El árbol del bien y del mal de Medardo Ángel Silva
Amanecer cordial
A Aurelio Falconí




Ah, no abras la ventana todavía,
¡es tan vulgar el sol...! La luz incierta
conviene tanto a mi melancolía...
Me fastidia el rumor con que despierta
la gran ciudad... ¡Es tan vulgar el día...!

Y ¿para qué la luz...? En la discreta
penumbra de la alcoba hay otro día
dormido en tus pupilas de violeta...
Un beso más para mi boca inquieta...
¡Y no abras la ventana todavía...!