Al recogerme
En triste noche, como yo sombría,
vuelvo con lento paso a la morada
alegre ayer, hoy muda y desolada
desde que no la habitas, madre mía.
¡A nadie le parece ya tardía
mi vuelta, ni conoce mi pisada,
ni con amor sonríe a mi llegada,
ni me pregunta en qué pasé mi día!
Entro: silencio donde quier profundo
hallo; voy a tu estancia, y tu desierto
callado lecho en lágrimas inundo:
¡ningún consuelo en mi dolor advierto,
y al sentirme tan sólo en este mundo,
quisiera, oh madre, como tú, haber muerto!
Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)