Amor, pues me guiaste a vela y remo
Amor, pues me guiaste a vela y remo por el dichoso mar de la esperanza, ¿cómo permites que de tal bonanza se levante fortuna en tal extremo? Si el grado en mi esperar fuera supremo, pudiérasle bajar con tal mudanza, mas dime en qué fundaste tu venganza, si tanto no esperé cuanto ahora temo. Responder se me puede de tu parte que todo lo que digo y lo que siento es tratar de razón do no hay ninguna; mas quiero en pago de esto asegurarte que nunca mudarán mi pensamiento tu bonanza jamás, ni tu fortuna.