Al Cristo de mi cabecera

Al Cristo de mi cabecera
de Amós de Escalante


 Tú velas en la Cruz, donde clavado
 te deja y vergonzoso y dolorido,
 más que el odio de un pueblo fementido,
 la pesadumbre inmensa del pecado.
 

 Tú velas en la Cruz, y descuidado
 duerme a tus pies mi espíritu rendido
 en brazos del silencio y del olvido,
 de un sueño en otro sueño transportado.
 

 No sabe si hallará cuando despierte
 los dolores y halagos de la vida
 o el juicio y resistencia de la muerte.
 

 Si tú, Señor, le compadeces, cuida
 de hacerle amar tu hora, la de verte,
 si esperada quizás, siempre temida.