Fibras (1895)
de Alberto Ghiraldo (Marco Nereo)
Aristas

ARISTAS

I

¡Qué espléndido panorama
Pero qué áspero camino!
Viendo estrellas piso abrojos...
¡Todo en el mundo es lo mismo!

II

Es más linda que Venus, en sus ojos
Hay fuego de volcán, en sus cabellos
Rayos de sol, al verla tan hermosa
Se cree palpar la realidad de un sueño.

Y todo ese conjunto de armonías
Se adquiere por un poco de dinero
¡Que esa deidad esplendida, soñada,
Es sólo carne que se vende al peso!

III

Es artista, es poeta y en su frente
Lleva rayos de luz:
Desgraciado! ¡Qué fuerzas necesita
Para arrastrar su cruz!

IV

Lo mismo que esas nubes, todo pasa!...
La amistad es la brisa pasajera,
El amor es un grito de esperanza
Y la gloria es un rayo de tormenta.

V

El vicio no me atrae, y sin embargo
En el vicio me enlodo,
Ambicionando todo, nada quiero,
Y no queriendo nada quiero todo!

VI

Amé: fui criminal, fui delincuente.
¡Cruel ha sido el castigo!
¿Reincidiré? ¡Quién sabe! ¡Cuánto diera,
Por ser un criminal arrepentido!

VII

No sé, ni saber quiero, ni me importa
Qué diga el porvenir;
Sé que estoy á tu lado y que hoy me quieres
Y eso me basta á mí!

VIII

Hermanos ¡ay! en el dolor, ahoguemos
De la misma manera nuestras penas;
Yo te daré las fuerzas que te faltan
Para arrastrar erguida tus cadenas.

Ven á mojar tus labios en mi copa;
Juntemos tu dolor con mi amargura.
Yo bebo por matar lo que en mí piensa.
Tú, bebe por matar tu desventura!

IX

Si la vida es un sueño como dijo
Calderón el genial;
Es preciso sentar esta premisa:
¡Morir es despertar!

X

¡Oh! qué carga, qué carga es la existencia!
¡Cómo pesa la vida!
Con qué monotonía abrumadora
Se suceden los días á los días.

Y siempre el mismo sol, los mismos astros,
Alumbrando la tierra;
Siempre la misma luz, las mismas sombras,
Siempre el mismo dolor, la lucha eterna!

XI

¡Bebamos! El alcohol es el veneno
Más noble y generoso,
El único asesino de las penas,
Criminal si, mas criminal glorioso!

XII

Ahí van esas estrofas salpicadas
Con gotas de veneno,
Porque en horas amargas de la vida
En un rincón del corazón nacieron.
Después á modelarse
Pasaron al cerebro,
Y hoy las lanzo del mundo en la corriente
Para que acaso se las lleve el viento!