Acto de amor compuesto por una monja
Crucificado Amor, en quien mi amor descansa, cuando de amar las penas me tienen más penada. Crucificado Dueño de aquesta vil esclava, que a honor de fiel esposa... tu inmenso amor exalta. Mansísimo Cordero, que cuando más te ultrajan, sufriendo con silencio, más tu inocencia clama. Jesús, amado mío, vida y bien de mi alma, a quien mi amor redujo a ser blanco de infamias. Cuando en la cruz te miro entre mortales ansias, de tres clavos pendiente, vertiendo sangre tanta. La que ofreces amante en cinco fuentes claras, para regar la tierra estéril de mi alma. Cuando miro tu frente, de espinas taladrada, y que tus ojos ciega la sangre que los baña. Cuando miro tus labios, en quien la esposa santa quiso imprimir los suyos, a fuer de enamorada. Cárdenos, desunidos, la sed que te aquejaba de padecer, explican. ¡Oh, Piedad Soberana! Cuando así te contemplo, lleno de angustias tantas, y tu sagrado cuerpo hecho todo una llaga. Si heridas te penetran tus piadosas entrañas, a mí herida me dejan el corazón y el alma. Herida de tu amor, herida y traspasada de un ardiente deseo de estar crucificada. En la cruz con mi Cristo, mi bien y mi esperanza, mi amor, mi rey y esposo y centro de mis ansias. ¡Oh, mi Jesús benigno! ¡Quién se viese engolfada en ese mar amargo y dulce a quien te ama!