Amor (Agustini)
Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente; hablaba el impreciso lenguaje del torrente; Era un amor desbordado de locura y de fuego, Rodando por la vida como en eterno riego. Luego soñélo triste, como un gran sol poniente que dobla ante la noche su cabeza de fuego: despues rió, y en su boca tan tierna como un ruego, sonaba sus cristales el alma de la fuente. Y hoy sueño que es vibrante, y suave, y riente y triste, que todas las tinieblass y todo el iris viste, que frágil como un ídolo y eterno como un Dios Sobre la vida toda su majestad levanta: y el beso cae ardiendo a perfumar su planta en una flor de fuego deshojada por dos...