Blancos y verdes álamos, un díaBlancos y verdes álamos, un díaLope de Vega
- Soneto 124
Blancos y verdes álamos, un día
vi yo a Lucinda a vuestros pies sentada,
dándole en flores su ribera helada
el censo que a los suyos le debía.
Aquí pedazos de cristal corría
esta parlera fuente despeñada,
y la voz de Narciso enamorada,
cuanto ella murmuraba, repetía.
Aquí le hurtaba el viento mil suspiros,
hasta que vine yo, que los detuve
porque era el blanco de sus dulces tiros.
Aquí tan loco de mirarla estuve
que, de niñas sirviendo a sus zafiros,
dentro del sol sin abrasarme anduve.