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Escena XVI

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DON CENÓN, ALMAZÁN, DON CARLOS y el MARQUÉS.


D. CENÓN CARCOMA. -Vengan ustedes, vengan ustedes. ¡Castigo del cielo! Uno del pueblo ha venido a avisarme que mis fugitivos están detenidos cerca de aquí por un accidente que nos dará tiempo para pillarlos. Vamos, vamos a llamar...

DON CARLOS. -¿Pero cómo ha sido?...

D. CENÓN CARCOMA. -¿No le dije a V. S., señor marqués, que la silla de posta no llevaba más que un caballo? Pues bien, el caballo, reventado de tanto correr, se ha tumbado a un cuarto de legua de aquí, y no pueden continuar..., conque ya ven ustedes. Vamos, vamos corriendo...

D. VENTURA ALMAZÁN. -A ver, aguarde un poco. ¿Qué es lo que ha dicho don Cenón? ¿Una silla de posta con un caballo? ¿Una silla verde?

D. CENÓN CARCOMA. -¡Verde, verde, amigo Almazán!

D. VENTURA ALMAZÁN. -¿Y un caballo tordo?

D. CENÓN CARCOMA. -¡Tordo, tordo, amigo Almazán!

D. VENTURA ALMAZÁN. -¡Burro de mí! (Dando un grito, y corriendo por la sala.)

D. CENÓN CARCOMA. -¿Qué es eso?

D. VENTURA ALMAZÁN. -¡Yo mismo! ¡Yo mismo!...

DON CARLOS. -¿Qué dice este hombre?

D. VENTURA ALMAZÁN. -Corran, sí, corran... ¡Ya puede que estén en Ocaña!

D. CENÓN CARCOMA. -Pero explíquese usted.

D. VENTURA ALMAZÁN. -¡Qué tiene que explicar! Oigan, y pásmense de mi estrella. Tomo en Ocaña dos caballos y un guía, y a cosa de un cuarto de legua de este pueblo me encuentro una silla de posta con el caballo por tierra. Allí había un oficial esperando dos mozos que había enviado al pueblo para que le trajeran otro caballo: dentro de la silla había una señora muy tapada llorando amargamente. Yo, como me vi cerca, determiné andarme el cuarto de legua a pie por hacer un favor a aquellas gentes, y..., ¡borrico de mí!, les doy mis caballos y el guía y los ayudo yo mismo a enganchar.

D. CENÓN CARCOMA. -¡Hombre asesino! ¿Y después?

D. VENTURA ALMAZÁN. -Después el oficial me dio las gracias, me abrazó, y subió en la silla gritando: «postillón, a escape», y a escape van.

D. CENÓN CARCOMA. -¡Maldita sea su estampa de usted!

D. VENTURA ALMAZÁN. -Y aquella señora de la silla verde era...

D. CENÓN CARCOMA. -Su novia de usted: hombre atroz...

D. VENTURA ALMAZÁN. -¡Ah, cocodrilo! (Desesperado, y gritando.)

DON CARLOS. -¡La aventura es graciosa!, ah, ah. (Riendo.)

MARQUÉS DEL ROBLE. -Carlos, no te rías. (Conteniendo la risa.)

DON CARLOS. -Pues usted también se ríe, papá.