Alcoba
de Augusto de Armas y Colón


 Espesa alfombra embota el paso mudo;
 todo en desorden brilla. Velo asirio
 envuelve el tiesto en que desmaya un lirio;
 un ramo prende del morisco escudo.
 

 Contra el tapiz, de un Zurbarán desnudo
 brota en tropel la sangre del martirio,
 y luz incierta como luz de cirio
 baña la pompa del gran lecho viudo.
 

 Arde la lumbre. Entre canciones rotas
 suenan lejanas, estridentes notas,
 rumor perdido de las ebrias Pascuas.
 

 Dentro todo enmudece, excepto el eco
 del rítmico reloj, o el crujir seco
 del duro leño convertido en ascuas.