Amargura
En turbios días de borrascas duras,
cuando el mar encrespando sus melenas
deja las costas de blancores llenas,
negro el ambiente y el abismo a oscuras,
del cantil por las hondas cortaduras,
entre escollos que muerden las arenas,
voy contando lo amargo de mis penas
al mar que tanto sabe de amarguras.
Crencha espumante que el Noroeste riza
el aire al escalar se pulveriza
y en mansa lluvia sobre mí descarga:
¡tan amarga es la pena que me abruma
que al rozar en mis labios esa espuma
la comparo a mi mal y no me amarga.