Al Marqués de Pescara
Señor, en quien nos vive y ha quedado el gran nombre del Vasto y, su memoria, después que de esta breve y transitoria a al vida inmortal mudó su estado, donde desprecia nuestro bajo grado y goza para siempre inmensa gloria, quedando en todo verso, en toda historia, del mundo eternamente celebrado; mirad cuán ancha y espaciosa vía os muestran sus hazañas inmortales de haceros inmortal entre la gente, y seguid su valor, que con tal guía los más famosos no os serán iguales del siglo ya pasado o del presente.