Al esposo de doña Mariquita Zavala
No más llorar, Miguel; que la esperanza torna el busto del dueño malogrado. Si bien la semejanza, por no afligirte el alma conmovida, del artista el cincel disimulado dentro en la piedra la dejó escondida.
No más llorar, Miguel; que la esperanza torna el busto del dueño malogrado. Si bien la semejanza, por no afligirte el alma conmovida, del artista el cincel disimulado dentro en la piedra la dejó escondida.