Abrojo LVI (Rubén Darío)
Tengo de criar un perro ya que en este mundo estoy. No me importa lo que sea, alano, galgo ó bull-dog; lo quiero para tener un tierno y fiel queredor que sonría con el rabo cuando le acaricie yo; para que me ofrezca todo su perruno corazón, y gruña á quien me amenace y se alegre con mi voz, y para, si me da el cólera, y huyen de mi alrededor juntos parientes y amigos, que nos quedemos los dos, yo, cadáver, como huella de una vida que pasó; él lanzando tristemente sus aullidos de dolor.