Amor tren (1897)
de Carlos Germán Amézaga

Este pícaro vapor

impera en reino tan vasto,

que hasta en el ramo de amor

ha extendido su furor

en pro del tiempo... y del gasto.

- ¿Me quieres? - Correspondido.

- ¿Y son tus bienes gran cosa?

- Algo como tú. - Concluído;

chica, ya soy tu marido.

- Hombre, pues ya soy tu esposa...

Y queda ejecutoriada

la contrata de partida,

como quien no dice nada,

para hacer de una tirada

todo el tirón de la vida.

Que hoy día no se enamora,

sino se engancha pareja

cual veloz locomotora

que toma un carro a tal hora

y que... a tal otra lo deja.

Así no es extraño ver,

de estos enganches violentos

en el furioso correr,

ya de marido o mujer

muchos descarrilamientos.