A una estancia donde esperaba a su amada
¡Venturosa prisión, cárcel suave,
no por amor, no por venganza fiera,
me tiene la más linda carcelera
a quien es bien que agradecido alabe!
Otros cautivos, al sonar la llave,
temen llegada su hora postrimera;
mas yo me alegro, que el placer me espera,
no juez severo, ni sentencia grave.
Me aguarda el más cortés recibimiento,
libre plática exenta de embarazos,
dulces halagos y caricias siento:
de cadenas en vez, floridos lazos,
y besos sabrosísimos sin cuento,
y largos, estrechísimos abrazos.