A un recuerdo
¿Por qué do quiera sin cesar me veo
de ti, triste recuerdo, perseguido,
en vano renovándome el deseo
de volver a gozar el bien perdido?
¡Quién las aguas me diera del Leteo
donde la paz se bebe del olvido!
¿De qué horrendo delito me hice reo
para dolor tan largo y desmedido?
Dulce felicidad desvanecida,
de mi memoria perenal castigo,
pues me diste tu eterna despedida,
y lejana esperanza ya no abrigo
de que te goce aún mi triste vida,
tu recuerdo perder debí contigo.
(1859)
Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)