solicitud hecha para poder enseñar en un establecimiento de educación. Dice así:



II

Corresponde

¡Viva la Confederación Argentina!

¡Mueran los Salvajes Unitarios!


N. N. ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! Buenos Aires, diciembre veinte y seis de mil ochocientos cuarenta y cuatro. Año 35 de la libertad, 30 deo la Independencia y 15 de la Confederación Argentina. Solicita le conceda Su Excelencia la declaratoria de Federal, mediante la información, y lo permita continuar enseñando en el colegio N. -Excelentísimo señor. -N. N., natural y vecino de esta ciudad y ante Vuecelencia, sumisa y respetuosamente expone: -Que hace mucho tiempo se halla de profesor en el colegio N., y no pudiendo continuar en este destino, sin que acredite su firme adhesión por el Santo Sistema Nacional de la Federación, así como también su virtud, moralidad ejemplar, su profesión de la fe Católica Apostólica, Romana, y su competente idoneidad en el ramo que enseña, cuyos requisitos exige Vuecelencia por decreto de veinte y seis del mes de América del año presente, por tanto: A Vuecelencia suplica encarecidamente admita la competente información sobre los antecedentes expresados, para lo cual presenta por testigos a don Pedro Larrosa, Juez de Paz de la Parroquia de la Concepción y a don Domingo Diana, Juez de Paz de la del Pilar, y evacuada que sea, se sirva Vuecelencia concederle la declaratoria correspondiente y el permiso de continuar enseñando en el expresado Colegio, cuya gracia espera de Vuecelencia. -Excelentísimo señor. -N. N. Buenos Aires, Enero, 14 de 1845. -Por presentado: recíbase con citación del Ministerio Fiscal la información que ofrece. Los Jueces de Paz indicados, informen sobre los particulares que comprende el presente pedimento, pasándoselas al efecto. -Pereda. -Proveyó y firmó el anterior decreto el señor Asesor General de Gobierno, doctor don Bernardo Pereda, en Buenos Aires, día, mes y año de su fecha. Rufino Basavilbaso. -En 17 de dicho mes y año lo hice saber a don N. N., y firmó, doy fe. -N. N. Basavilbaso. -En el mismo día, mes y año, lo hice saber, citándole, como en él se manda, al señor Fiscal, doy fe. -Una rúbrica. -Basavilbaso. -En el mismo día, mes y año, pasé este expediente a informe del señor Juez de Paz don Domingo Diana. Lo anoto para constancia. -Basavilbaso. -¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! El que firma, evacuando el informe que ordena el precedente decreto del señor Asesor de Gobierno, dice: Que conoce individualmente a don N. N., por natural de esta ciudad, y sabe su adhesión a la Causa Nacional de la Confederación Argentina, como también su virtud, moralidad, profesión de fe Católica, Apostólica, Romana, y capacidad para enseñar. -Buenos Aires, Enero, 20 de 1845. -Excelentísimo señor Domingo Diana. -¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! Buenos Aires, Enero, 21 de 1845. Excelentísimo señor. -El que firma, Juez de Paz de la Parroquia de la Concepción, evacuando el informe que se le pide por el señor Asesor de Gobierno, expone: Que conoce por algún tiempo a don N. N., vecino de esta ciudad, adicto a la Sagrada Causa Nacional de la Confederación Argentina y a la esclarecida persona del Excelentísimo señor don Juan Manuel de Rosas, Gobernador y Capitán General de la Provincia, como igualmente su virtud, moralidad de fe Católica, Apostólica, Romana, y talento para la enseñanza en el Colegio N. Excelentísimo señor. -Pedro Larrosa. -Enero, 25 de 1845. -Vista al Ministerio Fiscal. -Pereda. -Proveyó y firmó el anterior decreto el señor Asesor General de Gobierno, doctor don Bernardo Pereda, en Buenos Aires, día, mes y año de su fecha. -Rufino Basavilbaso. -En el mismo día lo hice saber a don N. N., y firmó, doy fe. -N. N. Basavilbaso. -En 27 de dicho mes y año, lo hice saber, pasándole este expediente al señor Fiscal, doy fe. -Una rúbrica. -Basavilbaso. -¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! Excelentísimo señor. -Habiendo justificado don N. N. el tenor de la información que ha producido, hallarse con todas las aptitudes que requiera el Supremo Decreto de 26 de Mayo del año próximo pasado, para poder dedicarse, a la enseñanza pública, no hay inconveniente para que Vuecelencia se sirva otorgarle el permiso que solicita. Buenos Aires, Febrero, 13 de 1845. -Cárdenas. -Buenos Aires, Febrero, 20 de 1845. El Director del Colegio N. informe si el suplicante enseña en él y si está o no satisfecho de sus aptitudes para el efecto. -Pereda. -Proveyó y firmó el anterior decreto el señor Asesor General de Gobierno, doctor don Bernardo Pereda, en Buenos Aires, día, mes, y año de su fecha. -Rufino Basavilbaso. -En 24 de dicho mes y año lo hice saber a don N. N. y firmó, doy fe. -N. N. Basavilbaso. -En el mismo día le hice saber al señor Fiscal, y lo rubricó, doy fe. -Una rúbrica. -Basavilbaso. -En 25 de dicho mes y año, lo hice saber, pasándole este expediente, al Director del Colegio N. y firmó, doy fe. -Basavilbaso. -¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! Excelentísimo señor. -El que suscribe, evacuando el informe que ordena el anterior decreto del señor Asesor de Gobierno, dice: Que don N. N. enseña como profesor en el Colegio N. y que está completamente satisfecho de sus aptitudes al efecto, como públicamente lo ha manifestado en los exámenes generales del presente año. Febrero, 26 de 1845. -Excelentísimo señor. -N. N. ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Salvajes Unitarios! -Excelentísimo señor. -El suplicante reúne las cualidades que debe tener un Preceptor, según lo últimamente dispuesto. Él, lo es del Colegio N., y el testimonio de su director sobre su suficiencia, de que también ha dado prueba pública, hace innecesario todo otro paso. Corresponde por lo tanto, que Su Excelencia le conceda el permiso que solicita para continuar enseñando el presente año en el establecimiento predicho. Al efecto, el Asesor, acompaña el conveniente proyecto de resolución. Buenos Aires, Marzo, 13 de 1845. -Pereda. -Marzo, 31 de 1845. -Atento el mérito de la información producida, lo expuesto por el Fiscal del Estado, y dictaminado por el Asesor General, se declara que don N. N. ha acreditado suficientemente ser adicto a la Causa Nacional de la Federación, igualmente que su profesión de fe Católica, Apostólica, Romana, su moralidad ejemplar e instrucción; en su virtud, se le concede el permiso que solicita para continuar enseñando el presente año 1845, en el Colegio N. Hágasele saber, y désele testimonio íntegro de este expediente para que le sirva de comprobante de este permiso: al efecto, vuelva a la Escribanía Mayor del Gobierno, archivándose después. Y transcríbase este decreto al Jefe interino de Policía. -Rúbrica de Su Excelencia. -Garrigós. -En 10 de Abril del mismo año, lo hice saber a don N. N. y firmó, doy fe. -N. N. Basavilbaso. -En el mismo día, mes y año, lo hice saber al señor Fiscal, quien lo rubricó, doy fe. -Una rúbrica. -Basavilbaso.

Concuerda este testimonio, con el expediente original en su contexto, que queda archivado en la Escribanía Mayor de Gobierno, y a que me refiero, y para entregarlo a la parte interesada, lo autorizo y firmo en Buenos Aires, a 11 de Abril de 1845. Año 36 de la libertad, 30 de la independencia y 16 de la Confederación Argentina.

Rufino de Basavilbaso.

Escribano público auxiliar del Gobierno.


III

Tal era el fárrago a que tenía que lanzarse el infeliz que se dedicase a la enseñanza de cualesquiera ramo; probando o fingiendo ser de todo corazón adicto a la Santa Causa y a la esclarecida persona del ilustre Restaurador de las leyes. ¡Por cuánta humillación no tuvieron que pasar en aquella época, los hijos de este país!

A más de las trabas que se ponían a la propagación de todo conocimiento útil, calcúlese el perjuicio individual que traían consigo estas largas y farsaicas tramitaciones. El expediente que nos ocupa se inició el 26 de diciembre de 1844 y como se ve, terminó su tramitación el 11 de abril de 1845; es decir, a los tres meses dieciséis días de haberse iniciado. Es evidente que mientras no fuese aceptado, el suplicante no podía ejercer su profesión, y, por lo tanto, se privaba a una familia de ese, tal vez único recurso, por tres meses y medio.

Nos abstenemos de hacer más comentarios, sobre la ridiculez y maldad de semejante procedimiento.

El documento que acaba de leerse, jamás ha sido publicado, que sepamos, y lo damos con la misma ortografía y forma que tiene el original como igualmente la siguiente circular que reputamos digna de conocerse, aunque creemos se registre en la publicación «Diabluras de Rosas.» Él demuestra la abyección a que habíamos llegado y la torpeza, a más de la maldad e infamia que encierra, dice así:



IV

Circular

¡Viva la Federación!


Buenos Aires, Septiembre 7 de 1837; año 28 de la Libertad, 22 de la Independencia y 8.º de la Confederación Argentina.


Al Cura Vicario de Santos Lugares de Rosas.


Nada más justo que el Clero conforme sus opiniones con las del Superior Gobierno; cualquiera divergencia en esta parte podría ser ruinosa al Estado, y perpetuar males que a todos nos serían sensibles y que una dilatada experiencia nos lo ha hecho sentir con dolor. Es preciso, por lo tanto, que usted que está a la cabeza de esa feligresía desde el púlpito, y con su ejemplo, exhorte a todos sus feligreses a que lleven constantemente la divisa federal que tiene ordenada el Superior Gobierno, y que tan necesaria es en las presentes circunstancias para fixar el sistema Federal, sin el que seríamos víctimas de las más negras pasiones y veríamos correr la sangre de nuestros mismos hermanos.

Extienda usted también sus alocuciones a todas las mujeres, sin exeptuar los jóvenes de uno y otro sexo, haciéndoles presente que llevando la divisa Federal hacen un servicio singular a la Patria, a sus familias y a sí mismos: pues que viviendo en quietud y tranquilidad gozarán de sus trabajos, y acabarán sus días, no en los campos y desiertos, sino en el regazo de los suyos y al lado de sus maridos y de sus hijos.

Hágales usted entender igualmente, que los hombres deben llevar la divisa de Color punzó al lado izquierdo sobre el corazón; y las mujeres, en la cabeza, al mismo lado; debiendo, también, advertirles, que en adelante procuren abolir una moda que han introducido los lojistas unitarios de hacer usar a los paisanos la ropa almidonada con agua de añil, de modo que luego queda de un color que tira a celeste claro, lo que es una completa maldad en los Unitarios impíos, en cuya meda han hecho entrar a los paisanos, que la siguen con la mayor inocencia, y que es preciso advertirles para que la oborrescan y nadie la siga.

Pero si usted advirtíese que alguno o algunas de sus feligreses fueran indiferentes a sus exhortaciones, reconvéngales por dos o tres veces, y si ni aun así cumpliesen con sus insinuaciones, hágales usted entender que, por último resultado de su inobservancia, se les prohibirá la entrada en la iglesia, para cuyo efecto se pondrá usted de acuerdo con el Juez de Paz de ese Departamento.

Recuerdo a usted, por último, que no omita rezar después de las Oraciones, el Rosario, las buenas noches y en seguida los dos Padre Nuestro que tiene ordenado el superior Gobierno, por las almas de los señores Generales don Juan Facundo Quiroga y don Manuel Dorrego; este acto de religión, será una prueba de la gratitud que toda la Provincia debe a estos señores, y una memoria de los distinguidos servicios que prestaron a la Santa Causa Nacional de la Federación, hasta derramar su sangre y perder sus vidas por ella.

Espero, por lo tanto, que usted, cuyos sentimientos patrióticos son bien notorios al Público, cumplirá con lo que ordenamos. Acusándonos recibo de esta nuestra comunicación con la Celeridad que lo permita la distancia en que se encuentra.

Dios guarde a usted muchos años.


Mariano. -Obispo.