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Escena VI editar

DON CARLOS, y luego ZAMORA.


DON CARLOS. -¡Maldito testarudo! ¡Si los pillará! ¡Este Zamora es tan pesado! ¡Ah! Aquí viene. ¿Los has visto?, responde.

ZAMORA. -Lo encontré en el patio de la posada, y apenas le dije que don Cenón estaba en la quinta, sin aguardar a más hizo enganchar un caballo a una silla de posta verde que tenía allí: hizo llamar a su..., su mujer, como usted me ha dicho; suben en la silla, y echan a correr.

DON CARLOS. -Perfectamente.

ZAMORA. -Pero luego se pararon.

DON CARLOS. -¡Cómo!

ZAMORA. -El posadero salió gritando: «Señor oficial, señor oficial», y con una maleta en la mano, que sin duda se dejaban olvidada. Paró la silla: el posadero apretó el paso; pero su amigo de usted se bajó impaciente, y corrió a su encuentro.

DON CARLOS. -Por qué no te esperaste a saber... ¿Has encontrado a don Cenón?

ZAMORA. -No señor.

DON CARLOS. -Está bien. (Vase ZAMORA.)