A un ruiseñor (Espronceda)
Canta en la noche, canta en la mañana, ruiseñor, en el bosque tus amores; canta, que llorará cuando tú llores el alba perlas en la flor temprana. Teñido el cielo de amaranto y grana, la brisa de la tarde entre las flores suspirará también a los rigores de tu amor triste y tu esperanza vana. Y en la noche serena, al puro rayo de la callada luna, tus cantares los ecos sonarán del bosque umbrío; y vertiendo dulcísimo desmayo cual bálsamo suave en mis pesares, endulzará tu acento el llanto mío.
Publicado en la revista El Pensamiento
el 30 de junio de 1841.