A unos pies
Me parecen tus pies, cuando diviso que la falda traspasan y bordean, dos niños que traviesos juguetean en el mismo dintel del Paraíso. Quiso el amor, y mi fortuna quiso, que ellos el fiel de mi esperanza sean: de pronto, cuando salen, me recrean; cuando se van, me afligen de improviso. ¡Oh pies idolatrados! ¡Yo os imploro! y pues sabéis mover todo el palacio por quien el alma enamorada gime, traed a mi regazo mi tesoro, y yo os aliviaré por largo espacio del riquísimo peso que os oprime.