Escena XIII editar

Los dichos, menos ABEN JUHAR.


ABEN HUMEYA.- ¡Está echado el resto; acabáis de oírlo de la misma boca de nuestros contrarios; ni paz ni tregua cabe ya entre nosotros; no nos dejan más alternativa que el triunfo o el cadalso!


MUCHOS MORISCOS.- ¡Con gusto la aceptamos!


ABEN HUMEYA.- ¡Cuán satisfecho estoy, en este instante, al verme rey de tal nación!


PARTAL.- Antes pereceremos que volver al antiguo yugo.


ABEN HUMEYA.- Quien no teme la muerte, está cierto de la victoria. ¡Seguidme, amigos, seguidme; demos nosotros mismos la señal de pelea; y no repita el eco de estos montes sino acentos de guerra!


TODOS.- ¡Viva Aben Humeya!


(Óyese el eco de las aclamaciones y de los instrumentos militares. El incendio de la iglesia va en aumento; empiezan a caer puertas y ventanas, y dejan ver el interior del templo ardiendo, al mismo tiempo que está nevando a copos.)


FIN DEL ACTO SEGUNDO