A un favor otro igual

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A un favor otro igrual.

El famoso inglés Clarke vivió muchos años en la mayor pobreza, con una pasión exajerada por los libros, pero sin dinero para comprarlos, y sin amigos que se los prestasen.

Esto es tan exacto, que cierto dia, habiendo enviado á pedir uno que necesitaba, su amigo le contestó:

— El libro que me pedís no sale de mi casa jamás; pero si en él queréis leer, podéis venir seguro de que seréis bien recibido.

Poco tiempo después, estando los dos amigos en el campo, envió el del libro á decir á Clarke que le prestase por favor los fuelles de su cocina, porque se hablan estraviado los suyos y no podia encender la chimenea.

Clarke contestó:

— Los fuelles que me pedís no salen de mi casa jamás; pero podréis estar soplando en ella, si queréis venir, todo el dia, seguro de que seréis bien recibido.