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Escena XI

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DOÑA VENTURA y REBENQUE. (Los viajeros van saliendo poco a poco, y entrándose por el portón.)


D.ª VENTURA BAZÁN. -A no ser que se olvidase de entregárselo al conductor..., pero no es posible.

TÍO REBENQUE. -Vamos, señorita, el dinero, si usted gusta.

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Pero señor posadero, si no tengo!

TÍO REBENQUE. -¡Cómo!, ¡no tiene usted!, ¿y se ha puesto usted en camino sin dinero?

D.ª VENTURA BAZÁN. -No señor; tuve la desgracia de perder el bolsillo esta mañana, al subir, y... En fin, señor posadero, no tengo ni un ochavo.

TÍO REBENQUE. -No haber comido.

D.ª VENTURA BAZÁN. -No le he dicho a usted, que el...

TÍO REBENQUE. -Cuando no se tiene dinero se ayuna, señorita; usted debía saber esto.

D.ª VENTURA BAZÁN. -Sí lo sé; pero yo estaba segura de que el conductor...

TÍO REBENQUE. -¡Dale con el conductor! Es preciso que alguien me pague, y yo no la dejo a usted seguir su camino hasta haber cobrado.

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Qué oigo, Dios mío! ¿Y qué, será usted tan bárbaro?...

TÍO REBENQUE. -Yo no soy bárbaro, señorita, soy posadero. Y en mi posada así como no se paga hasta salir, tampoco se sale hasta pagar. Téngalo usted entendido.

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Dios mío, Dios mío, qué será de mí!

TÍO REBENQUE. -No hay más; ¡vaya! Sobre qué carga de agua he de perder yo... (¡El marqués! Si habrá oído...)