Nota: Se respeta la ortografía original de la época

ADULTOS (educacion de los). (La palabra adulto, en latin adultus, viene de adolescere, crecer).

Los adultos son los individuos de ambos sexos que se encuentran entre la adolescencia y la vejez, ó que han llegado á lo que se llama la edad de la razon. En este caso no tiene ya aplicacion la educacion física por haber pasado el tiempo oportuno (V. educación física). La educacion moral de los adultos debe siempre marchar en armonía con la política. Para que un pueblo comprenda y acate las leyes que le han de regir, necesario es que reciba á su debido tiempo la mejor educacion posible.

Nunca es tarde para instruirse; en todas las edades puede y debe el hombre aprender.

Si hoy se muestran los pueblos grandes y generosos en las revoluciones, es porque la educacion y las costumbres han mejorado considerablemente, aunque no tanto como es de desear.

Esta mejora moral demuestra evidentemente que la educacion de los adultos es, no solo posible, sino tan importante como la de la juventud.

Es absurdo el dicho vulgar de que el hombre hecho no debe ir á las clases. La experiencia hace conocer cada dia mas lo erronea que es semejante asercion; al contrario, todo en la vida es escuela para el pueblo, el modo de gobernarle, las leyes, las instituciones, los progresos de las ciencias, las bibliotecas, los establecimientos públicos, la libertad de imprenta y de opiniones, los movimientos políticos ó militares interiores y exteriores, los teatros y aun las vias de comunicacion; todo hace que progrese su educacion, consolidándose los conocimientos que ha adquirido.

Aun cuando los pueblos se componen de adultos, son casi siempre jóvenes, y las mas veces niños, crecidos en verdad, pero susceptibles como los mas pequeños de muchas impresiones y serios estudios.

¿Son por ventura los niños los que en nuestros dias confunden con la práctica de una religion sublime y consoladora las crueles y mezquinas inspiraciones del fanatismo y la supersticion? ¿Son solamente los niños los que creen en las apariciones, en las brujas, en los adivinos y en los sueños; los que alimentan por el exceso de su credulidad la codicia de los charlatanes y estafadores infames que infestan aun nuestras aldeas? ¿Son acaso los niños los que, ignorando los mas sencillos efectos de las causas naturales, se exponen á cada momento por esta ignorancia á los mayores peligros? ¿Los que por la costumbre de rutina no pueden marchar por la via progresiva que se abre ante ellos en agricultura, en economía doméstica y en tantas otras ciencias y artes?

La respuesta de estas preguntas es conocida de todo el mundo. No; no son los niños los que estan tan atrasados en civilizacion; son los adultos á quienes se ha permitido descansar en la estupidez sin aprender á leer ni á escribir; son hombres á quienes por deplorables motivos no se ha permitido instruirse y que, desgraciadamente, componen hoy mas de la mitad de la nacion.

Semejante estado de cosas es suficiente, sin duda, para crear la necesidad de propagar por todos los medios posibles la instruccion de los adultos; aun diremos mas, sin ella, todo lo que se hace es nada.

¿De qué sirve la educacion moral de la infancia reconmendada con tanto zelo, si en el momento en que cesa, el jóven que la ha recibido entra en un mundo que no profesa las mismas opiniones, los mismos gustos ni las mismas tendencias que se le han inspirado? ¿Qué contraste formará su cándida inocencia en medio de los vicios escandalosos del dia; su franqueza con el espíritu de astucia y engaño; su probidad y generosidad con el egoismo refinado de nuestra época?

Claramente se concibe con cuanta facilidad podria cambiarse este cuadro. Si se quiere que la educacion de la juventud sea provechosa, debe empezarse por poner la del pueblo en armonía con ella y mirar como un principio inconcuso que la educacion de la juventud recibe su espíritu, sus principios, y su utilidad de la educacion política de la nacion.

"¿Qué educacion, dice el sabio Matter, se quiere dar á infancia si se ignora aun lo que se quiere hacer de la nacion á que pertenece, y en cuyo seno debe depositar el tributo de sus luces, sus miras, sus hábitos y sus capacidades? La educacion de la juventud no puede ser mas que un negocio de instinto, hasta tanto que los principios que deben presidirla se deduzcan de los principios mas altos y generales que deben presidir la educacion social; se podrá ser mas ó menos feliz en esta peligrosa loteria, en este peligroso abandono de los futuros destinos de todo un imperio; pero lo que se encontrará instintivamente de bueno, será fruto de la casualidad y no de la razon.

"El dirigir, continúa, la educacion moral y práctica de la nacion, pertenece al Soberano, al poder, á las costumbres, á las leyes y á los intérpretes y órganos de ellas; no debe nunca ser un negocio de capricho y de instinto.

"El príncipe y el poder tienen naturalmente, por su ejemplo y el de su conducta, una grande influencia en la educacion del pueblo. En el reinado de S. Luis el pueblo fué religioso; en el de Carlos IX fué fanático y cruel como su rey, y en el de Napoleon fué guerrero y soñó conquistas.

"Es un deber sagrado para la ley y sus órganos ocuparse de ADU 21 la educacion de los adultos: por que si no es posible gobernar los pueblos sin costumbres y sin virtudes, lo es menos, si los que deben gobernar descuidan los medios de formar las costumbres y de conservar las virtudes.

"No se pretende que se violenten las costumbres, los gustos y los hábitos de los pueblos; no, lo que se quiere es que se asegure por leyes, reglamentos é instituciones, y particularmente por nobles influencias, á todos los miembros de la familia social, los medios de desarrollar sus facultades naturales. Todo el cuidado del legislador debe ser ayudar á la naturaleza, favorecer su accion, arreglar su tendencia, y poner de acuerdo el destino moral del hombre, que es imperioso, con su condicion social,, que no lo es menos.

"Ningun poder en el mundo está obligado á hacer á las naciones ricas, y sí á dirigirlas con el interés de la moral, pues que solo las costumbres pueden hacer la sociedad posible.

"Para poner en armonía la condicion social con el destino moral, es indispensable, por una parte, que todos los miembros de la gran familia encuentren con su talento y trabajo los medios de una existencia decorosa; de acuerdo con la moral, es menester, por otra parte, que la sociedad encuentre en cada uno de sus miembros el concurso de los medios y de los sacrificios que reclama el mantenimiento del pacto social.

"Para esto, como se concibe claramente, no basta solo que la ley mande, es menester que la voluntad se preste; es menester de parte del cuerpo social un movimiento uniforme y espontáneo.

"Para que todos los miembros de la sociedad encuentren trabajo y con él se procuren una justa comodidad, no es bastante que haya reglamentos para todos los ramos de la industria humana; es indispensable que el órgano de la ley, el poder, vele con una solicitud asidua por los intereses, las necesidades y los progresos de esta industria, cuidando particularmente de ponerla en íntima relacion con los destinos morales de cada individuo y los intereses sociales del estado.

"Si es cierto que no hay un código en el mundo, que sea capaz de reemplazar las costumbres de un pueblo, no lo es menos que no hay ley que pueda suplir el sentido y la accion de la magistratura suprema, de ese alto sacerdocio del trono, instituido para ayudar al pueblo á conquistar la felicidad á que aspira incesantemente. Si de acuerdo con la ley y su mente el órgano que debe ejecutarla no puede robustecerla, no sabe ampliar sus límites, no hay estado social verdadero y menos educacion social.

"Pero de acuerdo con la ley y por las inspiraciones del genio nacional ¿qué hará un magistrado supremo para educar á un pueblo?

"La sociedad que le confia sus destinos tiene necesidades físicas, intelectuales y morales; todas reclaman con igual derecho que se las satisfaga conforme al voto de la naturaleza, y á esto es á lo que se ha de atender con preferencia á todo lo demás.

"Las necesidades físicas del pueblo se satisfacen por buenas leyes de policía sanitaria y por cursos de higiene puestos al alcance de él y sin que tenga que hacer ningun gasto. (V. la palabra higiene).

"A las necesidades físicas, responden los recursos de la agricultura, la industria, el comercio y las artes; á las necesidades intelectuales y morales, las ciencias, la literatura y las bellas artes; á las necesidades morales la emocion y pensamiento continuo, toda la vida del hombre y todas sus relaciones con la sociedad, la naturaleza y su autor.

"Pero el instinto y la razon no nos conducen naturalmente á todo esto, y la ley no debe limitarse á velar sobre la libertad y seguridad que deben presidir á nuestros trabajos.

"Es menester que además de esta proteccion negativa, establezca entre todos los trabajos de la sociedad relaciones convenientes, justas proporciones, cierta balanza que sostenga el equilibrio entre los trabajadores y los adquirientes, ó para hablar en lenguaje mas claro, entre los productos y el consumo; sin esta solicitud tutelar, un pueblo, aun cuando posea todos los tesoros de la naturaleza y todas las obras maestras de lujo, está expuesto continuamente á sufrir los estragos de la miseria.

"Es de la mas alta importancia, que éntre en las miras de progreso el establecimiento de cursos elementales relativos á las ciencias que interesan mas á los trabajos del pueblo, y que se multipliquen por los cuidados del gobierno en toda la nacion, principalmente en los puntos donde la poblacion es mas numerosa; con el fin de que mayor número de ciudadanos pueda aprovechar de sus felices resultados.

"Estudiar el suelo de un imperio y sus productos, los mares y continentes que le rodean, con las ventajas que ofrecen; observar las disposiciones, el genio y las costumbres de una nacion, las costumbres y el genio de los pueblos que tiene por vecinos; calcular por su ilustracion el grado de importancia que conviene dar á cada género de cultura, á los diferentes ramos de industria, comercio y artes, y las proporciones que se deben fijar entre todos los trabajos; dirigir las facultades físicas, intelectuales y morales de los pueblos hácia estos trabajos; asegurarles los medios de que sean aptos para practicarlos por una instruccion teórica y práctica conveniente; es el primero y mas imperioso deber del poder que comprende su mision.

"Hay circunstancias en que este deber se puede llenar fácilmente, y hay otras en que no. Por ejemplo, la inteligencia de las poblaciones guiada por sus necesidades y sus intereses es suficiente, á veces, para ejecutar con buen éxito los trabajos de la agricultura, y estos trabajos se perfeccionan, la tierra se fecundiza, y sus productos se mejoran considerablemente, sin que la autoridad del estado tenga necesidad de tomar una parte muy activa en ello; pero estas felices circunstancias no se encuentran en muchas partes. La ignorancia, la pereza, las preocupaciones, la rutina y la falta absoluta de toda idea de progreso y mejora dominan la mas noble de todas las carreras, la mas útil y respetable de todas las artes, y el desgraciado cultivador no recoge por fruto de sus labores mal entendidas y del copioso sudor con que ha regado la tierra, mas que productos mezquinos que no pueden librarle de la miseria. A esto es á lo que debe atender la perspicacia del legislador. y el corazon del magistrado.

"Aunque la industria, el comercio y las artes han tomado un vuelo mas rápido y resisten con mas fuerza los ataques de la rutina y necias preocupaciones, es menester confesar, con no poca vergüenza del siglo en que nos hallamos, que estos dos vicios se oponen aun muchas veces á su extension. Se emplean medios imperfectos ó insalubres y se adoptan invenciones peligrosas y mortíferas. Si se inventa un nuevo aparato para acelerar y mejorar cualquier clase de manufactura, los objetos elaborados se estancan en las fábricas y obstruyen los talleres. Nada da mas vida á las maravillas de la fabricacion que las vias fáciles de comunicacion por mar y tierra; asi como nada entorpece los prodigios de la industria como una guerra que, embargando para el manejo de las armas los brazos de los ciudadanos, paraliza la circulacion de los productos.

"La ley y el poder no pueden, sin merecer el dictado de inmorales, mirar con indiferencia las preocupaciones, la inercia, y la holgazaneria con su séquito de vicios horrorosos á que se entrega el pueblo con tanta facilidad, pues que estos vicios son los que le arrastran con una fuerza de atraccion irresistible hasta el fondo del abismo vergonzoso de la miseria y el desorden.

"Los pueblos tienen derechos que tratan de conservar, pero no tienen bastante con esto; es menester que se les dé una educacion que les enseñe á usar de esos mismos derechos. La instruccion elemental parece que empieza á comprenderse, pero la educacion del pueblo ó de los adultos no. Es absolutamente necesario salir de este sinuoso sendero, generalizar y hacer especial la instruccion del pueblo; se deben poner á su alcance todos los conocimientos científicos y tecnológicos; hacer que la literatura suavice su aspereza social.

"Las ciencias, las letras y artes constituyen el estado de civilizacion y de moralidad de que el pueblo no puede ya carecer; al poder pertenece velar sobre estos medios de educacion que forman lo que podria llamarse un verdadero instituto social. La literatura ocupa incensantemente la razon, la imaginacion y el corazon; no tenemos un pensamiento, sentimiento ú opinion que ella no combata, fortifique, ilustre, pervierta ó ennoblezca. Entre los artesanos cuales son generalmente los mas civilizados é instruidos? Los impresores, por las ocasiones que tienen de rozar con personas instruidas y manejar libros."

No es posible hacer feliz al pueblo en tanto que el poder no se ocupe en poner bibliotecas á su disposicion, á fin de que pueda pasar en ellas los dias y horas de descanso; las obras que deben formarlas, no basta solo que sean morales, no, es necesario que estén al alcance de todas las inteligencias y que establezcan una justa proporcion entre los trabajos mentales y el estado político y moral de la nacion.

¿Cuántos establecimientos de esta clase hay en España? ¿Qué clase de obras contienen? ¿Qué escuelas gratuitas hay abiertas para que los adultos se dediquen al estudio despues de las horas que, derramando copioso sudor, emplean en proporcionarse la subsistencia? A todas estas preguntas es menester responder que estamos muy atrasados en estos puntos; y no se diga que es porque se carece de elementos, no, todo lo contrario. El pueblo quiere ilustrarse y si no se le facilitan los medios, permanece en una estupidez lastimosa, hasta que paulatinamente va abriendo los ojos.

Las representaciones teatrales siendo, como deben de ser, morales é instructivas, son un medio tan poderoso como la prensa para ilustrar y civilizar á los pueblos.

Esperamos que el gobierno, conociendo estas verdades, se apresurará á poner remedio á los males que su apatía puede ocasionar, y terminamos este artículo remitiendo á nuestros lectores al de Escuelas, para darles una idea exacta de las clases que hay abiertas para la educacion de los adultos.