A un sueño
Varia imaginación que, en mil intentos, a pesar gastas de tu triste amor la dulce munición del blando sueño, alimentando vanos pensamientos, pues traes los espíritus despiertos sólo a representarme el grave ceño del rostro dulcemente zahareño (gloriosa suspensión de mis tormentos), el sueño (autor de representaciones), en su teatro, sobre el viento armado, sombras suele vestir de bulto hermoso. Síguelo; mostraráte el rostro amado, y engañarán un rato tus pasiones dos bienes, que serán dormir y cuello.