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Escena VIII
editarEl MARQUÉS, ZAMORA, y luego DOÑA VENTURA.
MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Eres diligente, Zamora! Si yo te hubiera esperado...
ZAMORA. -Señor, es que...
MARQUÉS DEL ROBLE. -No importa: he comido..., y bien. ¿Cómo sigue mi mujer?
ZAMORA. -Hoy ha amanecido algo mejor, continúa...
MARQUÉS DEL ROBLE. -Bien. ¿Ha llegado mi hijo?
ZAMORA. -Hace más de dos horas, señor.
MARQUÉS DEL ROBLE. -Pues echemos a andar. Voy a despedirme de esa hermosa muchacha. Aquí viene. Señorita, iba a despedirme de usted.
D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Cuánto siento que nos separemos!
MARQUÉS DEL ROBLE. -Si alguna vez puedo ser útil..., ¡cuidado que yo no digo las cosas por cumplimiento! Ea, adiós, hija mía: sea usted feliz.
D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Feliz! (Suspirando.)
MARQUÉS DEL ROBLE. -¿Y por qué no? Usted lo merece, conque lo dicho. ¡Ay!, ahora me acuerdo que tengo que ver al escribano para que extienda..., voy volando: está a dos pasos. Zamora, ve a cuidar del coche, vuelvo al momento. ¡Adiós, mi querida amiga! (Aparte al irse.) Me ha interesado esta muchacha. (ZAMORA se va por el portón. Los viajeros van saliendo y dispersándose por diversos lados.)