Betis, que en este tiempo solo y frío
Betis, que en este tiempo solo y frío escuchas mi dolor, del hondo asiento, acoge en tu quieto movimiento los últimos suspiros que yo envío; y, si tiene valor tu sacro río, dame que en árbol verde mi tormento lamente transformado, que ya siento débil la voz, cual cisne, al canto mío; porque con nuevas ramas tu corriente cercaré coronando, y destilado iré en tu luengo curso y extendido; que mi luz ceñirá su bella frente de mis hojas, o en llanto desatado, seré en sus blancas manos recogido.