Así cuando el alcázar del Olimpo

​Así cuando el alcázar del Olimpo​ de José Marchena

 Así cuando el alcázar del Olimpo,
 el soberbio Mimante y los Titanes,
 hórridos hijos de la dura tierra,
 escalar intentaron, y de Atlante
 el grave Pelïón agobió el hombro;
 cuando cien lanzas blandeó Briareo,
 de Encélado la mano poderosa,
 arranca sierras y montañas lanza
 contra el sagrado cielo, y ni el tremendo
 rayo que Jove por los aires vibra
 no le amedrenta, ni el feroz bramido
 del Noto por Eolo desatado,
 ni las olas que heridas del tridente
 de Neptuno las tierras anegaban;
 no el reluciente casco de Mavorte,
 no le asustan de Apolo las saetas;
 de Apolo que a la sierpe en otro tiempo
 traspasó el cuerpo duro con mil flechas,
 y en angustia rabiosa exhaló el alma
 en negra podre y en veneno envuelta.
 Tres veces tiembla la morada augusta
 de las deidades: Venus y las Gracias
 a lo último del cielo huyen medrosas;
 las otras diosas siguen: los amores
 se acogen a sus brazos, o en sus senos
 se esconden, temerosos del peligro.