Al nacimiento de Pradina

Al nacimiento de Pradina
de Juan Nicasio Gallego


 Cuando al morir el poderoso estío   
 el Otoño asomó la rubia frente,   
 frescura dando al congojoso ambiente,   
 vida a las plantas, movimiento al río,   
 

 nació Pradina, y celestial rocío  
 vivificó las flores de repente;   
 arrullolas Favonio blandamente,   
 y el sol brilló con nuevo señorío.   
 

 Alegre al verla el ruiseñor trinaba,   
 y de su boca de coral salía  
 fragante olor que el aire embalsamaba.   
 

 ¡Triste de ti, Casinio! (cuando abría   
 los bellos ojos, el Amor clamaba).   
 ¡Ay, de tu libertad, y aun de la mía!».