Buen modo de subir

​Buen modo de subir​ (1897) de Francisco Acuña de Figueroa

En las nubes escondía

un cerro su alta eminencia:

sobre él un gran roble había,

y en lo alto de éste tenía

la águila su residencia.

En torno á su majestad

cada alado cortesano

posaba con vanidad,

cuando entre ellos, ¡oh maldad!,

vieron un día á un gusano.

«¿Cómo (exclamaron con saña)

sin alas subió hasta aquí

tal bicho de forma extraña?»

Y él respondió: «Yo con maña

y arrastrándome subí.»