Ay de ti, si proféticos amores
¡Ay de ti, si proféticos amores manteniendo de verdes esperanzas, ausencias sufres, y desconfianzas, hecho el ánimo a prueba de rigores! ¡Ay de ti, si después que los favores de tu hermosura idolatrada alcanzas, empiezas a inferir de sus mudanzas que se ha cansado ya de que la adores! El que de amor la tiranía siente, ya al principio, ya al fin, es desgraciado; sólo es feliz quien goza el bien presente, sin que a su idea sirvan de cuidado los males que pasó de pretendiente, ni los que pasará de jubilado.