Amalia/Un vaso de sangre
Un vaso de sangre
-¿Ya se iba?
-Ya, Excelentísimo Señor.
-No; espérese. Siéntese.
Corvalán se sentó.
-A ver -continuó Rosas dirigiéndose a uno de los secretarios-: ¿cuál es el legajo que trajeron ayer?
-Aquél, Excelentísimo Señor -contestó el secretario señalando uno inmenso que estaba sobre una silla.
-Desátelo.
-Ya está, Excelentísimo Señor.
-Bueno, saque una clasificación.
-¿Cuál de ellas, Excelentísimo Señor?
-Empiece por la primera. Búsquela.
El escribiente se puso a recorrer los papeles.
-Aquí está, Excelentísimo Señor.
-Lea.
Y Rosas volvió a sus paseos en la habitación, mientras que el ordenanza permanecía parado en la puerta con el vaso de agua en la mano.
El secretario leyó lo siguiente(7)
Clasificaciones de 1835 Número 1 General Don Juan José Viamont, enemigo de los restauradores. General Don Nicolás de Vedia, sostuvo el gobierno de Balcarce, y proclamó al pueblo con entusiasmo en contra del ejército. General Don Tomás Iriarte, éste nunca fue federal; sostuvo con encarnizamiento a Balcarce. General Don Gervasio Espinosa, éste fue federal, y se convirtió enemigo por sostener al gobierno de Balcarce, de quien recibió especiales consideraciones. Coronel Don Francisco Linch, desertó del partido federal, y fue agente del ministro de la Guerra Martínez, en buscar prosélitos que sostuvieron su causa inicua. Coronel Don Juan Pedro Luna, desde que regresó del ejército del sur era un furioso en hablar con publicidad del general, y de todo individuo que sostenía el partido federal; sólo una administración tan corrompida como la de aquella época pudo permitir tanta audacia sin contenerlo; en consecuencia tomó las armas; últimamente fue comprendido en la reforma, pasándole al estado mayor inactivo, pero en el momento pidió su licencia absoluta, y se le concedió. Coronel Don Paulino Rojas, unitario y lomo negro, está en el estado mayor inactivo. Teniente Coronel Don Prudencio Torres, fue unitario empecinado y después federal y últimamente lomo negro. Teniente Coronel Don Juan José Olleros, lomo negro empecinado; está reformado. Sargento Mayor Don Manuel Torres, se singularizó en las elecciones de abril, y ha estado en contra de los federales; es oriental y pariente de Martínez. Teniente Coronel de milicias Don Epitacio del Campo, fue federal y después lomo negro empecinado; se singularizó en las elecciones de abril; esto le valió para ser jefe de policía, en cuyo destino hostilizaba a todos los federales que no eran de su facción. Don Juan Manuel Canabery, lomo negro empecinado; tenía una protección decidida, y en consorcio de Don Epitacio del Campo hacían todos los remates del gobierno, en lo que ganaron gruesas cantidades. Don Juan José Bosch, fue federal y se convirtió en lomo negro entusiasmado. Teniente Coronel Don Manuel Gregorio Mons, español, lomo negro, y ciego agente del general Espinosa. Coronel Don Bernardo Castañón, lomo negro, y espía del gobierno de Balcarce. Coronel Don José María Echauri, en todo como el anterior. Mayor Don Lorenzo Melgar, lomo negro empecinado, seducía a los paisanos: salía en todas las guerrillas, hasta que fue inutilizado por un lanzazo. Mayor Don Casiano Aparicio, lomo negro empecinado. Don Federico Obenr, éste, siendo particular y extranjero, andaba con una partida hostilizando a los paisanos en los días de la revolución, fue comisionado por Balcarce para persuadir al general Izquierdo viniese con su fuerza a la ciudad, quien lo arrestó, y puesto a disposición del general del ejército, fue remitido preso a la Guardia del Monte. Don Matías Aberastegui, era oficial de abastecedores; tomó las armas contra sus compañeros y sirvió de ayudante del general Olazábal. Mayor Don Martín Olazábal, lomo negro, tomó las armas. Mayor Don Jerónimo Olazábal, unitario y lomo negro. Don Diego Vivar, éste trabajó con empeño en seducir los milicianos del comandante Navarrete, por lo que fue arrestado y remitido a la Guardia del Monte. Don Marcelino Carranza, unitario y lomo negro. Teniente Coronel Don Benito Nazar, unitario y lomo negro. Capitán Don Marino Bermúdez, está con el concepto de unitario, lomo negro, no ha servido en el ejército de la Federación; actualmente está causado por haber muerto a un músico de patricios. Mayor Don José Gueselaga, lo fue del batallón de defensores, partidario del general Martínez, y lomo negro. Mayor Don Rufino Guati, unitario y lomo negro. Teniente Coronel Don Francisco Seguí, unitario y lomo negro. Teniente Coronel Don Antonio Toll, en todo como el anterior. Capitán de milicias Don Pablo López, era federal, se volvió lomo negro y tomó las armas. Capitán de milicias Don Martín Amarilla, en todo como el anterior. Capitán de milicias Don Luis Casar, idem, idem. Teniente Coronel Don Mariano Moreno, lomo negro; sostuvo con ardor el gobierno de Balcarce. Coronel Don Juan José Martínez Fontes, en todo como el anterior. Coronel Don Nicolás Martínez Fontes, mandó el batallón «Río de la Plata»; estaba tan entusiasmado que el día de las elecciones de abril formó la tropa en el cuartel y la proclamó diciendo: que murieran los absolutistas. Don José María Zelaya, éste era federal, lo trastornó el ministro de Guerra Martínez (se dice que por intereses), pero él era su agente y panegirista. Don Demetrio Villarino, era juez de paz de San Fernando y lo sedujo el comandante Don Manuel Feliciano Fernández, por cuyo motivo lo depuso del cargo el general del ejército. Don Juan José Maciel, era juez de paz de San Isidro; en todo como el anterior. Coronel graduado Don José María Escobar, lomo negro, no es bueno ni para amigo ni para enemigo. Don Diego Piñero, fue juez de paz de las Conchas; partidario entusiasta de Balcarce. Don Plácido Viera, éste de particular fue hecho, en los días de la revolución de octubre, sargento mayor de caballería de línea y anduvo con partida; se le recogieron los despachos por comprenderlo la revolución de la honorable Sala. Don José María Grimau, era corredor de número y uno de los más exaltados en la revolución contra los federales. Coronel Don Rafael Hortiguera, lomo negro, pero moderado. Don Pedro Echenagusia, siendo paisano se ofertó al gobierno para formar una compañía para pelear contra los federales, no llenó su compromiso, pero recibió ocho mil pesos que se quedó con ellos. Capitán Don Emilio Góngora, lomo negro, y estuvo hasta lo último con las armas en la mano. Don Mariano Artayeta, era mayor de Lavalle, unitario empecinado y se presentó en los días de la revolución a tomar las armas contra nosotros. Don Mariano Aquilino, era alcalde del cuartel 17; hizo primores en las elecciones a favor de la lista negra, y últimamente tomó las armas. Coronel Don Juan Coé, yerno de Balcarce, en los momentos de la revolución le dieron el mando del puerto. Don Pedro Echagüe, lomo negro y espía del ministro Martínez. Sargento Mayor Don Julián Martínez, hijo político del ministro Martínez, tomó las armas. Coronel Don Manuel Rojas, unitario y lomo negro. Coronel Don Román R. Fernández, lomo negro, trabajó con calor en las elecciones en contra de los federales. Capitán Don Mariano Quintas, unitario y tomó las armas. Don Antonio Martínez Fontes, escribió contra los federales, actualmente está empleado en la aduana. Don Dámaso del Campo, lomo negro y trabajó en las elecciones en contra nuestra. Teniente Coronel Don Juan Santiago Wascalde, unitario acérrimo, actualmente está empleado en el parque. Capitán Don Bartolo Herrera, peleó contra los federales, está en el estado mayor activo. Teniente Coronel Don Ramón Listas, unitario y lomo negro. Mayor Don Bartolo Fernández, lomo negro completo; se hizo notar por su encarnizamiento en las elecciones y con las armas en los días del movimiento. Teniente Coronel Don Amadeo Ibarrola, cuando estalló el movimiento del 11 de octubre se hallaba de comandante en Quilmes, donde lo había mandado días antes el gobierno. Los patriotas lo sorprendieron esa misma noche y después de arrestado lo pusieron en libertad, juramentándolo en que no tomaría las armas. Correspondió a esta generosidad con bajeza, y lo que se vio libre las tomó de nuevo. Sargento mayor Don Félix Iriarte, unitario y lomo negro. Sargento mayor Don Ciriaco Otero, tomó las armas contra los federales. Teniente Coronel Don Victorio Llorenti, estaba empleado en la inspección, y en los días del movimiento de octubre, como se había dado a conocer por su exaltación, lo colocó el general Olazábal de su segundo en el cuerpo de patricios. Mayor Don Pedro Calderón, unitario y lomo negro. Don Gregorio Silva, era juez de paz de la Concepción, lomo negro empecinado y el agente del general Olazábal. Don Eduardo Espinosa, era oficial de abastecedores, estuvo adentro con las armas en la mano, por esto fue arrojado del cuerpo. Presbítero Don Mateo Vidal, enemigo acérrimo de los federales, era el que sostenía en la Sala de Representantes todas las disposiciones del gobierno en aquella época, y dirigía al ministro de la Guerra Martínez. Coronel Don Ángel Salvadores, lomo negro, estuvo con las armas en la mano al mando de un cantón. Mayor Don Ramón Carbajal, unitario y lomo negro. Batallón de artillería Clasificación de los jefes y oficiales de él Comandante Don Juan Ceballos, obtuvo este empleo por el gobernador Balcarce después del 11 de octubre; lo ratificó Viamont; estuvo con las armas en la mano. No ha hecho más servicios a la Federación que la expedición a Córdoba. Capitán Don Martiniano Aparicio, unitario y lomo negro. Capitán Don Luis Arguero, lomo negro. Teniente Don Manuel Visetrez, unitario. Ayudante Don José Revol, lomo negro. Teniente Don Norberto Abrego, lomo negro. Subteniente Don Manuel Castañón, lomo negro. Batallón Guardia Argentina. -Los jefes y oficiales sin excepción son federales y de toda confianza. Regimiento Núm. 1.º de Campaña. -Los jefes y oficiales, sean de línea como de milicias que actualmente tiene, son federales y de confianza. Relación de los lomos negros enemigos de los federales, y se hallan ausentes fuera de la provincia. Brigadier Don Juan Ramón Balcarce; brigadier Don Enrique Martínez; general Don Félix Olazábal; coronel Don Manuel Olazábal; teniente coronel Don Manuel Feliciano Fernández; teniente coronel Don Ignacio Inarra; teniente coronel Don Adriano Cardozo; mayor Don Benito Olazábal; mayor Don Marcelino Aguilar; capitán Don Casimiro Garmendia; capitán Don Marcelino Salinas; teniente de milicias Don José Estanislao Bejarano, paisano; paisano Juan José Cano; guarda José Villoldo; guarda Pedro José Molina.
-No hay más, Excelentísimo Señor.
-Bueno; lea la segunda -dijo Rosas continuando su paseo, y el escribiente leyó:
Clasificación Número 2 Empleados civiles de todas clases que son muy marcados por sus opiniones. Departamento de policía Comisarios.-Don Matías Robles, federal; Don Ángel Herrero, idem firme; Don Pedro Romero, idem firme; Don Lorenzo Laguna, idem; Don Pedro Chanteiro, idem, idem; Don Isidoro López, idem, idem; Don Hilario Ábalos, idem, idem; Don Juan José Castro, idem, idem; Don Diego Ruiz, federal; Don Manuel García, idem; Don Manuel Insúa, idem; Don Juan Manuel Serrano, idem; Don Pedro C. Chavarría, idem firme; D. Ciriaco Cuitiño, federal firme y sobresaliente; Don Andrés Parra, idem, idem, idem. Comisario en comisión.-Don Marcelo Aspitía, federal firme. Oficial 2.º.-Don Pedro Romero, federal. Oficiales de mesa.-Don Juan Moreno, idem; Don Ramón Torres, idem; Don José María Zamorano, federal firme; Don Francisco Plot, idem, idem; Don Baltasar Agüero, insignificante e inasistente al servicio. Oficiales escribientes.-Don Francisco A. Maciel, nuevo en el partido, con buena conducta; Don Esteban Ojeda, idem, idem; Don Francisco Cámara, idem, idem, fue unitario; Don Juan Victorica, demostró ser buen federal en la época de los renegados, y continúa; Don Manuel Ovella, español unitario; Don Ángel M. Gómez, se ignora su actual opinión y fue unitario. Administradores de los carros fúnebres y de policía.-1º Don Luciano Isla, federal; 2º Don Pedro Óbrego, federal firme y neto. Alcaides del depósito de policía.-1º Gregorio Guzmán, federal; 2.º Santiago Olivero, idem. Tesorero de policía.-Don Francisco Eyzaga, buen federal. Nota. Entre los vigilantes hay muchos buenos federales, pero otros son enteramente desconocidos respecto de su opinión, y será preciso el clasificarlos despacio, previos los informes convenientes. Actuales jueces de paz en la ciudad.-Catedral al norte: Don Inocencio Escalada, federal; San Nicolás: Don Julián González Salomón, federal firme y sobresaliente; Piedad: Don Antonio Viera, federal; Monserrat: Don Manuel Maestre, idem; Concepción: Don José María Pintos, idem; Socorro: Don Gabriel Ferreyra, idem; San Telmo: Francisco Buzaco, idem; Pilar: Don Juan Ovalle, idem; San Miguel: Don José Moreno, idem; Balbanera: Don Mariano Lorea, renegado. Nota. Hay un alcalde en esta última parroquia llamado D. Eustaquio Giménez, que tiene actitudes, es hombre de bien y federal conocido. Empleados del fuerte.-Don Pedro Salvadores, unitario y renegado; Don Benedicto Maciel, pasa por federal, pero lo pasaba bien con los renegados, y gobierno subsiguiente; Don Severo Belvis, renegado; Don Mariano Balcarce, idem; Don Demetrio Peña, idem y unitario; Don José María Sagasta, idem; Don Gregorio Alagón, idem, idem; Don Prudencio Gramajo, idem, idem; Don Avelino Balcarce, renegado. Ministerio de Guerra.-Oficial mayor Don Mariano Moreno, renegado; Don Juan J. Martínez Fontes, idem; Don José M. Agrelo, idem; Don Marcos Agrelo, idem; Luis Méndez, idem; Don Esteban Badlam, renegado; doctor Don Mariano Herrera, unitario; Don Pedro Díaz de Vivar, renegado; Don Justo Balcarce, idem. Contaduría general.-Don Tomás Usúa, unitario y renegado; Don Antonio Marcó, idem, idem; Don Mariano Javelera, idem, idem. Archiveros.-Don Jerónimo Lasala, vive con todos; Don Mariano Vega, renegado exaltado. Colecturía.-Don Santiago Calzadilla, unitario; Don Marcos Sauvidet, unitario; Don Juan Araújo, renegado malo; Don Antonio Martínez Fontes, renegado. En el resguardo.-Don José M. Somalo, renegado; Don José A. Echevarría, idem; Don José Guerreros, renegado exaltado y fue agente del gobierno de Balcarce; unos Peñas, renegados; Don N. Perelló, unitario y renegado. Debe haber en el resguardo otros muchos renegados, según la opinión general. Correos.-Don Manuel J. Albarracín, unitario; Don Bonifacio Salvadores, idem y renegado; F. Olayo Picó, unitario. Institución de serenos.-Presidente Don José Olaguer, renegado, vive con todos. Tesorero. -Don Felipe Botet, unitario muy renegado. Ayudantes.-Don Juan Bautista Perichón, unitario; Don Pedro Botet, renegado; Don Antonio José Larrosa, vive con todos; Don José Álvarez, federal; Don Ambrosio Correa, idem; Don José León Gutiérrez, idem muy comprometido. Serenos pertenecientes al partido de los renegados.-Pedro Espejo; Fermín Urain; José Pillao; Manuel Roxas; Juan Navea; Cosme Méndez; Vicente Gómez; Nicolás Martínez; José Alcolea, y unitario; Rufino Blanco; Manuel Sosa; Manuel Rubio; Gregorio Díaz, y muy malo en la época pasada; Domingo Lara, y unitario malo; Nicolás Blanco; Lorenzo Vose; José M. Cabot; Juan Ramón Díaz; José Ramos; Pedro Melo; Atanasio Romero; Luis Peredo; Francisco Rodríguez; Alberto Buráñez; José Isla; Vicente Montillo; Francisco Tixera; José M. Ordóñez; Julián Muñoz. Individuos de todas clases Don Luis Vega, ex juez de paz el año 33, renegado exaltado. Don José M. Zelaya, empleado en el parque, renegado. Un empleado del mismo destino apellidado Velázquez, renegado. Don Matías Aberasteguy, ex alcalde del cuartel número 9, renegado. Don Martín Troncoso, idem del número 13, renegado exaltado. Don José Picó, idem, del 52, idem, idem. Don Demetrio Villarino, ex juez de paz de San Fernando, renegado. Don Juan José Maciel, ex juez de paz de San Pedro, renegado. Don Juan Barrenechea, R.te, renegado. Don Vicente Arraga, idem, idem. Don Irineo Portela, idem, unitario. Don Ignacio Martínez, idem, renegado. Don Pedro Trapani, idem, idem. Don Baldomero García, vividor con todos los partidos y muy relacionado con los unitarios. Doctor Don Mateo Vidal, eclesiástico, renegado. Don Francisco Silveira, canónigo, idem. Don Ramón Olavarrieta, cura, idem. Don Manuel Nazar, teniente cura, renegado y unitario. Don José Albarracín, cura renegado. Don Mariano Brizuela, presbítero, unitario. Don Bernardo José Campos, cura, idem. Abogados.-Doctor Don Pedro José Agrelo, renegado; doctor Don Valentín Alsina, unitario; doctor Don Marcelo Gamboa, moderado; doctor Don Pedro del Valle, renegado; doctor Don Manuel Belgrano, unitario; doctor Don Juan José Cernadas, renegado; doctor Don Bernardo Vélez, unitario malo; doctor Don Florentino Castellano, unitario renegado; doctor Don Paulino Ibarbás, unitario; doctor Don Rafael Macedo Ferreira, renegado; doctor Don José Tomás Aguiar, idem. Escribanos.-Don Francisco Castellote, «unitario él, su mujer, hijos e hijas»(8)
- («Agregado auxiliar») Antonio Fausto Gómez; Don Manuel Covia, unitario «del consulado»; Don Marcos José Agrelo, unitario, escribano de número; Don Teodoro Montaño, renegado; Don Luis Castañaga, unitario incorregible; Don Luis López, federal, «buen sujeto»; Don Laureano Silva, idem; Don Miguel Mogrovejo, renegado; Don José María Jordán, unitario; Don Juan José Canaberis, procurador renegado, «malo, incapaz»; José Joaquín Rubí, federal firme.
Médicos y cirujanos.-Los dos Almeidas, unitarios moderados; Don Cosme Argerich, renegado; Don Pedro Carrasco, unitario; Don José Fuentes, federal; Don Fernando María Cordero, idem firme; Don Andrés Dik, extranjero federal; Don Juan Antonio Fernández, unitario; Don James Leppar, extranjero, no es unitario; Don Pedro Martínez, renegado; Don Pedro Roxas, unitario, Don Manuel Salvadores, idem, renegado; Don Justo García Valdés, idem, idem; Don Benjamín Vieites, idem, idem. Particulares Unitarios y federales renegados.-Don Mariano Fragueiro, unitario; Don José Pérez (comandante), idem; Don Manuel Arroyo y Pinedo, muy unitario; Don José Arroyo y Pinedo, idem, idem; Don Juan Fernández Molina, unitario; Don Ventura Arzac, idem, malo; Don José María Arzac (impresor), renegado y malo; Don Pablo García (vago), idem, idem; Don Francisco Lavalle, unitario; Don Francisco Seguí, idem; Don Joaquín Belgrano, idem; Don Pedro Berro, idem; Don Fidel Casati, idem; Don Miguel Fernández, hermano de Manuel Feliciano, renegado; Don Carlos Lamarca, unitario; Don José María Maldonado, idem; Don Molino Torres, Ángel, idem; Don Sebastián Ocampo, unitario exaltado; Don Carlos Reyes, idem; Don Miguel Sánchez, idem, muy exaltado; Don Manuel Terri, empleado en el banco, unitario; Don Gregorio Terri, empleado en el banco, idem; Don Marcelino Carranza, renegado; Don Manuel Carranza, unitario y renegado; un joven Máximo Lara, muy renegado; Don Juan Manuel Canaveris, idem, idem; Don Benito Díaz (corredor), unitario renegado; Don Juan de Dios Padrón, idem; Don Matías Aberastegui, ex alcalde del cuartel número 9, renegado; Don Pedro Echenagusia, renegado malo, espía pagado en el gobierno de Balcarce contra los federales; Don Manuel Vega, renegado malo y atropelló a algunos ciudadanos en la época malhadada de los renegados; Don José María James, unitario malo y renegado; Don Gervasio Armeros, renegado y no hace honor al empleo de oficial de justicia que ejerce. Federales de varias clases que pertenecen a la Sociedad Popular Restauradora y son comprometidos Don Martín Santa Coloma, sobresaliente; Don Pablo Hernández, «representante, fortuna»; Don Sebastián Sárate; Don José M. Boneo, «b.»; Don José Aldao, «b.»; Don Ramón Bustos, «edecán»; Don Rafael Barrios, «bueno», «abastecedor»; Don Hilario Rodríguez, capitán de Pardos, «empleado»; Don Miguel Planes, «b.»;Don Manuel Alarcón, «b.», «capitán»; Don Laureano Almada, «b.», «puesto verdura»; Don José Tomás Robledo, «b.», «capitán del 6 o de la partida de Cuitiño»; Don Andrés Robledo, «b.», «idem capitán»; Don Bernardo Fuentes, «b.», «mercado»; Don Pedro Nolasco Contín; Don Andrés Cabo, «b.», «casa propia, en el puente, fortuna»; Don Juan Merlo, «b.», «capitán»; Don Manuel Barbarín; Don Manuel Núñez; Don Julián de León; Don José Antonio Reynoso; Don Bernardino Orellana; Don Máximo Sosa (negro); Don Silvestre San Martín (negro); Don Francisco Molina; Don José María Yedros, capitán pardo, «b.»; Don José Rodríguez (pardo), «b.»; Don Daniel Capdevila (negro), «b.»; Don Mariano Castillo, «b.», «capitán de milicia»; Don Antonio Bonifás (marina), «b.», «en el servicio de la marina»; Don Evaristo Idalga; Don Antonino Reyes; Don Trifón Cárdenas (oficial); Don Francisco Isar; Don Antonio Reynoso; Don José Pintos, «b.»; Don Vicente Funes; Don José A. Liménez, «hacendado del N.»; Don José Domingo Montaño; Don Juan Baleyja, «b.», «capitán M.»; Don Lorenzo García; Don Martín Farías (del resguardo); Don Mateo Castañón; Don Manuel Burgos; Don Angel Octán; Don Francisco Esquibando; Don José M. Pita; Don Manuel Aráoz de Parra; Don Ciriaco Gari (oficial de milicia); Don Felvo Briones (oficial militar); Don Mariano Soria; Don Diego Obirson; Don Antonio Miranda; Don Juan Molina; Don Pedro Santellán; Don Laureano Silva (escribano); Don Cayetano Laprida; Don Juan José Olivera; Don José Serapio Gaona; Don Máximo Taybo; Don José Tiburcio Sánchez; Don José D. Farías; Don José Carrasco; Don Francisco Farías, «b.», «capitán»; Don Manuel Altolaguirre (pardo); Don Juan Balanzártegui (negro); Don Manuel Abrego; Don José Gabriel Romero; Don Pedro Aberastegui; Don Juan Fuentes; Don Félix Padín (pardo), «b.», «verdulero»; Don Roque Narbona (negro); Don Juan José Pérez de la Rosa, «bueno, oficial rebajado»; Don Gregorio Sufrategui. Otros federales, aunque no son de la sociedad Don Bonifacio Huergo; Don Manuel Rábago; Don Miguel Oñederra; Don Anselmo Farías, sobresaliente; Don Domingo Eyzaga, «b.»; Don Miguel Casal (ex comisario); Don Evaristo Pineda (corredor); Don Simón Pereira; Don José Vari; y otros muchos. Respecto a los negros de la última clase pueden considerarse federales prontos a sostener la causa más de las nueve décimas partes de ellos, y la otra se compone de algunos oficiales del cuerpo de defensores (que pueden ser clasificados a su tiempo) y de otros pobres ignorantes, alucinados por ellos.
-Se ha concluido, Excelentísimo Señor.
-Entonces, deje ahí no más; vaya separando las otras para leerlas luego; pero mire, cuando vea unitarios en esos papeles, léame salvajes unitarios. Tome, Corvalán. Llévele a María Josefa y dígale que vaya entresacando; que mañana le mandaré otras.
-¿Nada más, Excelentísimo Señor?
-Nada más.
Corvalán salió.
En este momento tomó Rosas el vaso de agua de manos del ordenanza.
La puerta vidriera del rancho daba al oriente, y los vidrios estaban cubiertos por cortinas de coco punzó. El sol estaba levantándose entre su radiante pabellón de grana; y sus rayos quebrándose en los vidrios de la puerta y su luz tomando el color de las cortinas, venía a reflejar con él en el agua del vaso un color de sangre y fuego.
Este fenómeno de óptica llevó el terror a la imaginación de los secretarios, que, herida por la idea que acababan de comprender en Rosas al mandar las clasificaciones a su hermana política, les hizo creer que el agua se había convertido en sangre, y súbitamente se pararon pálidos como la muerte.
La óptica y su imaginación, sin embargo, se habían combinado para representar, bajo el prisma de una ilusión, la verdad terrible de ese momento. Sí, porque en ese momento bebía sangre, sudaba sangre y respiraba sangre: concertaba en su mente, y disponía los primeros pasos de las degollaciones que debían bien pronto bañar en sangre la infeliz Buenos Aires.